Gracias. Te quiero mucho más de lo que me atrevo a decirte:
Me dices que me acerque y yo, ingenua de mí, lo hago sin dudar. Comienza entonces una batalla de pistolas de agua con base campal en el jardín de mi casa. Y esto es justo lo que necesitaba; me olvido de todo y de todos. Ojalá todas las guerras fueran como esta y todas las armas de juguete. Hace tanto calor que incluso se agradece que la ropa se moje con el agua de una batalla que me está haciendo reír a pulmón. Hacía mucho que no me lo pasaba tan bien. Me escondo detrás de un árbol y es entonces cuándo descubro que estoy acorralada, así que; con pistola en mano, salgo corriendo y paso justo por delante de mi cruel adversario. Este me masacra y ya ninguno de los dos puede controlar la risa. Él me arrebata el arma y me ataca con ambas; no tiene piedad. Pero justo entonces se queda sin munición. En el momento en el que los dos nos damos cuenta de que estamos tirados en el suelo y empapados de los pies a la cabeza nos ponemos a reír como locos.
Justo cuándo estamos a punto de ir a cambiarnos (he aceptado humildemente mi derrota) una manguera asesina interfiere en nuestro camino y acabamos aún más mojados (si es eso posible) Y ahora ya sí; es imposible contener la risa porque guerras como está siempre merecerán la pena.
Destinatario: El hermano mayor con alma de niño pequeño.
Remite: Anónima

ESTÁS LEYENDO
Remite: Anónima
Short StoryQuerida persona que me está leyendo: Hola. Sé que confiar en alguien que se niega a decirte su nombre es algo complicado, pero intenta ponerte en mi lugar. Necesito un medio, a estas alturas me vale cualquiera, para poder decir lo que pienso sin sen...