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☆Todos los créditos de la imagen para el artista.

—¿Ya está listo todo? — preguntó Erwin terminando de vestirse.

—Ajá. Hanji nos espera, ya no te queda tiempo para depilar tus cejas. — alcanzó a decir Levi antes de salir rápidamente de la habitación. Erwin sólo optó por soltar una sarcástica risa.

          Al salir Erwin de la habitación, se apresuraron a entrar a la carroza que los esperaba y ordenaron al conductor llevarlos hacia su destino: el Muro Sina. Ahí estaba la recluta Annie Leonhardt esperando la llegada de ambos.

             El tiempo parecía pasar lento para Levi, quien, al cabo de unos minutos, comenzó a desesperarse. Apuró de manera grosera al conductor, que sólo atinó a golpear a los caballos para que se apuraran.

***

—Ese condenado viaje pareció eterno, jamás volveré a viajar con esta persona. —comentó Levi con cierto tono de rabia, Erwin sólo suspiró y agradeció al conductor.

             En la entrada estaba Annie, apoyada en el marco de la gran puerta esperando a que sus superiores llegaran. Al ellos asomarse, se enderezó e hizo el característico saludo militar.

—Bienvenidos al Muro Sina, caballeros. —saludó cordialmente la muchacha.

—Muchas gracias, señorita. Ahora, por favor, comencemos con la búsqueda antes de que Levi me arranque las cejas. —fue todo lo que mencionó Erwin con una gran sonrisa, ganándose una mirada asesina por parte de su compañero.

—Está bien, por aquí. —concluyó la conversación la rubia, comenzando a caminar hacia el vehículo que los transportaría a través del Muro.

           Levi esbozó una mueca al ver a dónde se dirigían. ¿En serio debía soportar a un montón de conductores lentos e inútiles? Y la verdad es que si quería salvar a su amada, iba a soportar todo lo que se le interpusiera en el camino.

              Para la sorpresa de los dos hombres, el vehículo se transportaba con rapidez por el Muro y se detenían en determinados y sospechosos lugares. Uno en particular fue el que más llamó su atención, por lo que los tres soldados bajaron del auto y se dirigieron hacia la puerta. La chica, con seguridad, tocó fuertemente la portezuela con su arma en la mano. Un hombre joven con una perturbadora sonrisa abrió la puerta, luego ésta borrandose al ver a tres soldados y uno de ellos armado.

—¿Qué se le ofrece? —preguntó con aspereza a la rubia. Ella acomodó el arma y lo apuntó. —¿Esto le enseñan a los soldados? Que raro que no me sorprenda.

—Con permiso. —pidió Annie antes de ingresar a la vivienda. Inspeccionó el hogar con atención, encontrando pequeños residuos de sangre en el suelo. Volvió a caminar hacia el hombre y, con brutalidad, lo golpeó en el brazo y se lo llevó al vehículo. Ahí lo obligó a entrar sin consentimiento alguno, luego volviendo a dirigirse a los boquiabiertos soldados. —Inspeccionen hasta el último rincón. Nos vemos.

            La cara de asombro que tenían Erwin y Levi no se quitaban, aún así, obedecieron a las órdenes de la pequeña chica e ingresaron luego de que el automóvil desapareciera junto a su anfitriona. El lugar parecía ser macabro por dentro, pues hasta las decoraciones causaban escalofríos. Había una puerta que tenía escrito algo con una especie de pintura roja (o eso querían pensar) que decía "entras y mueres" en destacadas mayúsculas. Hicieron caso omiso a la advertencia y, al abrir, se encontraron con una extensa escalera.

—Ojalá Hanji esté aquí. —suplicó en voz baja Erwin, caminando detrás de Levi.

—Sólo cállate y bajemos o te arrancaré las cejas de un tirón. —amenazó el azabache con cierta brusquedad, cosa que sólo hizo reír a Erwin.

—Tienes un serio problema con mis cejas, negro envidioso. —soltó el rubio y se apresuró a bajar las escaleras para no ser golpeado por éste. Debía admitirlo, su broma había causado gracia por lo menos en él.

          Llegaron al final de las escaleras y se encontraron con una pequeña puerta de la que del otro lado se escuchaba un sollozo. Un leve brillo apareció en los ojos del ya desesperado pelinegro, quien se apresuró a abrir encontrando a su pobre mujer sangrando con las manos y pies atados a un palo.

—¡Hanji! —gritó con desesperación Levi, corriendo a salvar a su preciosa amada. Ella alzó la vista y, al igual que en él, sus ojos se iluminaron.

—Me alegro tanto que estés viva, querida pendeja. —expresó Erwin, acercándose a la conmocionada pareja. —Fue poco tiempo, pero nos hiciste mucha falta.

          Quitaron las cuerdas que sujetaban la tortura de la castaña y, con un gran abrazo, fue recibida por sus dos queridos compañeros.

—Gracias, gracias, gracias, esto no sé cómo se los pagaré... —logró pronunciar Hanji antes de entrar nuevamente en llanto.

—Sólo salgamos de este asqueroso lugar. —articuló Levi antes de cargar a su futura esposa y sacarla de esa horrible habitación.

          Erwin, por su parte, se encargó de abrir y cerrar las puertas del escalofriante lugar. Minutos después apareció un nuevo transporte en el que Hitch se encontraba. Bajó de él y ayudó a meter a Hanji en el asiento trasero. Su condición era pésima, tenía sangre por todo el cuerpo y lo único que la cubría era una manchada sábana que había pasado de ser blanca a roja. Sus muñecas y tobillos estaban marcados por una apretada soga, mientras que el color de su cuerpo había pasado de ser normal a uno extremadamente pálido. Esta mujer había sido definitivamente golpeada y torturada hasta el cansancio.

—¿La llevamos por atención médica o ya se quieren marchar al Muro Rose? —preguntó Hitch, tomando nota de la horrible condición de la pobre mujer. Ambos hombres pensaron un poco, decidiendo por llevarla a Rose y que allá la curasen. —Está bien, nos iremos ahora.

          Se trasladaron directamente al Muro Rose y, estando ya en él, se dirigieron a su querido hogar. Hanji se había dormido del puro cansancio, por lo que Levi tuvo que volver a cargarla y llevarla adentro. Ahí estaban todos los reclutas, incluyendo así a Moblit quien miraba horrorizado el lamentable estado de su jefa. Acompañó a Erwin y a Levi hasta dejar a Hanji al cuidado de un doctor. Él sólo examinó el cuerpo entero de la mujer y ayudó a curar las heridas más profundas. Cuando su trabajo finalizó, dejó unas indicaciones y se marchó.

          La noche ya se había presentado ante los ojos de sus espectadores, recibiendo por fin alegres suspiros. Levi se había quedado junto a Hanji el día completo, ya sea mientras acariciada su rostro, ya sea por mirarla. Prometió no moverse de su lado un buen tiempo y, por esto mismo, decidió dormir con ella. Solamente se recostó suavemente a su lado y acarició por unos minutos su cabello, sonriendo levemente; no se imaginaba el estado en que estaría si no hubieran llegado ese día.

          El celular de Hanji de repente vibró y, confundido, lo revisó.

Desconocido.

¿En serio piensas que me quedaré con los brazos cruzados?
23:58.
La muchacha ésta es muy fuerte, la verdad, pero está muy cansada como para cuidar de su prisionero:).
23:59.
Sólo espera a que tu novio vuelva a descuidarte♡.
00:00.
✔✔.

Oi, Responde. [LeviHan/SNK/AOT].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora