Aprietos- 11

2 1 0
                                    

- ¡¿Estas bien Lily?!- apenas podíamos respirar.

Nos hallábamos en un callejón demasiado oscuro. Detrás de un contenedor de basura.

- ¡No lo creo!. ¡DEMONIOS!. ¡¿Cómo nos encontraron?!.

Un celular sonaba. Era mío.

Acepté la llamada pero no dije nada. Creo que sabía quién era.

- Ser impulsiva te trajo consecuencias. Ahora tendrás que arreglarlo.

La ira no podía ocultarse más tiempo en mí.

Perra.

- Eres una maldita zorra- le dije riendo- lo hiciste a propósito. No te cansas de joderme la vida.

Ahora con lo que ocasionaste, se cancela el trato- no había que más decir.

- Recuerda lo que tengo de ti.

- Eso ya no me importa. Has lo que quieras con esa información. Ahora se harán las cosas a modo. ¿Entendiste?

No hubo respuesta, solo una respiración irregular, que dio a saber que estaba desesperada buscando alguna respuesta y un nuevo plan para chantajearme. Pues esta vez no iba a salirse con la suya. Me daré las formas de entregarla.

El sonido de las patrullas acercándose me despertó. Mientras que la rubia preparaba un arma en sus manos, y seguía esperando una respuesta de su parte.

- Bueno. En ese caso. Nos vemos pronto- y colgué la llamada.

- ¡Vámonos de aquí, se acercan!

Y corrimos lo más rápido que pudimos.

Mientras corríamos, nos quitábamos las gorras y gafas.

Llegamos a una avenida.

Nuestra suerte fue que un taxi estaba de servicio y le dijimos que nos llevara a nuestro departamento.

- Suerte para ustedes que hoy decidí servir de transporte. Tampoco quería ir a mi casa...

- le pagaré más si se calla- el hombre bufó y se calló.

- Como digas.

...

Ya nos encontrábamos en el depósito del edificio donde vivíamos.

No sé cómo tuve el valor de decir lo que dije por celular. Pero no me arrepiento de nada. Ya está hecho.

Trajimos algunas mantas para abrigarnos; comida enlatada y pan (yo no puedo vivir sin pan); todas las armas que habitaban en nuestro departamento (necesario decir que son tres mochilas bien equipadas de casi todo tipo de armamento); y ropa propia de cada una en una mochila, sin contar las armas.

Pues no teníamos nada más que muebles y otras cosas sin importancia.

Ni una simple fotografía tenía yo. No tenía nada valioso excepto la vida de mis tres hermanos.

- Increíble. Dime ¿cómo piensas entregar a Mery a las autoridades?

- Algo se me ocurrirá. Por el momento solo quiero dormir.

- Genial- quería gritarle, decirle que se vaya si quiere, que yo no la obligué a venir aquí. Pero no dije nada. Simplemente le di la espalda y traté de dormir.

Mi celular sonó, no quería contestar y lo puse en silencio, dejando que me sigan llamando unos minutos más.

Desperté. Me quedé mirando el techo sin poder volver a dormir.

Miré a mi lado y estaba mi compañera. Literal, estaba a mi lado apoyando su cabeza en la punta de mi hombro, durmiendo profundo.

Lentamente me alejé y dirigí a la puerta que estaba con seguro.

La abrí y subí las escaleras que daban paso a otra puerta. Era como el primer sótano, y el otro, donde estábamos, era como un refugio, su puerta de entrada no se notaba por que se localizaba en el piso.

Me dirigía a mi departamento.

Al abrir la puerta, mi sorpresa no fue tanta pero el sentimiento de algún tipo de culpa, sí.

Todo destruido.

Adornos quebrados.

Muebles tirados y desordenados.

Fui a mi cuarto.

Fue peor. Todo un completo desastre.

En mi cama habían hoyos, indicando que dispararon varias veces, como si trataran de calmar su ira imaginando que disparaban a una persona. Y pienso que me imaginaron ahí, muriendo y desangrándome. Ya me doy una idea de la satisfacción que sería de esa persona si me viera así. Y también me doy la idea de quien pudo estar aquí.

Al parecer buscaba algo pero no encontró nada, o solo lo hizo en la desesperación de no saber qué hacer sin importarle nada.

- Creo que es hora de decir adiós a este lugar por un muy largo tiempo... o para siempre- no podía hablar más que susurros. Me reí sin encontrar sentido alguno a eso- eres una maldita enferma loca.

Fui a la ventana, que estaba igual quebrada, formando puntas filosas, tentativas para alguien que quiera hacerse daño. Manipuladoras a tal extremo de que escuches voces diciendo que las toques. Las miraba sin parpadear.

- No, Luna, no es lo que necesitas- hablaban en mi oído. Era mi compañera. Tenía razón. No lo necesitaba... por ahora. Reaccioné de nuevo, gracias a ella.

La empujé y salí de ahí a pasos largos y apurados.

- Hay que irnos de aquí, tal vez ya descubrieron todo.

- No lo creo, Lily. La policía no vino aquí a buscarme. Iré a la oficina de Bobby y si nadie sabe nada me quedaré. Ya no por ella, es por otra cosa que tengo pendiente.

Me miraba suplicante, rogando con esos ojos tan bonitos que nos larguemos de aquí y ya no volver. Pero el trabajo que me he dado yo misma recién empieza. Y es por el bien de esos tres idiotas.

- Lily, habrá una batalla. Nosotros contra todo el mundo. Las autoridades no van a descansar si descubren lo que en verdad pasa. Y si Mery se encarga de eso, te digo que, estamos más que jodidos. No quiero verlos en la cárcel y mucho menos en un manicomio. Si por mi culpa les llega a pasar algo, no tienes ni idea de lo que puedo hacer. Las únicas personas que me importan, son ustedes tres. Por más tonto que se escuche, es verdad- la chica ya estaba llorando. Yo no me permití llorar, no ahora.

- Si algún día nos llevaran a un manicomio, te aseguro que seriamos los cuatro sin falta. Siempre estaremos juntos, no importa el momento ni el lugar. Y no me importa lo que digas, sabes que... nunca nos vamos a separar. Somos solo los cuatro. Nadie más. Y nos tenemos entre nosotros.

Quería responderle que no, yo no importaba, que no importara lo que me pase a mí, mientras ellos estén bien. Pero en parte tenía razón. Ellos nunca me dejaron de lado y siempre lo agradecí. Solo somos nosotros y nadie más.

No pude decir algo más que:

- Haremos lo mejor que se pueda.

- ¿De qué?

- Para terminar con todo esto y ser libres- le dije mostrando una sonrisa tratando de calmarla pero ella seguía mirándome- prometo que nos mantendremos unidos y no me iré a ningún lado sin ustedes.

- No te creo.

- Cuando se trata de ustedes nunca juego con lo que digo- se acercó a mí y me dio un abrazo rápido. Yo no se lo devolví, ella sabía que no era alguien muy afectiva.

- Vamos ya.


No Tears - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora