Capitulo 12: El día mas triste.

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Andrés.

Estabamos ya en la cuidad, bajando del elicoptero, con el cuerpo de Oscar, y con José esposado.

-Lo prometido es deuda amigo- Le dije a Luis mientras le entregaba la corona de su familia.

-Gracias amigo, fue un placer y lamento la muerte de su amigo, espero esta no sea la última vez que nos veamos- Dijo Luis serio.

Yo solamente le estreche su mano con la mía en señal de aprobación, no tenia ganas de hablar, estaba pensando en como le diría a la novia de Oscar sobre su repentina partida, no sabía como hacerlo.

Todos se fueron, Andrea a su departamento, Luis partió nuevamente en elicoptero, me imagino que a su pais a entregar la corona que le había entregado yo.

José fue llevado a la carcel estadal, mientras se abría un caso, donde se le acusaria de intento de homicidio pero no se le consiguieron pruebas, pero igual fue condenado a dos años de carcel por delitos menores.

Yo me sentía muy mal por el, en el fondo quería que todo esto fuera mentira, que el no nos fuera traicionado, y que Oscar estuviera vivo.
A la vez pensaba en que existía la posibilidad de que José fue engañado por el pirata como dijo el, y si..., si y quería protegernos?.

Ya en la noche me dispuse a llamar a la novia de Oscar y contarle todo lo que había pasado.

El teléfono sonó dos veces y alguien contesto.

-Hola Zara, es Andrés-. Dije al teléfono.

-¿Andrés como les fue en el viaje?, ¿Como esta Oscar? Estoy preocupada no ha llegado a la casa ni me ha llamado, ¿Esta contigo?-. Pregunto la novia de Oscar.

-Zara tengo algo que contarte, Oscar esta...- Antes de decirle lo dude un poco y Zara se notaba nerviosa al otro lado del teléfono.

-Por favor Andrés, dime que Oscar esta bien, dime que esta contigo-. Se notaba que Zara había comenzado a llorar por su voz y su respiración algo agitada.

-A muerto Zara, Oscar a muerto- Dije mientras unas lágrimas caian por mis mejillas e iban directo al suelo.

Solo escuche a Zara llorar desconsoladamente, y esta colgó el teléfono.
Me tire en el suelo y me recosté de la pared de mi cuarto, puse la cabeza en mis rodillas y comencé a llorar.

De pronto recuerdos pasaron por mi cabeza, recordaba a Oscar practicar conmigo fútbol, los dos eramos fanáticos del fútbol, lo recuerdo cuando le entregue el collar, y de pronto cuando recordé eso, revise mi bolsillo.

Ahí estaba el collar de Oscar, cuando lo conseguí en la selva intentando buscar a Oscar, se me había olvidado entregárselo lo apreté con todas mis fuerzas y otras lágrimas cayeron por mi rostro, me quede asi unos minutos hasta que me dormí en el suelo de mi departamento.

Al día siguiente estabamos todos reunidos en el funeral de nuestro amigo, era una tarde muy triste.
Con un cielo pintado de gris, el viento soplaba muy fuerte moviendo las ojas del cementerio.

Estabamos nuestros amigos de la secundaria, Andrea, Luis que me sorprendió que estuviera presente.


También estaba la familia de Oscar que había llegado de italia, y junto a ellos se encontraba su novia, el único que faltaba era José, pero no iba a poder presentarse por que se encontraba preso.

El entierro transcurrió con normalidad, el padre hizo los tipicos rezos, todos dijeron palabras emotivas y asi paso todo.

Cuando ya lo había enterrado cada quien puso una rosa en su tumba, yo me quede de ultimo cuando ya todos se habían ido, quedaba yo solo frente a la tumba de mi amigo.

-Amigo espero que nos cuides a todos desde donde estés, se que me estas escuchando donde quiera que estes, cuida de nosotros y de tu familia, por favor perdona a José por lo que hizo, quizás no fue su culpa, nos veremos en la otra vida amigo-.

Dije esas palabras a la tumba de Oscar con lágrimas en los ojos, saque el collar de Oscar de mi bolsillo y lo coloque en su lápida y me fui del lugar.

José.

Ya había pasado una semana desde que estaba en la carcel, estaba muy triste por no haber asistido al funeral de mi amigo.

Me encontraba en mi celda, acostado en mi cama.
La celda era pequeña, toda de color blanco que desesperaba a cualquiera, una cama elevada del suelo, y pegada a la pared, con un colchón muy delgado que sentías como si durmieras en el mismo suelo, pegado en una esquina había un retrete de color plateado, y mas nada, esa era toda mi habitación.

Me dormí en un profundo sueño, estaba en un campo de fútbol americano jugando, estaba jugando como nunca, sentí que me golpeaban fuertemente el abdomen, y entonces el sueño se desvaneció.

-Despiertate recluso, pagaron tu fianza-. Dijo el guardia.

-¿Quien la pago?- Pregunte yo, pero el guardia solo me ignoro, así que recogí mis cosas y salí por el patio de la carcel, me costo mucho adaptarme a la luz del día, ya que tenía una semana sin ver la luz del sol.

Cuando salí por la puerta un carro negro me esperaba, para ser específico, era un Mercedes benz muy elegante, el carro me toco la bocina y la puerta de atrás se abrió.

Me dispuse a subirme al vehículo, y me lleve la sorpresa de que adentro se encontraba Andrés.

-Amigo, ¿Tu has pagado la fianza?- Le pregunte yo muy alegre mientras le extendía mi mano para saludarlo, pero este no me dio la suya.

-¿Sucede algo amigo?- Le pregunte nervioso.

-Primero no me llames amigo, todavía no confío en ti.
Segundo, si yo pague tu fianza.
Y tercero, necesito tu ayuda para algo muy importante, lamentablemente, aun secuestrado a Andrea, y creo que se quien la tiene...- Esto último que dijo Andrés me dejo con la boca abierta, quien podría haber secuestrado a Andrea, si ella no tenía enemigos, y todos la amaban.

-Te ayudaré amigo, y esta vez si podrás confiar en mi, recuperaremos a Andrea-. Dije decidido a ayudar a Andrés, era lo mínimo que podía hacer por el.

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Tenia pensado dejar la historia hasta aquí,  pero alguien me inspiro a seguirla, si tienen alguna sugerencia sobre la historia solo diganla.

El tesoro de la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora