III. Extrañas conversaciones

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Al amanecer sintió un cálido ambiente. Se encontraba profundamente dormido en la cómoda cama, suave y fresca. Tenía que despertar e irse a Noxus lo antes posible, ya se dio la idea que al llegar le iría mal, la furia de Darius es indescriptible.

Decidió levantarse con fuerzas, se sentó en la esquina de la cama mirando al infinito. Bostezo después de alzar sus brazos. Jamás había dormido tan bien, tan cómodo y lleno de satisfacción.

Por su cabeza, recordó a la chica llamativa, quizá ella se encuentra en esos momentos por las calles de Demacia, dio un suspiro y salió de la habitación.

Camino para verla de nuevo, se quedo sentado en una fuente de agua esperando encontrarla entre la multitud de gente, todos caminando de un lado a otro comprando o yendo a otras direcciones. Se canso de mirar y ya se sentía mareado, el sol le quemaba la piel y cabeza... Pero no le importo, su plan era volver a verla.

Después de varios minutos decidió rendirse y por esa vez se sintió desanimado. Jugó un rato con sus dedos y se levantó de las rocas de aquella fuente.

Directamente se fue a la salida donde conectaba la entrada a Demacia, tras analizar las situaciones y sucesos se dio vuelta que fue una perdida de tiempo. No le importaba si al llegar a su hogar habría discusiones, realmente sabe que hacer algo así es perdida de tiempo.

-Para que lo intenté, siempre las cosas son aburridas y ahora me aburre salir al exterior... -.Mencionó Draven para si mismo, admitiendo la verdad personal.

Antes de caminar afuera de Demacia, identifico a la persona llamativa, se encontraba en la entrada de la ciudad y salio. Draven abrió los ojos asombrado, allí estaba, saliendo por el campo. Tenía entre abierto sus labios y sacudió su cabeza para reaccionar.

La siguió, pero primero, salio de ahí y fue al escondite de sus hachas, las tomo y fue directo a donde se encontraba ella.

Lo que no se puso a pensar fue sobre las hachas, sus armas, le daría un ataque a la chica azulienta. Pero la mente la tenía bloqueada, tan cerca de ella se escondió entre unos arbustos a unos cuantos metros de ella. Observo que la chica llevaba con ella un instrumento. No pequeño, no algo sencillo, parecía un arpa volteado hacia abajo, el color dorado y sus finas cuerdas blancas. Era un instrumento precioso.

-¿Qué hace? -. Susurro Draven mientras que no perdía cada detalle de la situación.

La chica comenzó a tocar las cuerdas de su instrumento, haciendo melodías tranquilas y lindas, suaves las tonadas y daban un ritmo perfecto. Se preguntaba si ella iba todos los días por la mañana a ese lugar tranquilo, cerca de un lago, tal vez para concentrase donde no se escuchaba el ruido de objetos y personas. La música que llegaba a sus oídos le hacía sentirse seguro, con toda seguridad se atrevió a salir de los arbustos y caminar a paso lento hacia ella. Extendió su mano derecha para tocarla del hombro, ya muy cerca trago saliva y de un momento se alejó rápido.

La chica azulienta miro a sus espaldas, juro que escucho un ruido, su corazón empezó a acelerar, estaba asustada... Algo se encontraba cerca de ella.

Tomo su gran instrumento y prosiguió a caminar sin bajar la guardia, teniendo sus dedos listos en las cuerdas de su instrumento.

Draven estaba escondido como siempre en los arbustos, por los orificios miraba de reojo a la chica vigilando en su alrededor a todos lados, supuso que lo arruino.

Entre lo imposible| League of legendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora