Thomas

7: Buscando la salida, huyendo de las pesadillas

<La vida no se trata de encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo>

George Bernard Shaw

[Thomas]

Suspiré totalmente exhausto, sintiendo un cansancio brutal, el panorama no había cambiado desde que empecé a divagar en este lugar, todo lo que veo es oscuridad y una densa neblina siguiéndome el paso, no hay más que un amplio terreno desolado y deprimente extendiéndose por todo lo ancho del horizonte que a duras penas logro divisar. Veo como personas pasan a mi lado, muchas de ellas desde hace minutos, con la misma mirada perdida y piel pálida, con ropas antiguas y una sonrisa maquiavélica que me eriza la piel, todos lucen como lo que son, muertos. Apreté los puños buscando la manera de liberar mi frustración y continué caminando sin ningún rumbo, asemejándome a las almas a mí alrededor, siguiendo el único camino que este lugar me ofrecía hasta que logré divisar un viejo banco de madera y decidí que necesitaba un descanso.

Prácticamente terminé acostado en el banco, dándole una tregua a mi confundida y colapsada mente.

-y yo que creí que estaba volviéndome loco-solté una risa desganada-

Me mantuve inmóvil sobre la madera, contemplando el mismo paisaje, el mismo trazo deprimente a cada paso, a cada vuelta, en cada punto de este extraño lugar, recogí mis piernas, abrazando mis rodillas contra mi pecho y pensé, realmente lo hice, que de apoco las fuerzas se me estaban acabando.

Supongo que a esto es a lo que las personas se refieren, a este punto, este fragmento de tu historia donde reflexionas, recorriendo las páginas vividas, donde te das cuenta que los borrones y tachones te permitieron crear nuevas historias, donde ves que la vida vale la pena escribirla, pero a la vez es donde te comienzas a preguntar ¿De verdad viví cómo debía?

Mi única pregunta hasta el momento es: ¿Sirvió sufrir tanto para llegar a este punto?

Los recuerdos entonces llegan a ese primer momento doloroso, la pérdida de mi padre y es que ¿Cómo le dices a un niño de tres años que su héroe se marchó para no volver? ¿Cómo le enseñas a ser fuerte cuando su propia madre no lo es? porque después de que papá nos dejó todo fue tan difícil. De pronto, otro recuerdo me asalta mientras una niña de coletas me sonríe como si estuviese asesinándome al hacerlo, pienso en cómo mamá ya no jugaba conmigo, el cómo gritaba cada noche, pronto eso pasaba cada día, pienso en como se hacía daño e incluso a veces me lo hacía a mí, en todos esos doctores que la vieron y en los vecinos que decían que simplemente había enloquecido.

Me remuevo en el asiento, sentándome para reposar la barbilla sobre mis rodillas, vuelvo a caer en el abismo de recuerdos que me asaltan y el funeral de mamá está ahí, presente, como una huella que jamás se podrá borrar, puedo sentir aun al cerrar los ojos aquella brisa que rozó mis mejillas en su último adiós, recordar el cómo no llegué a llorar, pero si a cuestionar si su partida dejaría algo bueno en mi vida.

-no te culpo de todas formas-murmuré, cerrando mis ojos un momento-no es tu culpa

Decido volver a mezclarme entre los espíritus que vagan en estas tierras, suspiro fuertemente y me reincorporo para seguir con esta marcha absurda, con las manos en los bolsillos de los gastados vaqueros y los pensamientos divagando.

Y allí están, entre los recuerdos que siempre he querido olvidar, todas y cada una de las pesadillas que tengo desde la niñez, las de un espectro de ojos rojizos y garras cubiertas de sangre persiguiéndome, torturándome, acechándome a cada segundo, repitiéndome incansablemente en cada horrible sueño que quería matarme. Sinceramente no creí que la muerte que planeaba fuese tan dolorosa, un disparo dolería menos que haber creído que estaba loco toda la vida, morir de cualquier forma sería mejor que preguntarse ¿Qué estará haciendo eso con mi cuerpo? ¿Con mi vida? Quizás los rasguños y heridas con los que amanecía eran una buena señal de que no eran simples pesadillas.