CAPÍTULO 10
Era una casa idéntica a la mía por dentro, me quedé asombrada al ver lo perfecto que era, pues no llevaba mucho del haberme mudado. Era ya evidente que esto tenía que ver conmigo. Me decidí a examinar el lugar porque se sentía el lugar pesado, como si ya tuviera más de setenta años. Ameshiro comenzó a olfatear como si hubiera algo escondido, así que lo seguí conforme caminaba y efectivamente, había una entrada a un sótano debajo de una alfombra que era igual a la que mi madre cuidaba tanto. Levanté la alfombra y abrí la pequeña entrada. Mi can entró primero que yo rápidamente y yo le seguí. Era como una cueva, abandonada, con goteras y pequeñas rocas de gran valor, pero algo más, no era una fosa común, era un pasadizo secreto lleno de historias, las paredes parecían llenas de graffiti pero estaba tan obscuro que me era difícil leerlos así que busqué algún objeto que tuviera la pinta de una linterna pero al tratar de tomarla me tropecé con una roca y mi mano tocó algo nauseabundo, algo repugnante. Enseguida quité mi mano de esa cosa y cogí la linterna que había visto difícilmente por la obscuridad y la prendí con un cerillo que tenía en el bolsillo del pantalón porque mi padre solía pedirme para su cigarrillo. Al acercar la bombilla al objeto que había tocado hace ya minutos atrás, noté que era un insecto desconocido, jamás visto; ciertamente hay animales que los humanos no hemos descubierto todavía y creo que ese era uno de ellos.
Sentí aversión al saber que era lo anterior y decidí dejar de observarla y olvidarlo. Seguí mi camino con mi compañero y al final de la cueva había una luz extraña, desconocida, me acerqué más y lo vi a el. ¡Era Michael! Me parecía raro verlo a el y menos en una especie de cuarto de varón. No quise observar el lugar y me centré en Mike, observé sus ojos verdes intensos y me le acerqué lentamente, pero al acercarme a el, noté algo exótico, todo era una ilusión, desde la cueva. Al darme cuenta la ilusión desapareció, Mike se desvaneció. Me puse a pensar que fue o desde que lugar fue donde se causó la ilusión y de pronto se me vino a la cabeza la obscuridad, humedad y la presencia de los hombres no comunes que había presenciado. Apagué la linterna inmediatamente para evitar más sueños y corrí hacia la entrada de la cueva. Intenté abrir la puerta pero al parecer la habían cerrado para entrar en el estado de ver lo que quieres o te importa. Saqué un cuaderno de notas que llevaba para escribir lo que encontraba e intenté alejar el humo que provocaba las ilusiones que había visto hace ya un momento. Ameshiro estaba ladrando fuertemente porque presenciaba peligro. El haber usado mi cuaderno de notas me dio poco tiempo para tratar de abrir la puerta y lo logré a tiempo, abrí la pequeña puerta para salir de aquel lugar, pero al salir algo nos esperaba.
Había un incendió en la casa tan parecida a la mia, y al parecer no era un incendio cualquiera, fue provocada por una fuga.
El fuego estaba siendo tragado por el aire y solo quedaban pocos segundos para explotar y acabar con Ameshiro y conmigo.
