Querido reloj:
Suena el despertador. Miro el reloj y son, exactamente, las 3:33 de la mañana. Al final uno se acaba acostumbrando a que el despertador suene todas las mañanas a la misma hora; aunque no seas tú quién lo programe.
Hago lo mismo de todos los días. Me levanto, me ducho, me visto, desayuno algo y cojo las llaves del coche.
Me dirijo hacia el cementerio. Mis pies ya me llevan como por inercia a la tumba de Alex. He cambiado 365 veces las flores de su tumba desde el último 3 de marzo; cuándo a las 3:33 perdí al amor de mi vida. Desde entonces siempre son las 3:33
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Nota:
Para lengua teníamos que hacer una historia extremadamente corta y no sé por qué se me ocurrió esto. No es mi estilo tener un límite de palabras, sobre todo porque en mi cabeza la historia tiene muchas más variables de las que un texto tan corto puede mostrar. Por ejemplo; que el chico murió en un accidente de coche, que los dos personajes estaban discutiendo por teléfono cuándo el chico murió o que la chica se volvió loca. Eso puede ser así o... a lo mejor la que conducía el coche era la chica, el chico murió y ella se siente responsable. Eso es lo bueno de los textos cortos, que el desarrollo queda en manos de los lectores. Os dejo con una pregunta ¿Que creéis que le pasó a Alex y a nuestra chica del reloj?
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Remite: Anónima
Historia CortaQuerida persona que me está leyendo: Hola. Sé que confiar en alguien que se niega a decirte su nombre es algo complicado, pero intenta ponerte en mi lugar. Necesito un medio, a estas alturas me vale cualquiera, para poder decir lo que pienso sin sen...