ERES SU HERMANO

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jongdae.......

Un trapo húmedo recorría mi pecho. Mi mente se llenó con la imagen del hombre que me había tatuado el número. Estiré mi brazo, agarré su muñeca y lo lancé de espaldas utilizando mi fuerza bruta. Con mi mano libre sujeté su garganta, apretando su delgado cuello.

Fruncí el ceño cuando un olor dulzón llegó a mi garganta, cuando un gemido agudo golpeó mis oídos parpadeé abriendo mis ojos, la imagen lentamente apareció en mi vista.

En un suelo de baldosas negras, debajo de mí, había un chico de cabello oscuro.

Sus grandes ojos estaban abiertos de par en par, mientras me miraba. Sus pequeñas manos estaban envueltas alrededor de mi muñeca, empujándome para que lo soltara. Parpadeé y volví a parpadear, tratando de despejar mi mente. Las imágenes pasaron a través de mis ojos: el tumbado en una jaula, atado a la pared, atado con cuerdas, en una cama, siendo torturado y lastimado.

Minseok, había dicho el. Mi nombre es Minseok.

Con una brusca sacudida liberé mis manos, el cuello me palpitaba de dolor, me eché hacia atrás. Mis piernas estaban a horcajadas sobre sus muslos. Minseok tosió y escupió mientras se frotaba el cuello.

Me deslicé hacia atrás contra la pared, aún sintiendo la humedad sobre mi pecho.

Me pasé una mano sobre la piel húmeda, sólo para ver una toalla ensangrentada junto a mí. Apreté los ojos, tratando de enfocar mejor. Cuando los abrí, la habitación quedó a la vista. Respiré con fuerza, aliviado de no estar de regreso en ese infierno, el Foso de la Sangre.

Al notar movimiento a un costado, giré mi cabeza hacia ese lado, haciendo una mueca por el dolor en mi cuello.

Minseok. minseok arrastraba los pies lejos de mí.

-No -dije ásperamente, mi voz era apenas un susurro. Mi garganta se sentía como hojas de afeitar mientras trataba de pronunciar la palabra.

Minseok se calmó y deliberadamente me miró a los ojos. Tragando, me preguntó:

-¿jongdae?

Mi corazón latió con fuerza cuando dijo mi nombre. Incapaz de hablar, puse mi mano sobre mi pecho y cerré brevemente los ojos para decirle que sí.

Una sensación de alivio se posó en su rostro y se acercó. Al hacerlo, me di cuenta de que su cabello negro estaba mojado y su piel limpia. El seguía desnudo. Al contemplar su cuerpo delgado, mis fosas nasales se abrieron al ver marcas rojas de dientes cubriendo su pecho y las quemaduras causadas por cuerdas en sus muñecas y tobillos.

Tragué saliva mientras las imágenes de mí haciendo esas cosas navegaban a través de mi cerebro. Me vi inmovilizándolo, mordiéndolo, a punto de forzar mi polla en su boca.

El pesar y la vergüenza quemaban como fuego mi corazón.

Ante la necesidad de mantenerme lejos de lo que había hecho, traté de moverme.

Mientras luchaba por ponerme de pie, una mano se posó en mi pecho desnudo. Me congelé y cuando levanté la vista, Minseok estaba mirándome. Tomó aire y dijo:

-Fue el monstruo, no tú. Y lo detuviste antes de que...

Fruncí el ceño, sin entender sus palabras. Minseok se sentó sobre sus tobillos, y luego señaló al collar de metal que yacía roto en el suelo. Mi estómago dio un vuelco.

Instintivamente llevé mis manos hasta mi cuello, siseé cuando lo encontré desnudo.

Mi cuello desnudo. No lo había estado desde que tenía doce años.

RAVAGE 194 CHENMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora