Capítulo 1

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CAPÍTULO 1

Al salir de la tienda, noté que estaba lloviendo y enseguida saqué la sombrilla, cuando veo a un cachorro blanco abandonado al final de la calle en una caja de adopción. Al darme cuenta ya me estoy aproximando al pequeño sin vacilar; me acerco cuidadosamente como si temiera a que me fuera a morder. Me agacho, dirigiéndome a él, y le digo en voz apenas audible:


-Así que te has quedado solo tú también…

Me es casi imposible recordar que ya no tengo a nadie sin soltar lágrimas, pero de una forma u otra, consigo soltar solo unas cuantas y volver a mi estado serio. A veces pienso que sigo siendo una cría de 16 años, pero es normal llorar cuando alguien muy cercano a ti ha fallecido.

Cargo al cachorro y me decido a llevármelo a casa, tal vez él me de la compañía que me hace falta.


De alguna manera u otra consigo cargar al pequeño y las compras que hice hace unos minutos.


Al llegar al apartamento bajo al pequeño para que se familiarice con su nueva casa y recuerdo al verlo, que no le he puesto un nombre, “Primero tengo que saber si es un macho o una hembra” pensé, pero su forma de ser me lo dijo todo, sí, es un macho. Me dirigí a mi habitación mientras pensaba en el nombre del cachorro y me senté en la cama. Lo observé un rato y cogí una foto de mi buró, la llevé a la cripta de mi madre y la coloqué a un lado de la foto de mi madre, cambié el incienso, porque el otro ya casi se acababa y comencé a rezar. “Madre, mi padre te estará ya acompañando en estos momentos, o quizá pronto; yo me he quedado sola, bueno no completamente, pues tengo ya un compañero. No me he decidido a su nombre, pero quiero encontrar uno que tenga que ver con su apariencia,” ¡Eso es! Me decidí al nombre de Ameshiro que viene de Ame, lluvia y Shiro, blanco. Le puse un nombre en japonés porque aunque mi madre no tenía rasgos de esa cultura, sus ancestros eran japoneses.

“Madre, padre, gracias.” Y al terminar de rezar, hice una pequeña reverencia y me dirigí a la cocina para cenar, pues ya era tarde. Cogí una manzana y noté que Ameshiro me observaba y supuse que tenía hambre, entonces recordé los restos de carne que había dejado en la tarde, abrí el refrigerador y saqué un envase, cerré el refrigerador y me dirigí a una puerta encima del fregadero, tomé un plato viejo de mascotas y le coloqué la carne que tenía el envase, lo puse en el piso y Ameshiro comenzó a comer. Al terminar, me quedé satisfecha con la manzana que había comido hace ya unos minutos y bostece. Me dirigí a mi habitación y como la cocina está a un lado de la entrada, noté un pequeño trozo de papel tirado en el piso de madera, o mejor dicho, un sobre. Me extrañó ver algo así en me apartamento ya que hacía 2 días que me mudé porque mi padre falleció, me agaché para tomar el sobre y ver si estaba en lo correcto que era para mí. Decía que era para Hiyori Vargas, en pocas palabras, para mí. Mi padre era un italiano por eso el apellido, pero mi madre me quiso poner un nombre de su cultura, aunque no tenga rasgo alguno de japonesa. Lo abrí cuidadosamente como si temiera al contenido y esto es lo que decía:


Estimada Hiyori Vargas,

 

Le hemos mandado esta carta porque ha sido admitida en el Colegio Harton, un colegio privado mixto que solo admite a los mejores estudiantes de todo el país y es uno de los colegios más reconocidos en el mundo por su nivel alto y por su prestigio. Solicitamos su presencia en el colegio el día siguiente en el que recibió esta carta. Esperamos su respuesta ansiosamente.


Atentamente,

Instituto Harton.

No me lo podía creer, ¿Cómo era posible si no había un pago adelantado?, solo podía significar algo, alguien me pagó por adelantado una colegiatura muy alta, porque ese colegio es uno de los más caros del país. Debería darle las gracias al que lo hizo, pero puedo entrar en un colegio público y así no causo problemas. Si aceptaba, la posibilidad de saber quién es era alta. Al terminar de leer me fui directo a la cama y sin pensarlo más, me quedé dormida.

Nueva historia* (doblado en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora