Jimaen
No había un aroma más dulce que el del sábado por la mañana, los jóvenes no tenían que ir a clases. Jim tenía catorce años y estaba a punto de graduarse, pero estos últimos meses se harían eternos. El único deseo de Jimaen Spycer era el de salir de la escuela para poder comenzar a trabajar en algún puesto de la Calle de la Moneda, un sitio donde los locales vendían objetos variados, desde bagatelas hasta prendas, todo un lujo trabajar ahí. Normalmente los chicos terminaban sus estudios a los dieciséis pero Jim estaba adelantado un año y en unos meses cumpliría quince.
El padre de Jim, Dareon; había sufrido un accidente hacía ya dos años atrás. Perdió las dos piernas en un accidente en la fábrica donde trabajaba, Jim tenía doce años cuando sucedió. La noticia les llegó a la hora de la cena, un día de invierno, Dareon estaba laborando en el área de llenado de frascos de Propamioleno, ya que en donde trabajaba era una compañía que fabricaba combustibles artificiales. Ocurrió supuestamente el siniestro por culpa del descuido de un compañero del padre de Jim, aumentó un grado la temperatura, y como el líquido es monstruosamente volátil, explotó alcanzando a Dareon y tres trabajadores más. Esto obviamente cambio a la familia de Jim y no para bien ni para mal, sino para peor.
La familia de Jim estaba compuesta por él, su padre, su madre Brina y Lena, su hermana de once años. Ellos nunca tuvieron mucho dinero, y la única entrada que tenían era la del trabajo de su papá, pero en su estado ya era imposible que se incorporara, por lo que la plata ya no les llegaba. Tuvieron que vender las pocas cosas que tenían, cuyo dinero por las ventas les duró dos semanas, nada más ni nada menos. Tenían que pagar los gastos médicos para la atención de su padre, que no eran más que medicinas naturales que compraban por órdenes de Will, un boticario vecino que se encargó de todo el cuidado.
La familia entró en un profundo estado de depresión, Dareon no quería comer y solo decía que debía haber muerto en el accidente. La madre de Jim cambió su actitud radicalmente, la dulce y atenta mujer que era pasó a ser una triste y descuidada mujer que ya no hablaba, y Lena; la pobre Lena, aún no es consciente de lo que sucede realmente, Jim suele darle parte de su comida para que no pase hambre, a pesar de todo, él no dejará que ella sufra. Pero el único que se mantenía con la cabeza en alto era Jim, solo quería trabajar y mantener a su familia, nada más eso.
Vivían en una ciudad llamada Velo Cerúleo, todos son generalmente pobres ahí, a excepción de Villa Cándida, donde pertenecían los «adinerados», bueno; si es que realmente lo son. La zona donde estaba ubicada su casa era en el Distrito Sur, un barrio no muy apetecible para vivir, pero era más conocida como Distrito Calvario.
La pérdida y el sufrimiento parecen ser factores constantes en la vida de Jim, como la zona donde vivía estaba repleta de ladrones, cosa que puede ser justificada por la hambruna y falta de dinero. A la escuela donde iba, los hijos de esos maleantes asistían también, por lo que Jim por ser más menudo era víctima de abusos y golpes que lo hacían sangrar. Una vez se fracturó la muñeca por una patada propinada por Eleos Tollard, el chico más odiado de la escuela.
La casa de su familia tenía solo un cuarto, las camas estaban rotas y los colchones estaban podridos y desgarrados por las ratas. Millones de veces Jim le decía a su padre que adoptaran a un gato y con eso se acabarían los problemas de ratas, pero decía que esta casa no debería tener más miembros, que solo vendrían a sufrir, tenía toda la razón. Contaban con un viejo sofá y platos rotos, tenían un antiquísimo televisor que daba más estática que imagen, ahí era donde veían el programa de noticias del gobierno y uno de cocina, que solía ser un martirio. Todos vestían ropa usada y vieja, la mayoría olía mal y estaba agujereada. Lena a pesar de ser chica tuvo que heredar la camisas y pantalones de Jim.
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Un Lugar para los Lobos
Ciencia FicciónLuego de una devastación en el continente americano por una guerra mundial sin precedentes, los humanos quedaron al borde de la extinción. Hizo falta algo más que fuerza de voluntad para volver a levantarse, pero se logró. Siglos pasaron para que la...