Debo admitir que después de esas 2 semanas de cursos propedéuticos, me gustaba verte, aunque fuera solo cuando salias de tu salón.
Pero, luego, ya no te vi más, era tanta las actividades que tenia, que simplemente me olvide de verte.
Sonará acosador, pero no era nada de eso, me gustaba verte porque me alegrabas el día, no sé de que forma, pero lo hacías.
Durante lo que faltaba para que acabara el 1er semestre, no volví a verte, tal vez estabas ahí, pero yo no, mi mente no, mis pensamientos hacia ti no.
Me gustaría decir, que el segundo semestre mejoró, pero no fue así, el hecho de que cambiarán tu salón al lado del mío no mejoró nada. Podía verte, pero ya no sentía nada, ya no había motivo para mirarte. Sí, eres guapo, pero no eres la gran cosa, al menos no como crees.
La preparatoria me absorbió de un modo impresionante, ya no veía a mis papás o a mi hermano, todo eran trabajos, proyectos, exposiciones, clases, clases y más clases.
Me gustaban las clases que teníamos en las tardes, artes y deportes, tenia la esperanza que en alguna de esas dos, estuvieras conmigo, pero al parecer nada.
Dejaste de importarme como antes, ya no había tiempo para pensar en ti, no había tiempo para cruzar miradas, no había tiempo para pensar en un nosotros. Aunque sonara loco.
Recuerdo cómo sólo me importaba no reprobar alguna materia, ya no pensaba en los demás, no estaba segura si había un futuro, todo parecía tan rápido, que no sé cómo perdí mi mirada en ti.
No hubo tiempo para que doliera. No hubo tiempo para olvidarte, no hubo tiempo para nada.
Oh, mi pequeño Igor, no hubo tiempo suficiente para ti.