Capitulo 2

55 6 0
                                    

Capitulo 2 

Era un chico de unos diecisiete años, con cabello rubio y ojos celestes, bastante atractivo, que llevaba puesto un traje de neopreno y tenía una tabla de surf en la mano. Estaba empapado y su cabello goteaba.

-Emm… Hola-dijo Emily, sin saber bien que decir.

-Hola-dijo el chico con naturalidad, y se sentó a su lado.- ¿Qué hace una chica como tú aquí sola? 

-Solo paseaba-respondió ella sorprendida por la pregunta del desconocido.

-No te había visto antes, ¿eres nueva aquí, cierto?-preguntó él.

-Si…-dijo Emily, insegura sobre darle tanta información a aquel muchacho, aunque le parecía agradable, y no podía desperdiciar la oportunidad de hacer un nuevo amigo.-Nos mudamos, acabo de llegar. Emm, y no conozco a nadie por aquí…

-Entonces no te preocupes, ya me conoces a mí-dijo el, sonriendo- Me llamo León.

León, se dijo Emily, tenía en realidad cierto aspecto de “león”: Sus cabellos húmedos y despeinados, brillando como oro con el  sol de la mañana, le daban un aspecto salvaje y divertido, como un felino de la selva.

-Emily-dijo ella.

-Lindo nombre-le dijo, acercándose un poco (o quizás demasiado, pues Emily se sonrojó.)

-¿Dónde vives?-le preguntó ella.

-Emmm, en un casa-dijo el-En el centro de la ciudad, pero la mayor parte del día estoy aquí haciendo surf con la pandilla.

-¿pandilla?-preguntó Emily un poco alterada por esa palabra, pues no podía significar nada bueno…

-Ya sabes, mis amigos, compinches. Paso mi tiempo con ellos, estamos juntos casi siempre. ¿Me explico?-dijo el chico, acomodándose el cabello.

-Ahh…-dijo ella, aliviada de saber que solo era su grupo de amigos y amigas, y no un grupo de criminales adolescentes de esos que hacen grafitis en las calles y roban autos.

-Puedo presentártelos.-dijo León, levantándose.

-¿Enserio?-pregunto ella, feliz por tener la oportunidad de acercarse a nuevas personas. 

-Enserio-afirmó el muchacho, tendiéndole la mano. Emily la tomó y se levantó de la roca. Guardó la revista en la mochila.

No era típico de ella hablar con desconocidos, y mucho menos seguirlos. Pero León parecía ser realmente una persona confiable, y su sonrisa amable le quitaba las dudas cada vez que lo miraba.

Caminaron unos cuantos metros, cruzaron unas cuantas piedras más. A lo lejos Emily pudo ver una gran caverna en la playa, aparentemente fruto de los caprichos de la naturaleza, el viento y la erosión. León la señaló.

-Allí es donde pasamos el rato-le explicó.

Cuando llegaron, ingresaron a la cueva y Emily comenzó a sentirse nerviosa: ¿Qué tal si no les caía bien a los demás? ¿O si los demás no querían a nadie nuevo en su pandilla? Se tranquilizó cuando una chica alta, de cabello oscuro y ojos casi negros, se acercó sonriendo.

-¿Y?-le preguntó a León-¿El agua como está?

-Perfecta-respondió el, y señaló a Emily.-Ella es Emily, es nueva en la ciudad.

-¡Hola!-exclamó la chica, sonriendo- Me llamo Cat. Un placer.

Emily sonrió. Cat parecía agradable, y al igual que León, tenía cierto aspecto felino. Al parecer eso no iba a resultar tan mal… no al menos hasta que vio entrar a la caverna a una chica y un chico más. La chica era hermosa, alta, flaca, de ojos azules y cabello rubio y sedoso. Pero el muchacho fue lo que mas le llamó la atención. Era alto, musculoso pero delgado, su cabello era oscuro y sus ojos de un color tan verde como el pasto en primavera. Un par de ojos hermosos, profundos, que se clavaron en ella al instante.  

-¿Quién es ella?-preguntó la chica rubia.

-Emily-se presentó ella, sonriendo. La chica sonrió, pero su sonrisa le duró pocos segundos, y luego regresó en su rostro esa expresión de “no me importa nada” y “yo soy superior a los demás”, y se quedó mirando sus uñas pintadas de color rosa chicle mientras ignoraba a Emily por completo.

-Ella es Bayline-dijo Cat, señalándola.-Ignora su actitud de princesa, pero así la criaron. 

-¿Por qué trajeron a una extraña sin preguntarme?-inquirió el muchacho de cabello oscuro, sin dejar de mirar a Emily fijamente. Sus ojos la recorrían de arriba a abajo, con interés, y al mismo tiempo con un deje de enojo.

-Oh, vamos viejo-dijo León al chico, que al parecer era una especie de “líder” del grupo.-No conoce a nadie en la ciudad, no veo el problema de que pase tiempo con nosotros.

-Pues yo si veo el problema-dijo, clavando sus ojos nuevamente en Emily (si es que siquiera los había apartado de ella) y tensando la mandíbula, como si por alguna razón la odiara, sin siquiera conocerla.

-Bueno, no importa…- Dijo Emily mirando su reloj-Yo ya me iba, así que… un gusto conocerlos, em… adiós-dijo, y comenzó a caminar hacia la salida, pues no entendía porque aquel chico la odiaba. Ni siquiera entendía que clase de grupo normal de amigos pasa tiempo en una especie de “club secreto” bajo una caverna en la playa con un líder antipático. Tampoco sabía si podía confiar ellos. No parecían ser normales, no eran como ningún otro adolescente que ella hubiese conocido jamás. Pero además de todo se iba porque había algo en aquel chico de cabello azabache que le resultaba inquietante… y peligroso.

-Espera, no te vayas-dijo León, siguiéndola. Salieron a la playa.

-¿Por qué me odia tu amigo?-preguntó ella.

-No te odia…-respondió León, pero en ese momento el muchacho salió de la caverna y se acercó a ellos, observándola con hostilidad.

-¿Sigues aquí?-le preguntó a Emily con un tono brusco.

-¿Qué rayos te pasa, Sam?-le preguntó León a su amigo, comenzando a enojarse por su actitud.

-Mejor me voy-dijo Emily, ansiosa por alejarse de aquella “manada” de locos. 

Sam ignoró a León, paso a su lado y se acercó a Emily peligrosamente. La tomó por el brazo y la acercó a él.

-Pues si, vete, y espero no volverte a ver por aquí-le dijo, tan cerca su cara de la de ella que Emily sintió una oleada de calor recorriendo su cuerpo. La soltó de repente, haciendo que ella se cayera al piso. Sintió la arena caliente entre sus manos, y lo miró enojada mientras se levantaba del suelo. El la observó unos segundos mas- no vuelvas- le dijo, para luego voltearse y caminar hacia la caverna. León levantó los hombros sin saber que hacer, le hizo un gesto de saludo a Emily y siguió a Sam. “Sam” el nombre quedó grabado a fuego en su mente ¿Quien era ese chico? ¿Por qué la odiaba si ni siquiera la conocía? ¿Y por que al mismo tiempo a Emily le había parecido tan endemoniadamente atractivo?

Nuevos amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora