2.Capitulo

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Despierto de un salto, tal vez alguna pesadilla recorrió mi mente. La luz cegadora del sol me impide apenas ponerme de pie. Comienzo a vestirme y a coger mis armas. Hoy era el día de salir de la isla de una vez, hoy comenzaría a vivir. Me dispuse a salir fuera del Saloon cuando un idiota borracho me impidió el paso y me puso una mano encima. Uh! grandísimo error. Le pego tal puñetazo que cae al suelo quedándose completamente inconsciente, me felicito a mi misma y me voy. Desde lo lejos veo a unos cuantos hombres en fila, tripulación nueva. Perfecto hay iría yo, el gran problema de esta situación es que una mujer no va a ser aceptada en la tripulación, así que me disfrazo. Sin que se dé cuenta nadie cojo una ropa de hombre que se encontraba colgada en una ventana y me la coloco encima de la mía. Me recojo el pelo me pongo en un pequeño sombrero que sirve para taparme parte de la cara y finalmente corto con mi navaja un cacho de mechón de pelo colocándomelo como puedo de bigote debajo de mi pecosa nariz.

Colocada en la fila como los demás presentes, observo a un hombre; que supongo que es el capitán. Es alto, con una espalda bien marcada, tiene una corta melena color avellana y unos ojos ni grandes ni pequeños de un color verde similar: verde claro con la línea circular del ojo en tono verde también pero oscuro con chispas de color azul casi invisible. Vi que se dirigía hacia mí y aparte la mirada hacia el suelo.

-Tu chico, cuántos años tienes?.-

-Tengo 22 años, señor.- conteste intentando sonar con voz grave.

- No eres demasiado joven para estar aquí?.-

-Y usted?.- pregunte sin pensar.

-Muy bien chico como tu elijas, de todos modos necesitamos a alguien en la cocina, dime tu nombre?.- Le dije mi nombre y lo mando apuntar en un papel.

Será hijo de mala madre!. Genial, viajar en un barco con piratas para ser su cocinero. Tampoco me puedo quejar, al menos he conseguido entrar en la tripulación.

Nada más subir a bordo uno de lo hombres que ya tripulaba de antes en este navío por lo que veía; me enseño mi lugar de trabajo y donde estaba situada la comida. Sentí el barco moverse y respire hondo ese olor a mar que siempre quise respirar en libertad, me quite mi bigote falso por un tiempo porque allí nadie me podía ver, todos estaban arriba mientras que yo cocinaba su comida. Asomada a una ventana redonda y de tamaño normal de la cocina, contemple el mar azul con espuma blanca que generaba al chocar con el barco el agua.

-Morgan- Llamo alguien, ese será mi nuevo nombre de momento: así es como le dije al capitán para no ser descubierta. Y hablando del capitán era el quien me llamo sin pensarlo cogí una sartén cercana a mí y me la puse enfrente de la cara. No tenía el bigote así que corría peligro.

-Si capitán- dije en tono alto y varonil.

-¿Qué tal te va eso muchacho? Los hombres tienen hambre y ya sabes que como se enfaden no olvides que son piratas, me imagino que será la primera vez que entras en un barco con piratas.-

-Si capitán, pero se cuidarme solo, no le quepa duda.- mentí, ya había tratado con piratas en un barco.

-Me alegra oír eso.- Siento que se acerca más a mi aunque no le pueda ver por la sartén que tengo frente mi cara.

-Eres algo extraño.- Y con eso se fue, me imagino que eso lo habrá dicho por la sartén.

PIRATASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora