Escape

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A la mañana siguiente, cuando ya había pasado el tiempo suficiente para que todo estuviera normal de nuevo, Clarke tiró de la palanca y la puerta de la nave se abrió ante nosotras. Movimos la cortina y salimos fuera, con la esperanza de encontrar a alguien vivo, pero en seguida la perdimos cuando vimos la ruina que quedó de lo que antes era nuestro campamento.

Las cenizas inundaban el lugar y, aunque el humo parecía haberse esfumado, todavía olía a fuego y combustible. Todo el suelo estaba cubierto de esqueletos, que podían ser tanto de los terrestres como de nuestra propia gente. Observé uno de ellos, con lágrimas en los ojos, sintiéndome culpable por haberlos dejado allí tirados.

Jamás lo sabríamos con certeza.

El lugar parecía tranquilo, más aún que cuando aterrizamos. Pero la calma duró poco.

Unos gases de colores rodearon la nave y, en segundos, era imposible divisar algo más allá de tu propia mano. El olor que contenían era bastante fuerte, algo agrio, hasta tal punto que consiguió hacer que me mareara.

Antes de perder la consciencia, pude ver a un par de personas desconocidas. Lucían ciertamente aterradores, vestidos con trajes de radiación y mascarillas sobre sus cascos. También empuñaban armas, pero no parecían dispuestos a atacar todavía.

La próxima vez que desperté no estaba en la Tierra.

Cuando abrí los ojos estaba en una sala vacía. Todo estaba muy limpio: las paredes, de color blanco nuclear, estaban impolutas; las luces, también blancas, brillaban hasta cegarme y los muebles variaban entre el color crudo y el hueso. Pero, sin duda, lo que más destacaba en la habitación era la puerta que había en el centro.

Cerré los ojos con fuerza al sentir un pinchazo recorrerme la sien y estiré el brazo para cubrirme la cara, como si de alguna forma eso fuera a aliviarme. Al hacerlo, mi brazo arrastró un objeto pesado que chirrió al rozar el suelo. Cuando lo vi, comprendí que se trataba de un gotero. Este, a su vez, estaba conectado a una máquina que parecía estar haciéndome una transfusión de sangre. Fruncí levemente el ceño y saqué la vía de mi brazo con fuerza, causando que unas pequeñas gotas de sangre mancharan la pulcritud de la habitación.

Volví a observar la estancia. Parecía como si estuviera en un hospital. Sobre la pared había un pequeño espejo que me devolvió un reflejo que casi desconocí. Era yo, pero no la inocente que dejó el Arca. Mi piel estaba cuidada, mi pelo liso y brillante, pero todavía quedaban algunas marcas de las heridas.

¿Y si había sido un sueño? ¿Y si seguía en el Arca?

También pude observar que tenía ropa nueva. Iba acorde con la habitación: camiseta de tirantes y pantalón vaquero blanco, algo acampanado, a juego con unas deportivas de igual color.

Puse una mueca al ver mi reflejo y me acerqué a la puerta para curiosear por la pequeña ventana. Tenía que escapar de ahí, buscar a Clarke. A través de la ventana solo vi un pasillo que contenía una puerta igual que la mía y, al parecer, la persona que se encontraba dentro era igual de curiosa que yo.

Me puse de puntillas para intentar ver mejor y me encontré cara a cara con Monty. Éste abrió los ojos con sorpresa al verme y comenzó a golpear la puerta con fuerza. Todavía sorprendida, cogí el manillar de la puerta y tiré de él para intentar escaparme también. Era imposible. Cuando levanté la mirada para intentar comunicarme con él, leí un cartel que había pasado por alto y que estaba junto a su habitación.

"Monte Weather; Cuarentena".

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La 2 temporada ya está en mi perfil! love you all 💘


Run » Bellamy Blake (the100)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora