2. La verdad duele

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—¿Qué haces? —preguntó Jasper con una sonrisa, que desapareció en seguida al ver que estaba dibujando las posibles maneras de escapar sobre el mapa del Monte Weather— Pensaba que lo habías superado.

Jasper me miró apenado y se metió las manos en los bolsillos de sus pantalones de pinzas.

—Pensaste mal —comenté, sin despegar la vista del papel mientras señalaba con una flecha una puerta que no recordaba haber visto antes y la cual iría a visitar cuando los demás estuvieran comiendo. Siempre faltaba a la hora de comer y cenar, y tenía la sensación de que todos sospechaban sobre lo que hacía mientras tanto.

Maya entró por la puerta de la habitación con una sonrisa y se acercó a Jasper, con el cual había sido especialmente amable los últimos días. Al verme, agachó la cabeza y evitó mi mirada, haciéndome sentir aún más culpable. Forcé una sonrisa mientras me bajaba de la cama y guardaba mis cosas, dejándoles tiempo a solas.

Ambos empezaron a hablar animadamente cuando una alarma comenzó a sonar fuertemente contra las paredes de nuestra habitación, perturbando la tranquilidad de todos en la habitación.

—Maya —la llamó Clarke antes de que saliera corriendo por la puerta— ¿Qué ocurre?

—La alarma significa que hay alguien herido, serán los buscadores —dijo rápidamente y salió apresurada hacia el pasillo.

Miré rápidamente a Clarke y salimos juntas para seguirla, sabiendo que si los buscadores habían vuelto serían con noticias sobre la gente del Arca. Jasper nos siguió, pidiéndonos que nos quedáramos en la habitación, pero no le hicimos caso y seguimos a Maya hasta que la encontramos, reunida con un grupo de médicos, hablando sobre un ataque. Clarke se apresuró a preguntarle, pero al no decirnos nada, cogió la tarjeta de uno de ellos y entramos por la puerta, llegando a la sala de cuarentena para ver a un chico dentro de una bolsa de plástico.

Bajé la cremallera con manos temblorosas y ambas ahogamos un grito cuando vimos el estado del cuerpo que había en el interior.

—Nos están mintiendo... —susurró Clarke horrorizada y subió la cremallera para esconder el cuerpo demacrado del hombre— Es una herida de bala. ¡Los terrestres no usan balas!

Pasé la vista por la habitación, pensando en algo coherente, esperando que Clarke tuviera razón.

—¿Y si las cogieron?

—No creo que tuvieran tan buena puntería —comentó, levantando una ceja mientras señalaba el cuerpo del hombre— Nuestra gente sigue viva.

Suspiré aliviada, mirándola con una sonrisa, y sentí cómo la adrenalina me corría por las venas; ahora más que nunca quería escapar de ahí.

—¡Fuera de aquí! —nos gritó una mujer.

Cogí el brazo de Clarke, dando un salto al ver a una mujer entrar a la habitación. Llevaba puesto un traje protector que, aunque al principio me asustó, después me causó risa. La mujer llevaba en brazos a un hombre con el cuerpo lleno de quemaduras, posiblemente por la reacción de la radiación solar en su piel, y miré, poniendo una mueca de asco al ver lo destrozado que estaba el cuerpo del hombre.

El hombre tenía un microchip incrustado en el pecho, igual que el que le vi a Maya en el hospital, y estaba temblando en el sitio, esperando por que fuera curado rápidamente. Fruncí el ceño, intentado acercarme hasta él, pero la mujer nos empujó fuera de la habitación mientras nos reprendía por haber entrado a una habitación donde sólo el personal autorizado podía acceder.

—¿Cómo lo curarán? —le pregunté en un susurro cuando salimos de la habitación. Clarke se encogió de hombros y yo fruncí el ceño, girando la cabeza hacia un lado levemente mientras lo pensaba.

Escape » Bellamy Blake (the100)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora