Capítulo 5

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"Ya lo sabía"

Con la excusa de ir al tocador, me alejé de mi acompañante por un momento. En realidad él era lindo, atento y cuidadoso... Tan cuidadoso que su nombre no se le había escapado ni por error.

Pero, a pesar de todo no he podido concentrarme debido a que estaba pensando en la reacción de Ronnie. ¿Por qué se puso tan molesto? Yo debería estar molesta con él. Ja.

Sin embargo, me desvié de mi camino y lo busqué furtivamente por todos lados, sin tener idea del por qué, necesitaba hablarle. Necesitaba verlo.

-¡Shiloh! !Aquí estás! -Stella sonreía de oreja a oreja mientras Gerard la abrazaba por detrás. En realidad no esperaba toparme con ella en este momento. A pesar de eso, sonreí.

-Hola Stell, te ves hermosa. -Señalé su vestido que en realidad se veía encantador, pero quería apartar un poco la atención de la pregunta que en realidad quería hacerle en este momento.

-Hm, ¿has visto a Ronnie? -Stella enarcó una ceja. Ella no se esperaba aquello ni por asomo. Pero, «¿qué hacía yo preguntando por Ronnie?» tiene que haber sido uno de sus pensamientos. Aún así, no dijo nada y se limitó a asentir.

-Lo ví hace unos minutos, pero estaba hecho una furia y se ha ido por la puerta principal sin decir una palabra. Se veía... dolido, creo. No lo sé, pero me extrañó de él. Siempre parece que nada le afecta.

Como sea, ¿qué querías decirle? -Me miró, obviamente ajena a lo que pasaba. Aunque, ¿en realidad pasaba algo? De repente se me quitaron todas las ganas de estar aquí. Había sido una mala idea venir, en primer lugar. Rechacé su pregunta con un ademán y solté un inaudible suspiro.

-No, nada importante. -Volví a forzar una sonrisa; era la quinta vez que lo hacía esta noche.

Después de una conversación vana con Stella regresé hacia el salón principal, mi acompañante estaba pulcramente sentado en un taburete con una bebida en su mano derecha. Viéndolo desde aquí parecía un poco mayor. Suspiré recobrando las fuerzas necesarias para hacerle frente y me encaminé a su encuentro.

-¿Por qué has demorado tanto? -A pesar de que su voz fue suave, no me sentí muy cómoda con su pregunta. Tomé asiento en un taburete a su lado y me giré para quedar de frente a él. Él me miró de vuelta y yo sólo me encogí de hombros.

-Bueno, estoy aquí, es hora de que me devuelvas mi libro y me digas tu nombre. -Me acomodé el vestido.

-¡Hey! no te apresures... Primero debemos bailar. -Sonrió ladino. Pero qué estaba diciendo, eso no formaba parte del trato. Yo no bailaría, no con él. Por más lindo que fuera.

-Nadie dijo nada sobre bailar, no lo haré. -Negué con la cabeza y me levanté del taburete, en realidad no la estaba pasando bien. Para mi mala suerte, me sorprendió rodeando mi cintura con su brazo libre y me llevó al centro de la pista donde la mitad de los invitados bailaban al ritmo de la música. En realidad quise golpearlo en ese momento.

-Anda, déjate llevar. -Susurró en mi oído detrás de mí y me giró para que nuestros rostros de encontraran. Sus ojos verdes se veían muy brillantes debido a la iluminación de la pista, su cabello rubio cubría parcialmente su frente desprovista de sudor. Era tan blanco. No supe cuándo comencé a bailar. No era una experta en baile pero sabía defenderme. Mi padre me había llevado a varios cursos de danza cuando era pequeña. En ese tiempo, solía llevarme bien con todos. Suspiré de manera inconsciente.

-¿Sucede algo, hermosa? -Me estremecí levemente, no podía acostumbrarme a su contacto. Me las arreglé para poder negar con la cabeza.

-Sólo pensaba... -¿En qué pensabas?-. Sonaba decidido a saberlo, pero yo no quería hablar. ¿Qué tenía que saber él sobre mí?

-No, en nada. -Me separé un poco de su cuerpo cuando una canción lenta sonaba por los altavoces. -Creo que es hora de irnos.

-¿Ahora? Oh, vamos. Es temprano aún... Tu mamá entenderá.

-No tiene nada que ver con mi madre, sólo quiero irme a casa.

Y recuperar mi libro de Informática, claro.

-Bueno, está bien. Se nota que no sales mucho.

-Ese en realidad no es tu problema. -Lo miré desafiante. ¿Por qué tendría que importarle? Estaba empezando a hartarme de su pose de chulo y de cómo me miraba. Se veía sexy, sí. Pero me estaba molestando.

-Claro que es mi problema, eres mi cita. -Sonrió mostrando todos los dientes dientes. Le devolví la misma sonrisa esperando que se notara la ironía tanto como fuera posible.

-Llévame a casa... -Mi voz se apagó cuando caí en cuenta de algo. Seguía sin saber cómo se llamaba. Lo miré fijo -¿Cuál es tu nombre?

Se relamió los labios, me dedicó una media sonrisa y no dijo nada más.

Había buscado a Stella por todos lados pero al no encontrarla regresé al lado de mi misterioso y arrogante compañero.

El viaje de regreso a casa fue igualmente silencioso que el de la ida.

-Gracias por traerme. -Dije con un asentimiento de cabeza. Él me miró.

-No te preocupes. Ah sí... -Se giró hacia la parte trasera del coche y agarró algo. Cuando estuvo en mi campo de visión reconocí lo que era.

-Mi libro. -Dije para luego tomarlo entre mis manos y volví a asentir dedicándole una media sonrisa. Agradecí y me volteé dispuesta a irme.

-James.

Giré de nuevo en dirección al coche.

-¿Disculpa?

-Mi nombre es James.

-Ah... Eh... Soy Shiloh.

-Ya lo sabía. -Sonrió-.

Antes de que pudiera reaccionar, él ya había encendido el motor y se había ido.

Your Guardian AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora