O2

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Iris se llevaba de maravilla con su madre. Tenían una confianza envidiable y se divertían como dos adolescentes.

Si Oliver era su mejor amigo, entonces Samantha era su mejor amiga (además de ser su progenitora). Ella era su mayor confidente y le contaba las cosas más tontas que se le podrían ocurrir. Después de todo, vivía con ella.

—Oliver se ha ido temprano, así que estoy a tu servicio.

Samantha sonrió con la mirada concentrada en cortar vegetales. Traía el cabello castaño, igual al de su hija, atado en una cola y las mangas arremangadas por los codos.

—Estoy tan feliz de que tengas un mejor amigo, a veces las chicas suelen ser un poco crueles.

—Lo se. Oliver es genial. Él nunca podría juzgarme, siempre me escucha y se ríe hasta de mis chistes más tontos... El otro día cuando estábamos juntos, me dijo que quería estudiar lo mismo que yo. Es tan maduro, cuando habla...

Estaba comenzando a divagar y se dijo que era hora de parar antes de que se entusiasme hablando sobre él, como pasaba seguido en su mente. Si hablara sobre Oliver la misma cantidad de tiempo que pensaba en él, ya todos sabrían que estaba enamorada de su mejor amigo.

Ay, lo que le dolía no poder decirle a su madre sobre Oliver. Mejor dicho, la verdad sobre Oliver.

Cierto que le comentaba sobre él, bastante seguido para su gusto, pero nunca había tenido el coraje para decirle que le gustaba. Porque eso significaría admitir que estaba enamorada de su mejor amigo, más para ella que para su madre.

Como había dicho, toda su vida había intentado negarlo. Nadie sabía lo que ella sentía y rogaba que nadie lo sospechara. Por eso en un momento determinado había tenido que enfrentar la verdad y dejar de mentirse a si misma.

Después de todo, con lo mucho que le gustaba el amor, no podía disfrutarlo.

Aprendió a controlar sus emociones, encerrándolas dentro suyo con música en sus auriculares cada vez que tratan de escaparse.

Como en este momento, al observar a su mejor amigo copiando apuntes con esa mirada inocente que tanto le gustaba.

—Eres una vaga— le susurro él mientras escribía palabra por palabra lo que decía la profesora.

—Y tu eres un listillo— respondió ella arreglándose el pelo de un lado para que no se vieran sus auriculares.

—Si llegan a agarrarte escuchando música...— comenzó Oliver.

—No pasara —lo corto subiendo el volumen en sus orejas.

Había elegido la playlist más suicida que tenia, con frases sobre amores prohibidos y no correspondidos.

Atrás suyo, Stannley le tiraba papelitos en el pelo.

Iris sabía que Stan gustaba de ella, el morocho no se complicaba ocultándolo y cada vez que podía le sacaba tema de conversación.

Por alguna razón, nunca le había dado una oportunidad. Stan la quería, era atento y la invitaba a salir seguido. En cambio ella prefería al recto de Oliver, que si alguna vez demostraba cariño era a pedido de Iris.

Esas situaciones la ponían mal. Su corazón era tan terco y ciego que le daban ganas de llorar.

No era rosas estar enamorada de Oliver pero a pesar de que ella lo sabía y conocía todos sus secretos, sus tácticas con las chicas y las mentiras que decía, era capaz de renunciar a todo por pasar una tarde de lluvia entre sus brazos.

—¿Cómo está la enamorada del amor? — Cielo aprovecho la ausencia de Oliver para sentarse al lado de su amiga.

Cielo era amiga de Iris desde hace varios años pero a pesar de eso, tampoco sabía el secreto. Si no lo sabía su madre, no lo sabría nadie.

—Enamorada del amor y de nadie más, como siempre— suspiro.

—Ese chico nunca para— gruño Stannley sentándose al otro lado de Iris— Es un Cactus pero las chicas se acercan a él como su fuera un terrón de azúcar

Los tres dirigieron su mirada a Oliver, apodado Cactus por Stan, quien lo odiaba por ser tan frio e indiferente y de igual manera tener a todas las chicas atrás.

Oliver se encontraba charlando con Eva, la chica que claramente Iris odiaba. La odiaba por ser perfecta para lo que Oliver merecía. La odiaba porque secretamente la envidiaba. Envidiaba su facilidad de ser hermosa, su pelo perfectamente planchado, su nariz pequeña, sus rasgos maduros, su cuerpo de modelo trabajado, su inteligencia, su popularidad y estatura perfecta para mirar a Oliver a los ojos sin terminar con tortícolis.

En cambio ella, con su metro cincuenta y monedas, sus músculos flojos, su estomago algo abultado, su nariz tosca y poco delicada, su falta de atención y su flojera no se sentía a la altura de Oliver.

Por más que Iris siempre trataba de alejarlo de Eva, Oliver nunca le hacía caso.

—¡Oh, Dios, la esta abrazando! Esto es nuevo para el Cactus— exclamo Cielo sorprendida.

El rostro de Iris se descompuso y centro su mirada en cualquier punto que no fuera aquella escena.

¿Por qué todo para Eva era tan fácil? A Iris le habían costado años que Oliver la abrazara sin que ella se lo pidiera.

Si tan solo pudiera, pasaría todo el día abrazada a su corazón y acariciando su cabello.


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—Asi que Eva, ¿eh? — Iris tonteo con su mejor amigo a la hora de comer.

Ya era fácil mentir para disimular su dolor.

—No me mires así. Hay una razón detrás de todo.

La castaña lo estudio detenidamente, este chico no daba puntada sin hilo.

—¿Qué es lo que estas pensando? — quiso saber y al rato se arrepintió.

—Se que no hay manera de poner esto en palabras delicadas y dulces, así que solo lo diré. Marco hablo con Jeremias, que es novio de Lara, la hermana de Thomas y blah, blah, blah. Lo que importa, es que Eva dijo que se acostaría conmigo.

El alma de Iris cayó a sus pies.

¿Oliver y Eva, teniendo sexo?

—Entonces tengo que hacer algunos movimientos para que piense que me interesa...

No lo escucho más por todo el almuerzo.

Se había acostumbrado a que Oliver besara a otras chicas todos los fines de semana, hasta ella solía recomendarle a chicas que le parecían un buen partido para él, pero... sexo.

Oliver todavía era un bebe para ella, solo tenía 16 años.

No quería imaginarlo haciendo el amor con Eva, besando su piel, suspirando por ella y abrazándola mientras dormían desnudos.

Se quedo en negro tratando de callar a su mente con canciones depresivas y por el resto del día no hablo más.

Cactus. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora