Capítulo 5

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Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

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Capítulo 5

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La puerta se cerró con un estrepito, y un fuerte suspiro rompió el extraño silencio que se había adueñado de la habitación, apenas iluminada, tras la marcha de Serena, mientras un apuesto pelinegro, a medio vestir, se frotaba con esmero el rostro con ambas manos.

La había complacido, como casi siempre, solo que esta vez era todo tan diferente, no se sentía complacido con él mismo como sucedía habitualmente cuando veía aquella satisfacción descarada, de que sabía que se había salido con la suya, en los ojos de la rubia.

¿Se había aprovechado de ella?

Se preguntó por enésima vez en aquella noche; y era consciente de que no estaba muy seguro de cuál era la respuesta.

Si era honesto con él mismo, la verdad era que no había querido hacer aquello en un comienzo, sobre todo por el hecho de que valoraba demasiado su amistad con la rubia como para estropearla con algo así, pero Serena era demasiado tozuda cuando se trataba de conseguir lo que deseaba.

Pero lo cierto era que si él no lo hubiera querido, por mucho que ella llorara y pataleara, no habría accedido, así tuviera que lidiar con ella y su porfiada boca por meses... y también con sus desvergonzados intentos de convencerlo.

Otra cosa en la que no podía mentirse era en lo mucho que había disfrutado. Mierda, había sido tan condenadamente delicioso hundirse en ella. Había imaginado que sería diferente porque jamás un hombre se la había tirado antes, pero había superado sus expectativas con creces.

Tal vez, después de todo los hombres eran unos ignorantes respecto a ese tema, porque tirarse a Serena por primera vez, había sido completamente excitante y exquisito.

Y aunque no le había explicado a la rubia que hacer el amor y el sexo, lo que ellos habían practicado, eran cosas distintas, él había disfrutado enormemente el haberse tirado a la rubia.

Mierda.

Gruño mientras se pasaba nuevamente las manos por el rostro, no podía pensar a si de ella, Serena era su mejor amiga y aunque la rubia fuera una dulce tentación, tenía que alejar aquellos pensamientos de su mente.

Pero a pesar de eso, había sido sumamente satisfactorio.

Solo que aquel momento en que el placer había menguado, las preguntas se arremolinaban en su mente. No era que se arrepintiera, porque realmente no lo hacía, era más bien que aún le costaba un poco de trabajo creer como habían sucedido las cosas.

Cerró los ojos rememorando con cuidado todo lo que había pasado en los últimos días, intentando recordarse por qué demonios había cedido.

Serena era una chica muy bella, no solo físicamente y a Darien siempre le había encantado su manera de ser; de actuar y de pensar. Y aunque no había pasado jamás desapercibido la mujer hermosa en la que se estaba convertido en los últimos años, él siempre se había propuesto no mirarla de aquella manera, por respeto a su amistad y a la misma Serena.

El amor de SerenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora