III. "Pao- pao"

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Orgullo mis bolas.

Estoy en el asiento trasero del auto de Bob, en el cual no está Bob.

Gerard tiene los pantalones abajo y estoy aplicándome seriamente en hacerle el mejor oral de su vida. Y de la mía también, ya que estamos.

No sé cómo mierda llegue a esta situación, estoy demasiado ebrio y caliente.

Recuerdo que Gerard impidió que me fuera, con la excusa de que él iría a dejarme...

Flash- back:

- Frank- Gerard sube agitado la escalera de caracol, el maldito infeliz se ve precioso aún agitado... me pregunto cómo se verá así de agitado sobre mi. O debajo de mi... siempre es mejor debajo.- ¿te llevo a tu casa?- se muerde el labio y siento mi mundo temblar, aunque voy a atribuírselo al alcohol y no a que el tipo me pone más caliente que tetera de campo.

- ¿puedes?- me mira sonriente y asiente.

- Acompáñame a buscar mi mochila y los cascos y nos vamos.- me tiende una mano y la tomo, entrelazando sus dedos con los míos. Frank Iero, ¿desde cuando eres tan lanzado?

Caminamos hacia una especie de bodega. Gerard no suelta mi mano y mi corazón desea salir de mi pecho. Apenas entramos me gira con fuerza estampando mi espalda en la pared y lo siguiente que siento son sus labios sobre los míos, en un beso desesperado. Su lengua recorre coqueta y desesperada toda mi boca y yo me aferro a sus hombros en un vano intento por no caer.

- Dios! Eres... eres maravilloso- Gerard me mira fijamente y yo intentó calmar mi respiración.- ¿Qué harás ahora?- su mano acaricia mi mejilla y noto que está increíblemente fría.

- Me irás a dejar a mi casa Gerard- inclinó mi cabeza para no perder su tacto. Sus dedos se enredan en mi cabello, de pronto tira mi cabeza hacia atrás y deja un beso en mi cuello.

- Yo tengo mejores planes Frankie... más, como decirlo, placenteros.

- ¿ah si?- reprimo un gemido, el cuello es mi debilidad- ¿Cómo cuales?

- Como estos- su mano aprieta mi erección que puja para salir de mi pantalón.

Gimo su nombre y luego me muerdo los labios. Yo no soy así, no soy así.

Mierda.

- Vamos Frankie, di que si- sus manos acarician mis brazos y su mirada es suplicante.

Asiento lento.

Repito, no soy así.

Gerard se gira y toma su mochila. Sus manos traen dos cascos con motivos de llamas y stikers de bebidas energéticas.

- Ven- vuelve a tomar mi mano y salimos de la bodega. Bajamos nuevamente la escalera de caracol y encontramos a Bob tomando una cerveza.

- Frank! No te fuiste- y suelta tremenda carcajada.- toma- tiende un vaso con un líquido extraño, el cual tomo de un solo sorbo- tranquilo fiera, te vas a embriagar... a menos que... ¿eso deseas?- vuelven a llenar mi vaso y nuevamente lo tomo de un trago, sintiendo como el alcohol rápidamente va hacia mi cabeza. La de arriba, gracias.

Al rato comenzamos a bailar. Gerard tiene movimientos fantásticos que me dejan como un idiota.

De pronto deja de bailar y se acerca a Bob, murmura algo en su oído y Bob sonríe y asiente. Mi cabezas da vuelta y el suelo se vuelve gelatina. Me entra la risa. Estoy extremadamente ebrio.

Por una bodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora