Capítulo 6

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Una semana había pasado luego de aquel extraño encuentro. El campamento había llegado a su fin. Gracias a Lucifer, nadie volvió a comentar nada de lo que pasó aquella noche, tampoco volví a saber del Papa Emeritus. 

Luego de aquel extraño encuentro con El, no recordé nada. Hasta que Phoebe me sorprendió y regañó por estar fuera del edificio. Ella no había querido dormir con Marcus y prefirió ir a nuestra cabaña, a la cual recuerdo haber dicho volveré cuando termine. Tomó mi mano y me guió hasta la habitación debido a que estaba algo desorientada. No le había contado del encuentro que tube con Ghost, debido a que pienso que no me creería. Sean también se enojó por salir y más por salir sin su permiso. 

Volvimos a la universidad, en donde vivía por tres meses y algo. hasta que el ciclo terminara. Recibía llamadas de mi madre todos los días. Una parte de mi siempre se emocionaba al pensar que iban a ser del Papa diciendo que me llevaría con el, pero al final todo resultaba ser algo de rutina. 

Las clases comenzaban a ir y venir y las tareas parecían ser algo interminables. Los cigarrillos acababan con mi dinero asignado y iba a comenzar a tener que buscar nuevas estrategias para conseguirlo. 

Un golpe en la ventana me sorprendió de gran manera. La abrí de golpe y con mala cara. Phoebe estaba en su mesa haciendo tarea y yo aprendiendome una exposición. Desde el otro lado, sacó su cabeza para mirar quien era, resultó ser Jim, uno de nuestros fumadores amigos. 

— ¡Toca más despacio! Animal. —exclamé yo.

—Elizabeth, no jodas. Las vine a buscar, tengo... Ya saben. —Dijo el.

—Ya voy.

—Si Elizabeth, muy bien. La exposición es para mañana y desde que vengas te acuestas, eso yo lo sé. —Me regañó Phoebe mientras se levantaba de su silla y se paraba en la ventana frente a Jim.

—Phoebe, no comiences. Solo es un rato. Traigan cigarrillos, las espero frente al hotel.

Hotel le decíamos a los dormitorios. Phoebe me miró con desaprobación y le pasé su abrigo, el cual tomó negando y salimos afuera. Pensé en llamar a Sean, pero me imaginé que estaba con Marcus y aún no había llegado a la universidad.

Íbamos hablando de trivialidades, hasta llegar a unas gradas frente a un campo de Futbol. Luego de unos cuantos corajes con Jim por detenerse a saludar gente, encendió el tabaco de Marihuana. A la vez y por inventar, encendimos cigarrillos. El efecto se nos escapó de las manos y yo por mi parte comencé a reír más de lo normal. Mi teléfono sonó haciéndome soltar un grito.

—Elizabeth, maldita sea. —Grito en voz baja Jim. —Haz que venga un guardia para que nos jodamos.

—Pero me llaman. —Cerré los ojos debido a que se me olvidó bajar la luz del teléfono.

No presté atención al número, pero si notifiqué que no eran tantos.

—¿Hola?

—Ghuleh. —Susurraron del otro lado.

Perdón por durar tanto sin publicar. La vida no es sencilla Ghules.

She isDonde viven las historias. Descúbrelo ahora