Experiencia 41

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Querido diario,
Un vez estaba en mi trabajo, mi traje gris claro ejecutivo era lo que más llamaba la atención de mis compañeros, o mejor dicho: la mancha rojiza de mi trasero era un espectáculo para quienes me veían por los pasillos.

No fue hasta que fui al baño, que me di cuenta de lo que me había pasado, tomé mi blazer, tapanpando improvisadamente mi trasero, salí hasta una tienda de ropa que había en frente.

Cuando estuve protegida y con un nuevo pantalón, decidí volver a la normalidad, contoneando mis caderas con tranquilidad hasta mi despacho.

Luego de cinco horas, al finalizar mi jornada laboral, recogí mis cosas, ordenando mi oficina, pero terminé haciendo una carta de disculpa y otra de solicitud de una nueva silla, puesto a que la que tenía, se encontraba teñida de rojo.

Andrés, realmente me impresiona que en un día hayas logrado manchar dos pantalones y una silla, pero era algo que en un pasado se veía venir.

Bendito Andrés, eres peor que una espinilla en el trasero. Y al parecer tu mejor distracción es verme avergonzada ante todos.

                                              Andrea.

                

Bendito AndrésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora