Mis ojos delataban severamente las lágrimas emanadas unos minutos antes, y como no planeaban quedarse en mis ojos, el tocador no podía mentirme, mis mejillas teñidas completamente de rojo eran apenas una las razones por las cuales había estrellado mi puño contra el espejo frente a mí, la mano podía estarme sangrando, pero el dolor dentro de mi pecho era aún más persistente como para prestar atención a toda la sangre derramada en el suelo y esa hoja de papel en donde pretendía decir cómo había llegado a odiarme por dejarlos ir. Las heridas de Paris ni siquiera había sanado para cuando ella se encontraba con la cara bañada en llanto dentro de ese avión privado, se había ido de Londres y en cuestión de días debía estar lista para partir de mi vida, incluso esa última mirada de Michael me perforó el corazón, no sentía tristeza, sentía rabia, molestia, necesitaba saber cuándo me volví esa persona desconocida reflejada en el espejo, cuándo comencé a tener tanto miedo de vivir.
—Mamá —los ojos azules de Ben me regresaron a la realidad, no supe cuándo me había envuelto las manos en esa venda—, ¿Te sientes bien?
No podía responder, él también estaba a punto de llorar por mí culpa.
—Está ebria, Ben —Riley apareció con una botella de whisky completamente vacía en sus manos.
— ¿Cómo?
—Déjame hablar a solas con ella, por favor.
—Pero...
—Ben.
Estaba mirando a ambos sin comprender mucho de sus miradas, quizá todo se debía al estar infestada de alcohol luego de haberme despedido de ellos. No podría soportar el dolor de no ser por esa botella circulando entre la sangre de mis venas.
—Mamá.
—Se fueron Ry, vi como el avión se perdía entre las nubes, vi como lloraban mientras yo estaba ahí parada sin hacer nada, sin mover ni un dedo para para cambiar la situación.
—Tomaste una decisión y debes asumir las conciencias.
—No podría hacerlo sin la botella.
—Beber no va a hacerte olvidar nada, y mucho menos te ayudará a cambiar la situación.
—Lo sé.
—Las niñas te necesitan.
—Lo sé.
—Pues pareces no entenderlo, decidiste quedarte, estar con Lockwood entonces...
Sus palabras no estaban logrando consolarme, por el contrario me hacían querer arrancarme el cabello.
— ¡¿Y tú qué harías en mi lugar?! —le grité sin una razón verdadera, únicamente buscando liberar un poco de toda esa furia en mi interior.
—Me habría ido —dijo sin rodeos.
—No podía irme, ustedes me necesitan y las niñas también, ellas van a tener una vida...
Negó un par de veces sin detener sus palabras en ningún momento.
—Ellas van a vivir sin su padre, sin sus hermanos, porque alguien te convenció de volverte monótona.
Mis ojos se abrieron como platos, ni siquiera ella podía reconocerme, era apenas una sombra de todo cuanto había logrado ser en el pasado, la fuerza se había esfumado y esas ganas de luchar por mí felicidad me abandonaron de un instante a otro, había creado una rutina, me volví alguien tan ordinaria que apenas pude notar como terminé de condenarme a vivir algo que no deseaba, con alguien a quien no podía entender, entre paredes blancas y con un jardín totalmente marrón, lleno de flores marchitas, como mi alma desde el primer instante en ese lugar. Esa no era mi casa, mucho menos podía llamarla mi hogar. Estaba atrapada entre las ideas de alguien más, la salvación no era quedarme ahí y esperar cada tarde a verle llegar con una sonrisa en el rostro, esa no era la Lisa a quien había conocido una vez, capaz de estar de pie aún cuando la tormenta azotaba con desesperación.
—... su padre.
—Lo sé, Lockwood no es nada dentro de esta familia, sin embargo, quien parece un mueble más de esta casa eres tú.
Sus ojos azules me recordaron que el color del cielo no era gris, los ojos me ardieron cuando las lágrimas comenzaron a emanar de nuevo.
¿Quién estaba viviendo por mí si no era yo?
Me retiré del espejo, fuí hasta la orilla de la cama para despejar un poco mi cabeza, todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor.
—Yo estaré bien, Ben estará bien, eres tú quién debe cuidar de ti.
¿Cuidar de mí?
Antes de mí estaban ellos, sus miradas inocentes, esas sonrisas eclipsadas por mis malas decisiones.
— ¿Mamá?
Su voz se escuchaba lejana, los párpados me pasaron, los ojos se me cerraron solos mientras el último argumento de Michael se repitió en mi mente.
"Iremos a Los Ángeles, terminaré por arreglar un par de asuntos, tardaré menos de una semana, enviaré mi itinerario y realmente espero verte ahí".
Yo también deseaba verlo, estrechar su cuerpo entre mis brazos sin preocuparme por el tiempo o el momento, yo quería estar con él, siempre quise estar con él. Había cadenas alrededor de mi cuerpo, frías cadenas de metal forjado con todas aquellas mentiras escuchadas a lo largo de los años lejos de Michael, pero si realmente deseaba no volver a perderlo era mi deber romper con esa sombra cubriendo a quien realmente era.
El maldito sonido de la guitarra, batería y lo que fuera me hizo abrir los ojos de golpe, la voz aterciopelada comenzando a cantar era totalmente inconfundible, no sabía el nombre de la canción, pero la había escuchado un par de veces.
"... you give me butterflies in side, in side and i..."La cabeza no dejaba de doler, pero esa voz me hacía sentir mejor, no obstante Michael no era quien había puesto el sonido al máximo, no era quien deseaba despertarme, ese debía ser L.
Dejé la cama bajando las escaleras con tranquilidad, en la sala cruzado de brazos con una sonrisa fanfarrona se encontraba él.
—Deberías bajar el volumen.
— ¿Por tu resaca?
—Por las niñas.
—Ellas no están en casa, tus hijos las llevaron a algún lugar sin importancia. Compré un cd de tu amado Jackson. ¿él te dedico todas esas canciones? —me mostró la caja del cd.
—No lo sé.
—Fue la mejor manera de llamar tú atención.
— ¿Puedes quitar la música, por favor? Quiero hablarte de algo serio.
Se levantó de su lugar apagando el sonido.
— ¿Esto va a ser recurrente? No quiero verte ebria todos los días, esos niños se fueron y necesitas afrontarlo.
—Me di cuenta de algo, esto no es tristeza... es rabia.
— ¿Rabia?
—No sé quién soy.
—Eres Lisa —me puso las manos en los hombros—, eres mi esposa.
—No, no entiendo cómo mi vida se convirtió en esto.
— ¿Esto?
—Estoy cansada de fingir tener una vida tranquila, estoy cansada de sentirme pérdida en mi propia casa.
Retiró sus manos para mirarme de frente.
—Si tienes una idea de cómo puede mejorar esto sería bueno, estoy abierto a sugerencias, dime Lisa, ¿Qué quieres?
—Quiero el divorcio —respondí sin demora.
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A tu lado
FanfictionTe vas o te quedas, es una sentencia, no más luego del presente, el futuro no existe pero es la ilusión que quiero contigo, por favor, es hora de vivir el uno con el otro sin sentirnos culpables por el amor creciente entre nosotros, te amo y la únic...