Cuando miro al cielo , sea de noche o de día, me quedo embobado, porque aunque lo que uno solo alcanza a ver luces, luces que uno nunca se para a pensar que solo son basura espacial quemándose de posibles vidas inteligentes que abandonaron su planeta prendiendoles fuego con una cerilla antes de irse.
Puede que eso que tanto nos deslumbra al mirar al cielo sean restos de basura ardiendo flotando en el espacio de culturas pasadas que abandonaron su hogar en busca de un lugar mejor.
Cómo nuestro planeta, que está lleno de gente que cada día empieza o termina, que nace o muere, que se enamora o llora. Todos encerrados en el planeta hasta que el jefe terminé de terminar de fumar su cigarrillo y decidir si tirar su cigarro a su cenicero y seguir fumando mientras se recrea mirando o tirarlo al toxico océano que nos envuelve y convertirlo en otra estrella más en medio de este gran universo contenido en el vacío.
Esperemos que nuestro amor, cuando el jefe lo mire , le conmueva y lo apunté en las cosas de su cuaderno de motivos por los que seguir llenando su cenicero, y convierta a nuestro planeta en algo que no arde para el recuerdo en el vacío del olvido, sino en el frió de lo único, como la luna, que aunque no siempre nos acompañe, sabemos que cuando más lo necesitas alumbra nuestra oscuridad.
Te quiero.
