Con la cara en alto

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Este corto va dedicado para mi adorada AdeBrown bebé te quiero millones. Espero que sea lo que tenías en mente. ❤ mira que he llorado como no tienes idea. Este corto me ha, sacado lágrimas grandes, pero todo sea por ti. Besos 😘

Con la cara en Alto -Reik


Altagracia Sandoval:


-¡Confié en tu palabra y me engañaste! -exclamé furiosa a penas Saúl abrió la puerta de su departamento le pase por el lado y él me siguió. Voltee a verlo y el desconcierto brillo en sus ojos. -Te vi besando a mi hija. -grité y sin esperar respuesta le solte una cachetada. -Tu y yo quedamos en que cada uno iba a seguir con sus vidas. Uno lejos del otro. Los tres por separado y eso incluía a Mónica. -mire mi mano temblorosa y roja por el golpe dado y tragué en seco. ¿Qué estoy haciendo?

-No, no, no -me interrumpió ansioso y enojado. -Nosotros no quedamos, tu viniste a exigirme. -manoteó furioso. -Eso fue lo que me dijiste, que me alejara de Mónica, me diste una ordén. Como sueles hacer con todo el mundo, pero yo No.Sigo.Ordenes. -recalcó las últimas palabras mirandome y sentí como el desespero me recorría y la frustracción me hacía temblar.

-No, no fue una ordén. Te lo pedí porque eso es lo único que podemos hacer. -flaqueé y trague en seco para controlarme.

-Si, si y eso fue lo que hice. Porque estuve contigo y estuve con Mónica, pero hoy fue diferente me tenía que despedir de Lazaro y tu tendrías que haber hecho lo mismo. -me dijo con firmeza al mismo tiempo que me apuntaba con su dedo indice.

-Y lo hice, por eso fui al cementerio, pero te ví con ella y el poco valor que obtuve para acercarme a ella me lo arrebataste. Estuve dispuesta a acercarme, a olvidar todo e intentar por un momento que me viera, que me perdonara; pero llegaste tu y ya no pude hacerlo. -sentí las lágrimas picar mis ojos y parpadeé para alejarlas. Lo ví flaquear y algo parecido al arrepentimiento brillo en sus ojos. -Menos mal que ella te puso un alto y te dijo que estaba con Adolfo. -el brillo de sus ojos se transformó en coraje nuevamente.

-Ah, por lo que veo no te perdiste ningún detalle. -la ironía se hizo presente en su voz.

-Ella te puso un alto porque ella si me respeta, no como tu que no sabes de lealtad. ¿Tu sabías que hay un periodista investigando mi vinculo con los Monkeys? Ese hombre sospecha que yo tuve algo que ver con sus desapariciones y no me avisaste nada.

-¿Y... y... y qué querías que hiciera que te lo avisara para que lo desaparecieras? -el desespero y la frustración lo hicierón flaquear. -¿Para eso? -exclamó y expandí mis ojos con dolor y me aleje un paso.

-Tu sabes que estoy sola en todo esto. -dije con las lágrimas contenidas.

-¿Qué querías que hiciera? ¿Qué lo matará por ti? -el aire se me corto de golpe y dos cosas pasarón por mi mente. La primera, ¿Qué hago aquí?. La segunda, ¿Qué estoy buscando? ¿Comprensión? ¿Regresar a lo que teniamos?

Un nudo en mi garganta me impidió hablar y los recuerdos de él besandose con mi hija en el cementerio me llegarón de golpe. Respire profundo y lo mire a los ojos.

-Nunca me comprenderás ¿Verdad? -pregunte y frunció el entrecejo.

-Entiendo por lo que pasaste Altagracia, pero las cosas no se arreglan como lo estas haciendo. Yo te ofrecí mi ayuda para refundír en la carcel a Daniel Llamas y a Rafael Cabral, pero tu no quieres. Tu lo que tienes es una sed de verganza que no se va a terminar hasta que los mates a todos. - no, nunca lo hará. Como puedo pedir comprensión a alguien que no ha vivido en carne y hueso lo que yo viví.

-¿Serías capaz de denuciarme? -pregunte.

-Yo solo se que me importas mucho, Altagracia. - "Me importas mucho" las palabras retubarón en mi cabeza y asentí.

-Te importo... -repetí y él bajo la cabeza nervioso y asintió. Ya es suficiente, hora de irme. Recojo el bolso de sobre el mueble a mi lado y me doy la media vuelta.

-¿A dónde vas? -escuche su voz y me detuve, cerre los ojos para retener las lágrimas y levante la cara.

-Me voy, ya esto se acabo. -dije aun sin mirarlo y sentí como sus dedos se hundían sobre mi hombro derecho y me obligaban a voltear.

-¿A qué te refieres? -prense una sonrisa irónica y me encontre con sus ojos.

-A todo, a esta conversación, que en primera no se porque esta ocurriendo ni porque estoy aquí. Al engaño.

-¿Engaño? -pregunto y su entrecejo se frunció de golpe. Asentí.

-El engaño que me hice al pensar que me amabas o que podías ser todo para mi. Me acabo de dar cuenta que nunca me amaste, solo fue deseo y que este sólo aparece cuando a ti se te da la gana. Vas,me buscas, te acuestas conmigo y luego siempre no soy la mujer que tu estas esperando. Esa que persigue tus ideales, buena, bondadosa sin cicátrices del pasado. -el enmudeció y parpadio repetidas veces. Sonreí. -Siempre serás tu, un hombre que dice amar con locura, pero que duda de la mujer amada. Él hombre que nos "ama a las dos" -hice las comillas con mis dedos. -Pero que piensa que nos tiene a las dos para cuando quiera tener sexo. -negue y levante la cara, respire profundo y lo mire. -Y no, yo soy demasiado mujer como para mendigar tu amor y el de cualquiera. Una vez te lo dije, pero de nuevo caí. -sonreí -Consecuencias del alcohol, pero te lo vuelvo a repetir y esta vez si lo cumplire, Yo sere una mujer más en tu vida, pero tu serás un hombre menos en la mía. -acaricie su barbilla con una sonrisa de medio lado y luego continue con mi camino hacía la salida con la cabeza en alto, como lo que soy Altagracia Sandoval, La Doña.

"-Me gusta verte así, quiero hacerte sonreír siempre... "

"-Tengo miedo, yo se que suena absurdo, pero así es... -observe sus ojos nerviosa y el brillo de la duda apareció en los de él. -Tengo miedo... -susurre realmente aterrada y el acaricio mi mejilla con ternura.

-Saltar un abismo da miedo, domar un potro salvaje da miedo, sentir lo que estas sintiendo eso da miedo, pero confía en mi, juntos vamos a transformar ese miedo en felicidad. "

"-Me siento rara. -lo bese y el frunció el ceño.

-¿Como?

-Ne siento viva. -sonreí"

Negue con la cabeza para apartar los recuerdos de mi cabeza y baje las escaleras. Me encontre con alguna que otra persona de la vecindad, que me mirarón entre aterrados y sorprendidos, mas lo ignore y continue con mi camino. Localizó a Matamoros fielmente al lado de la camioneta y me abre la puerta apenas me ve aparecer.

-¿Se encuentra bien, Doña? -pregunta y yo ensancho mi sonrisa.

-Mejor que nunca, Matamoros. Mejor que nunca. A la casa, hoy quiero descansar. -digo y el asiente obedientemente. Me subo a la camioneta y el cierra la puerta antes de correr hasta el lado del conductor y poner el vehículo en marcha. Observo por última vez la vecindad y suspiro -Por los recuerdos... -susurro y siento como la camioneta comienza a moverse.

Perderme en tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora