3.Capitulo

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La comida esta lista y la tripulación comienza a bajar a la cocina para comer. Yo como en la cocina mientras ellos se sienta en unas pocas mesas y conversan cosas de hombres. Uno de ellos me llama y me ofrece ir con ellos, y como no, me dirijo hacia ellos. Silver es su nombre, mientras que me va presentando a los presentes en esa mesa fácilmente me hago amiga de ellos. Aun siendo piratas son hombres bastante agradables. Silver estuvo contándonos historias que había vivido y de cómo perdió dos dedos de la mano. Bebimos ron y reímos hasta volver a sus puestos. Como cocinero recojo todas los restos de comida y jarras de ron a medio beber, que con gusto las termino yo. En la noche cuando todos están dormidos en los camarotes, subo a la cubierta y me quedo un rato allí viendo el paisaje y sintiendo el aire fresco en el rostro.

Vuelvo con paso lento a los camarotes, con mi buen oído capto movimiento detrás de mí, me giro rapidez dispuesta dar una paliza a la sombra misteriosa de detrás y antes de golpear a nadie descubro que es el capitán; entonces bajo la guardia y sigo mi camino.

La mañana siguiente intento sacarle información a Silver de a dónde nos dirigimos o como diantres se llama el misterioso capitán. Solo conseguí el nombre del capitán: John y que nos dirigíamos a tierras lejanas que escondían grandes secretos. Continúe con mi respectivas tareas, hacer la comida, servirla y limpiar. Todo muy digno de piratas, sí señor. Cojo la botella de ron y empiezo a echar unos tragos, siento como la bebida hace arder mi garganta mientas baja por ella. En nada de tiempo estoy borracha como una cuba y felizmente cantando: "la vida pirata la vida mejor ... con la botella de ron"... Entre risas sigo con mi magnifica canción, hasta que dejo salir un ruido de hipo y caigo redonda al suelo.

Despierto con dolor de cabeza y con un aliento espantoso pero eso es lo que pasa cuando se bebe demasiado y gracias a los dioses que no he sido descubierta. Sigo en el mismo sitio que desde que me desplome, mejor; así no me tengo que mover hasta aquí. De todos modos me coloco bien la ropa y subo a la cubierta donde creo haber oído gritos de guerra y el chirriar de las espadas. Efectivamente. Otros piratas han invadido nuestro barco y nos están atacando mientras que su barco esta algo lejano del nuestro, supongo que será para no tomar nosotros el suyo. Cojo mi espada de debajo de la cocina y me meto en la pelea. Esto es magnífico, esto sí es de piratas.

Derroto a cuatro hombres yo sola, los años de entrenamiento están dando sus frutos; cada vez que dejamos en el suelo del barco a tres piratas enemigos entran otros cinco más. Así que empiezo a subir por el mástil y con una cuerda, no muy segura del la locura que hare en estos instantes; cojo impulso y me meto en el navío enemigo.

Clavo mi espada a decenas de adversarios que se enfrentan a mí y entonces los enemigos viendo nuestra victoria deciden retirarse. Salto con todas mis fuerzas a mi respetivo barco con algún que otro rasguño. Siento la adrenalina correr por mis venas.

Mis compañeros y yo gritamos celebrando nuestra primera victoria. Y cada uno dirigiéndose a sus puesto hasta que a mí algo me frena el paso hacia la cocina de nuevo.

-Vaya chaval, tienes una sorprende habilidad con la espada.-

-Años de práctica.- respondo firme.

-De ahora en adelante no seguirás en la cocina, subirás a la cubierta junto con los demás; te sustituiré por otro de mis hombres.-

Grite de alegría para mis adentros y afirme. Mientras que el, John; sube por las escaleras que dan a la gran cubierta, yo mientras cojo mis armas que están guardadas detrás de uno de los armarios de la cocina.

Veo a todos siguiendo órdenes y subirse a lo alto para colocar las velas según les mandan. Me dispongo a vigilar en lo alto del mástil, veo una isla no muy lejana a nuestra posición y grito con todas mis fuerzas para avisar de lo que divise con mis grandes ojos ansiosos de explorar territorios inimaginables. Siento como el barco se mueve hacia la dirección donde está la isla, fondeamos y embarcamos. Piso la arena con suavidad como si se tratase de algo frágil. Nos adentramos en la jungla y caminamos sin parar rastreando cada milímetro de isla.

Paramos al lado de un lago con cascadas que solo en tus mejores sueños lo podrías imaginar. Me huelo la camisa que llevo encima, gracias al olor casi me desmayo sin haber bebido ron. Aprovecho a la noche para encaminarme al lago y darme un merecido remojo. Me desnudo completamente para evitar mojar mi atuendo aunque luego tal vez lo tenga que pasar por agua.

Nado a lo largo del lago disfrutando el frescor del agua. Cruzo por la cascada, siento el agua caer delicadamente por mi cabeza.

Finalmente salgo vistiéndome con rapidez; me pongo por encima mi verdadera ropa, el disfraz e intento pegar mi falso bigote pero no lo logro. Así que lo guardo en un mini bolsillo del pantalón y decido echarme a dormir.

PIRATASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora