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¡MARATÓN PORQUE TERMINE DE ESCRIBIR LA HISTORIA!


Iris no esperaba una fiesta como la de las películas, pero se parecía bastante.

Stannley se había esmerado para que fuera inolvidable. Alcohol gratis, piscina abierta, música fuerte y hasta los típicos vasos rojos.

A penas Iris entro, ya tenía al morocho a su lado preguntándole si necesitaba algo.

Bailó, rió y hasta tomo un poco de cerveza para entrar en calor. La estaba pasando genial, hasta que vio a Oliver entrar vestido con su buzo negro (el favorito de Iris) mientras guiaba a Eva de la mano.

Cuando él la vio, se quedo de piedra. Se acerco a paso lento hacia ella, dispuesto a saludar por educación.  Iris sonrío, sabiendo que había logrado su cometido. Eva lo tiro para otro lado lejos de Iris, pero Oliver la soltó y siguió caminando.

—Mira donde te vengo a encontrar.

—No podía perdérmela —Iris le dibujo una sonrisa arrogante.

—Veo que estás muy pegada a Stan últimamente. ¿Es tu novio?

—Podría— ella se encogió de hombros.

—Que suerte. Siempre se dijo que gustaba de ti, pero obviamente nunca tendría chance.

—¿Y eso por qué?

—No lo se. Decían que eras muy virgen para él.

Iris pareció arder en llamas: —¿"Muy virgen para él"?

—Obviamente yo no pienso eso, bueno, solo un poco— Oliver rió nervioso, sabiendo que había metido la pata.

—Seré muy virgen pero por lo menos no soy una puta como tu novia —gruñó ella, mostrando las garras que tanto tiempo había mantenido escondidas.

—No hables así sobre Eva.

—Aw, pobrecita tu novia. Por suerte tiene un novio tan atento que la defiende y solo está con ella por sexo.

Los ojos de Oliver parecían lanzar chispas. ¿Dónde estaba la Iris que él conocía?

—Cierra el pico.

—Lo siento, Oliver, esta vez no cerrare el pico. Esta vez no me ahorrare los comentarios. Quiero que sepas la persona que eres.

Oliver la miro burlón. Iris estaba segura de que él pensaba que estaba borracha, cosa que no era cierta. Ella solamente estaba teniendo un arranque de ira. Y de honestidad.

—Eres un egocéntrico, aprovechador, arrogante, idiota, ciego y un estúpido.

Él se sonrío con vanidad, sin saber que su amiga se ahorraba tantas cosas en el interior. Tal vez se había pasado de cervezas.

—Nunca me prestas atención, hablas de ti como si fueras el ombligo del mundo. Te piensas que nadie puede resistir a tus encantos y por eso actúas como cordero degollado. Usas a las mujeres a tu gusto y solo te interesa estar con Eva por sexo. Eres un asco, Oliver.

—¿Algo mas para decir? — la gente había comenzado a mirar intrigada la escena.

—Sí.

—Adelante.

—Te amo.

Cactus. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora