CAPÍTULO 3
Decidí hacerme amiga de Shaley y esperar el momento preciso para preguntarle sobre la carta. Supuse que ella me iba a invitar a tomar el almuerzo con ella, así que espere a que ella misma hiciera el primer paso. Después de presentarnos, nos dirigimos al salón en el que ya había llegado el profesor, pensé que nos iba a dar una regañiza, pero no fue así, de hecho, nos dijo que nos sentáramos y comenzó a dar las explicaciones de lo que íbamos a aprender en este año escolar. Al terminar la clase, seguía la de literatura, todo era en el mismo salón excepto artes y educación física que era en el gimnasio o el patio. Las primeras horas del colegio eran infinitas, me la pasaba pensando en el chico que había chocado conmigo, o yo con él. En ese instante me voltee a ver el pupitre que estaba solo junto al mío y pensé en que se supone que no deberían sobrar pupitres, tal vez alguien que se saltaba las clases o incluso dicen que algunas personas pueden faltar si son de los más dedicados, pero he oído que están o en la biblioteca o en el patio haciendo deberes o practicando para algo que les falle. Volví de mis pensamientos de la banca y noté una mochila colgada en la silla y así supe que era una de esas personas que se saltaban las clases por ser muy dedicados. Sentía la mirada de Shaley que se interesaba a saber qué es lo que pensaba o veía y eso me intimidaba un poco. Miré el reloj y ya faltaban 5 minutos, pero creo que el profesor se dio cuenta, porque me dijo que leyera la siguiente parte. Por suerte, Shaley me señaló donde estábamos, porque se sienta un lugar detrás del que está a un lado del mío, en pocas palabras el abandonado. Leí en voz apenas audible por los nervios:
Las flores del jardín eran tan hermosas que era imposible ignorarlas, claro ese era el gran poder del mago que guardaba sus tesoros en el fondo foso del jardín, como las personas que miraban las flores, no podían mirar a otra parte, el mago aprovechaba para esconder el pozo que contenía eso que tanto guardaba, pero un día, una persona sabía del hechizo de las flores, decidió no mirar las flores y mirar el cielo azul. El mago estaba impresionado y enfadado al ver que descubrió el hechizo y puede que sabía de su tesoro también, entró en pánico y no supo qué hacer, así que decidió engañarlo con su apariencia y se disfrazó de una mujer hermosa, él sabía que los hombres no se podían resistir a algo así, pero el chico era tan sabio que no hizo caso y siguió su camino…
Sonó el timbre y me salvé de leer más de lo que ya había hecho. El profesor me felicitó por mi gran trabajo y me empujó a la puerta del salón, yo le seguí la corriente y salí a tomar el almuerzo con Shaley, mi nueva amiga.
Al llegar al patio escogimos un espacio con césped y en la sombra de un árbol, abrí mí contenedor que guardaba el almuerzo que me preparó el mayordomo. Era el famoso curry japonés con papas a la francesa y un agua aparte. Recordé lo de él pupitre ubicado a un lado del mío y decidí preguntarle a Shaley.
-Tengo una pregunta Shaley.
-Oh, no, no me llames Shaley, dime Shay.- esbozó con una sonrisa pícara. -Adelante, puedes preguntar.
Asentí con la cabeza y le dije:
-He notado que hay un pupitre a un lado del mío en el salón y he recordado que hay personas que se saltan clases debido a la dedicación que utilizan para las clases y me he preguntado quien es esa persona, la que se sienta junto a mí.
-Bueno, es un chico muy inteligente, se puede decir que tiene aspecto muy atractivo, se llama Michael, se la pasa en la biblioteca y a veces asiste a clases. De hecho hoy vino a dejar su mochila y se fue unos minutos antes de que llegaras.
¿Unos minutos antes? Lo debí haber visto porque solo habían tres personas en el pasillo antes de que entrara, yo, el profesor de clase 1-A y el chico que chocó conmigo. ¡Es verdad!
-¿Michael es de cabello castaño, ojos verdes (hipnotizantes) y un poco alto?
-Sí, si es él. ¿Ya lo has encontrado? O ¿Cómo acertaste a una perfecta descripción?
-Ah, pues es que al dirigirme al salón, tenía tanta prisa que comencé a correr y al llegar al pasillo choqué con él.
-Tal vez quieras hablar con él. Venga que te lo presento.
Y nos dirigimos a la biblioteca, en donde algo inesperado iba a suceder.
