Entre lo imposible| League of legends

VII. Ayuda requerida

—Por el norte —indicó el líder rastreador de la caballería.

Los rastreadores siguieron la marcha del guía, cabalgando con normalidad sin tener que lidiar por perder el rastro de la tierra. Se mostraban cansados, pero pasando por el terreno se tomarían un breve descanso, después de todo llevaban horas con la búsqueda del muchacho.

—Demonios... —Draven alarmado se levanto con preocupación, Sona extraña lo observo auténtico.

Draven rodeaba los ojos una y otra vez, ideándose algún plan para que los soldados no lo encontrarán y lo llevaran con el general patético. Sabe bien que no le irá de maravilla al llegar, ¿ahora de que se preocupaba más? No tiene miedo, probablemente lo tenga oculto, eso sería anormal.

El ejecutor observo a la mujer que se mostraba confundida desde hace un buen rato, obviamente necesitaría el motivo de su conducta. No dejaba de mirarlo fijamente y ya escurría sudor frío de su frente.

—Que pena decirte esto... —hablo rascando su antebrazo izquierdo, desviando la mirada hacia aquella guardia lejana ¿En serio diría la verdad?— pero... creo que hasta aquí termino nuestra charla.

Sona reflejo en su rostro sorpresa, poniéndose de pie sin pensarlo. Era claro que no lo aceptaría, apenas si llevaban unos minutos imaginando que dudaría horas, sin exagerar el tiempo transcurrido de la pequeña tarde.

—"Por qué" —propuso Sona flexionando sus brazos en modo de pregunta y confusión, parecía mostrar alteración entre sus ojos.

Draven bajo de golpe su mirada junto a un chasquido, a Sona le pareció algo vulgar verlo actuar así. Ahora que imaginaba que las cosas se habían vuelto cómodas y seguras no del todo fue como lo espero, y parecía que desde ahí las cosas se volverían incomodantes.

—Maldición, Sona... —Draven camino deprisa hacía su caballo Glorioso subiéndose de una sola sentada— Rápido sube.

Sona en completa desconfianza retrocedió unos centímetros del límite de aquel hombre. Draven entre abrió los ojos con un ligero arqueo de cejas, ya estaba en un estado impaciente y voluntariamente subió a la fuerza a Sona detrás del caballo, por la altura entre la espalda y trasero de piel oscura.

No perdió ni un minuto más y ordeno de una sacudida de las sogas del caballo comenzar a montar con rapidez rogando que los vigilantes no se percataran de su presencia a una corta distancia.

La mujer celeste se aferro chocando su mejilla entre la espalda del ejecutor tratando de mantener la calma y reducir su ritmo cardiaco que no paro de palpitar después de esa increíble obligación de tratarla. Nunca antes había montado un caballo, no de la forma en la que lo monta justo ahora; le parecía incómodo ya que ella no usaba su propia silla y la dura piel del caballo entumecían sus piernas a la fuerza para tratar de quedarse lo más aferrada posible sin tener que caer.

Draven echaba en ratos un ojo hacía sus espaldas, vigilando que aquellos soldados no se acercaran y tal parece que su vista se perdió entre los árboles. Tratándose de pocos troncos delgados y hojas apenas grandes sólo su camuflaje duraría segundos, tenía que llegar a Demacia lo antes posible.

—Esto es inútil —hablo uno de los rastreadores inferiores— Llevamos seis horas buscando a ese cascarrabias y nuestras reservas se están agotando, Sr. con todo derecho le pido que demos una retirada temporal.

—Tiene razón —hablo el otro rastreador con fatiga— tenemos que tomar la decisión para retirarnos de aquí, además, estamos cerca de los territorios de Demacia ¿Por qué buscar aquí? Nos exponemos demasiado.

El líder en frente detuvo su caballo alzando la mirada y rodando su vista más allá de las colinas—. Entonces marchemos a Noxus sin haber completado nuestro encargo dándole malas noticias a nuestro Gran Comandante sin tener a su única familia, eso seguramente lo calme —jalo con delicadeza la soga del hocico del caballo volteándose de perfil mirando a los dos soldados, con una mirada bastante seria, casi amenazadora.