DANIEL EVANS

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-Gracias- El profesor Evans tomo su vaso de café con vainilla como lo solía hacer, siempre iba a la cafetería de en frente de su apartamento . Con tan solo 25 años se había mudado solo a San francisco para impartir clases en la secundaria Marion Nichols .

Le dejo unos cuantos centavos a la mesera como propina y con rapidez se levante para dirigirse a tomar el tren. Estaba nervioso, no podía evitar ver  el reloj de su muñeca izquierda quien le insinuaba tardanza  , era su primer año en dar clases, y claro como es el profesor nuevo que impartirá en clases en el área de biología lo mas probable es que le hagan burla.

Después de unos 15 minutos en el tren bajo de este apresurado, podía ver a través de sus gafas tipo botella unos cuantos estudiantes riendo a carcajadas y otros charlando animadamente por el juego de ayer de los Pittsburgh steelers y los cowboys de Dallas en la NFL, el profesor Evans no estaba tan interesado en los deportes, el prefiere mas los libros, crucigramas e ir al zoológico para ver los animales, cosas poco común para una persona de su edad. Siendo un hombre soltero y con pocos amigos no tenia diversión para los fines de semana,  siempre era lo mismo, ir a iglesia, luego comprar sus revistas porno, estar en el parque y ver a la sexy niñera que cuidaba a los niños del piso de abajo, vistiendo un corto uniforme que le permiten ver sus largas piernas lo cual le provocaba una deseo incontrolable que lo obligaba a ir a su apartamento todo excitado para poder masturbarse. Para el era tan normal como la vida de esos chicos que hablan de Futbol americano.

-¿Daniel Evans?- una voz femenino hizo que nuestro protagonista se volteara con una sonrisa en sus labios - ¿Usted es el nuevo profesor de Biología? - la chica con ascendencia asiática lo observa de pies a cabeza, hace una mueca al ver el aspecto de este hombre. Alto y escuálido, lentes tan grandes que podría cubrir su rostro y con una vestimenta muy holgada y anticuada.
- si, soy yo -muestra sus amarillos dientes, después de muchos años de usar retenedores se sentía libre de mostrar su sonrisa.
-Soy Anne Lee, la secretaria del rector Mitchels- alza su mano derecha para poder estrecharla con el, torpemente el profesor pasa su maletín color caoba hacia su mano derecha y dejar libre la izquierda para estrecharla- El rector desea hablar con usted venga conmigo-

El profesor Evans asiente rápidamente para seguir a su guía, miraba de reojo a la joven Anne con nerviosismo de que esta lo atrapara mirándola. Este era uno de los pocos momentos que interactúaba con alguna mujer, después de su madre y la tia Nancy que vivía en Kansas. Siempre fue un niño tímido y retraído nunca le gustó jugar con los otros niños, siempre fue muy callado durante su infancia, le gustaba mas hacer experimentos en su patio trasero o matar insectos o las aves que se posaban en el gran roble que estaba en su casa, para el todo eso era tan normal. Su infancia fue perfecta para su pensar.
- Debe estar emocionado de dar sus clases ¿verdad?- Dijo Anne saludando con la mano algunos alumnos que pasaban por el pasillo.

-La verdad si, es mi primera vez - se encoge de hombros sin despegar la vista de la joven Anne.

-ya llegamos- dice tocando la puerta para luego escuchar de una voz muy grave un <Pase>, Anne abre la puerta de roble, el profesor se acerca a la puerta y aspira un poco de ese exquisito olor haciendo que los recuerdos de su infancia floten por su cabeza - Señor Evans,¿ se encuentra bien ? - La voz de Anne lo hace reaccionar y se incorpora.

-Si, si es que...Linda oficina - suelta una risa nerviosa -
-Gracias - dice un hombre de unos 47 años, cabellos castaños con unas cuantas canas salpicadas y unos ojos color café - Bienvenido a la secundaria Marion Nichols, siéntese por favor - le señala una silla de madera, El profesor asiente y se sienta deja su maletín en el suelo.

-con su permiso- se retira Anne haciendo una breve inclinación para luego salir de la pequeña oficina.
-Espero que su estancia en esta secundaria sea de su agrado, ¿Le ha gustado los jardines?- Sonrió el rector orgulloso de esa majestuosa escuela
- Gracias y si me encanto señor Mitchels- dijo acomodando sus gafas de su perfilada nariz.

- Bob, dígame Bob - se paro de su sillón color chocolate, y camina hacia al gran ventanal que los cubría con unas cortinas de enrollar de un color blanco hueso-¿se acuerda la pregunta que le había hecho el primer día que lo conocí ?- Semanas antes Daniel había tenido una entrevista con el rector para poder dar clases, este encantado de su intelecto que sin dudarlo lo contrato por otro lado Daniel estaba muy nervioso, acaba de salir de la universidad y se estaba arriesgando a no obtener ese empleo pero por suerte lo obtuvo. Bob se cruza de brazos mirando fijamente los ojos azules de Daniel.

-Si la recuerdo,¿Por que me gusta enseñar? Desde siempre he querido enseñar, esa satisfacción de poder darles conocimientos a jóvenes es lo que mas deseo - relame sus labios al finalizar la última oración.
El rector lo mira frunciendo el ceño luego suaviza la mirada y sonríe- La misma respuesta - Camina para buscar unos cuantos papeles en su escritorio - Tenga aquí están los horarios y a cuales aulas debe asistir.

-Gracias - toma el papel y mira la primera aula - ¿Como puedo llegar ?-

-Anne le ayudara con eso - dice organizando un poco el escritorio, Daniel asiente toma su maletín y se despide nuevamente de Bob con la cabeza abre la puerta, saca un poco el rostro para ver si puede visualizar a Anne y la ve con una mujer de unos 35 años. Camina a paso rápido donde la chica acomodando sus gigantescas gafas.

-Se..señorita An..ne- tartamudea al llegar con la chica, ella lo mira un poco incomoda- Bob.. digo el señor Mitchels dice que si me podría enseñar la escuela-
- claro- rueda los ojos con desgano - Hablamos mas luego Blair, vamos- camina por el pasillo principal, Daniel la sigue con su maletín en mano, recuerda los momentos en la secundaria el siempre llegaba de primero a sus clases, nunca faltaba a ellas y era demasiado aplicado, estar en la escuela le encantaba aunque durante ese tiempo siempre sufrió de abuso. Para todos el era la escoria y un bicho raro que caminaba entre los pasillos solo, pero Daniel nunca lo vio de esa manera, para su perspectiva el dolor que sentía cuando lo golpean era satisfactorio, lo excitaba, era una de las razones por la que iba a la escuela. Sentir dolor era su mayor deseo.

Diario de un Canival Donde viven las historias. Descúbrelo ahora