Capítulo 6

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Solo una mala noche

Ronnie

Llegué a mi casa, subí las escaleras rápidamente y sin más azoté la puerta de mi habitación a penas entré. Estaba furioso. ¿Qué rayos le había hecho yo a la vida para que me tratara así? De todos los hombres en este universo ¿tenía que aparecer con él? ¿vestida así? Joder.

Ella se veía demasiado hermosa. Demasiado. Quizás en exceso. Su cabello caía natural sobre su espalda cubriendo un poco lo que aquel vestido azul ajustado dejaba a la vista. Vestido azul oscuro. Ajustado. Verla era para morirse.

Sus piernas lucían de infarto y más aún llevando tacones. Sin embargo, cuando la vi llegar no parecía cómoda con lo que cargaba puesto. Bajaba su vestido a cada momento y yo sonreía para mis adentros. Por un momento no la vi más porque Matt me llamó a la cocina, me pidió que le ayudara con algo. Ojalá me hubiera quedado ahí toda la noche. Después de terminar lo que estaba haciendo, Matt salió a recibir a otros invitados, lo seguí después. Y ahí estaba ella, despampanante. Y luego estaba él, aferrándola a su cuerpo. Tuve deseos de acercarme y golpearlo hasta que no tuviera fuerzas. Aún así, me contuve. La miré fijamente preguntándole sin hablar. Sé que captó mis sentimientos, sé que quizás pasó la noche preguntándose el por qué. Pero, ¿a mí que me importa? ¿Ah?

Ella cree que soy un acosador, un enfermo sin atender siquiera a mis razones. Bueno, que lo crea. No me importa en lo absoluto... O eso es lo que quiero creer.

-¡Aght! -Solté un grito sin querer y me tiré a la cama. Necesitaba desahogarme de alguna manera o iba a terminar colapsando.

-Ronnie, cariño... -Mamá. Debí haberla asustado con mis pasos fuertes, portazos y demás.

-Tranquila mamá, estoy bien. Fue una mala noche, no una mala vida.

-Suspiré-. Me dio las buenas noches y escuché claramente sus pasos al dirigirse a su habitación. Me relajé cuando oí su puerta cerrarse.

Descuidadamente me quité la ropa que tenía puesta y empezaba a relajarme cuando el motor de un coche llamó mi atención. Al parecer Shiloh había llegado.

Quise prestarle la mínima atención posible a la luz de su habitación encendida. Pero me era un tanto difícil. Con mi naturaleza de hombre, imágenes de su pequeño cuerpo en ese vestido -o sin él-. hacían presencia en mi mente.

Odiaba sentir esa necesidad de verla todo el tiempo. Odiaba no saber cómo explicarle que yo no era un acosador. Odiaba que me importara lo que ella pensara de mí, y odiaba que me afectara tanto. Nunca había tenido esta clase de problemas, y era exactamente porque yo no solía involucrarme. Estaba harto de todo.

Fácil, no le hablaría más.

Un ruido me sacó de mi ensoñación, venía de mi ventana. Ésta estaba cerrada y las persianas estaban corridas así que no había peligro de que algún animal entrara. Sin embargo, el cristal volvió a sonar, tres toques. Me quité la almohada que previamente había puesto sobre mi cabeza y me levanté de la cama. Abrí la persiana para alejar a la ardilla o lo que sea y me encontré con un par de ojos ámbar bien abiertos. Me sorprendí tanto que trastabillé. Para mi desgracia, había olvidado que estaba en bóxer. Simplemente genial.

Tomé lo primero que encontré y me lo puse antes de abrir la persiana nuevamente. Ella estaba muy sonrojada y había desviado su mirada hacia los árboles. No quería siquiera pensar en cómo estaba yo.

Aclaré mi garganta antes de hablar.

-Shiloh... ¿Qué haces...

-Shhh. No hables. -Se limitó a decir antes de morder su labio inferior-. ¿Puedes salir un momento?

Your Guardian AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora