4.Capitulo

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Entramos en una cueva escalofriante y oscura.

Seguimos recto nuestro camino por aquel túnel hasta llegar a una especie de sala con un cofre enorme en mitad de ella y mas tesoros a su alrededor, empecemos a coger joyas, monedas de oro... Nos haríamos ricos si seguíamos así. Cojo monedas hasta que mis bolsillos pretenden explotar todo su contenido.

Salimos de allí todo orgullosos de nuestro hallazgo hacia el navío.

Situados ya en la orilla de la playa para montar en los botes que nos llevarían al barco, torpemente caigo por la culpa de una estúpida y gigantesca roca; cayéndoseme el sombrero que ocultaba mi melena y claro como no tenía el bigote todos se quedaron sorprendidos al descubrir mi verdadera identidad. Sin dudar me adentre en el mar nadando velozmente hasta llegar al barco antes que ellos y hacerme con él.

Entro dentro y Silver, el vigilaba el barco; se quedo estupefacto.

-Morgan?.-

-Prefiero que me llamen Ann.- digo con toda naturalidad.

De repente unos hombres se abalanzan sobre mí para detenerme y comienzo la pelea. Tres hombres me agarraban de los brazos pero conseguí pegarles a cada uno una patada y saltar haciendo una voltereta cogiendo con facilidad una espada para defenderme. No mate a ninguno solos les deje heridos, hasta que una voz dijo:

-Alto!, qué diantres ocurre aquí?.-comento algo enfadado el capitán John.

-Es un impostor!.-

-Morgan, es una mujer, capitán!.- se anima a gritar otro.

Se acerca a mí y me mira durante unos instante. Yo le respondo con una mirada seria. Al fin dice:

-Lleváosla a los calabozos.- me agarran para llevarme al lugar ordenado, intentó zafarme del agarre pero me rindo.

De nuevo aquí en los conocidos calabozos. Sentada en una esquina del calabozo mirando al techo pensando en alguna estrategia para salir de este lugar, se oyen pasos dirigidos a mi calabazo, cada vez más cerca. Miro hacia donde se vislumbra una sombra y digo:

-¿Qué haces aquí amigo?.-

-Nunca hubiéramos descubierto que eras una mujer de no ser por tu torpeza, peleas bien y nunca he visto a una mujer luchar como uno.- contesta Silver.

-Em, gracias, supongo, pero esa no es mi pregunta.-

Suspira.

-He venido a sacarte de aquí, a mí y mis chicos nos caes bien amiga, pero es mejor que te largues de aquí.-

-No me iré, he venido aquí para ser una verdadera pirata.-

-Por lo menos de momento vas bien encamina ya estás en un calabozo.- se va en dirección a la escaleras ruidosas de madera pasa subir arriba.

-No es la primera vez.- digo tranquila y riéndome, mientras que el se para unos instantes y sigue su camino.

Más tarde, un fuerte y ruidoso golpe me despierta de mi siesta. Huelo pólvora y oigo cañones disparar. Miro a través de un agujero en la madera y un cañón apunta a mi dirección. A gran velocidad viene el proyectil y me tiro al lado cortaría de la celda para sentir como la otra parte de la celda queda completamente destrozada liberándome de mi asilo.

Salgo a la superficie y veo decenas de hombres con sangre en sus cuerpos tirados en el suelo de la cubierta.

Cojo la escapada a un hombre que no la va a necesitar más y le penetro a otros con ella. John esta sin espada y le llamo pasándole una espada al aire. El responde con ella en la mano. Hago la misma locura anterior saltando al otro barco y en el reconozco una cara que me deja confusa. El asesino de mi padre, de mi pueblo, el conocido "Capitán Flynn". Era algo imposible, los volé a todos por los aires. En su rostro aparecieron marcas de quemaduras que confirmaron que el sobrevivió a mi gran explosión. Con furia e ira mato a todos lo que se ponen en mi camino, consigo llevar hasta el, cuando algo me agarra me aleja de allí: Silver, que pretende dar por terminada la batalla. Yo intento volver a donde estaba. Pero solo oigo la risa de Flynn y un grito proveniente de él:

-Nos volveremos a ver niña huérfana, pronto jajaja!.- me pongo roja de furia y le grito palabras vulgares.

Ya en mi barco me intento relajar. No lo consigo e intento saltar otra vez pero Silver me agarra:

-Suéltame! Ese perro pagara, le matare.- exijo.

-Basta ya!.- oigo a John.

-Tenemos que luchar, cobardes!.-

-No somos cobardes! Somos pocos hombres, han matado a la mitad de la tripulación, niñata!.- dice alzando el grito al igual que yo, remarcando ni-ña-ta.

-Arg!.-

-Este no es lugar para una mujer!.- aquella frase me puso rojo todo el cuerpo al instante.

-Eso ya lo veremos. Recuerda que gracias a mi sigues vivo, imbécil. ¡Y no soy una niñata! Mi nombre es Ann!-

Se acabaron los gritos. Entro enfadada al camarote de la cocina y empiezo a lanzar los cuchillos contra la pared como si estuviera tirándole a una diana.


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