Acabé de salir de un examen. Eran las ocho de la noche. Termino y ni siquiera espero a Phoebe quien se toma su tiempo para descifrar más de lo que ya ha descifrado. Pasé por la cafetería a tomar un café mientras estaba en espera del genio aquel. Cambiando de tema, hoy será una noche interesante.
En la llamada de ayer Emeritus fue breve. Luego de analizar cinco segundos, sin dejarme hablar ni hablar, me dio dirección de un lugar en el que me iban a proponer algo que iba a cambiarme por completo. ¿A mi? No se por que. De mis labios salió un "perfecto" bastante delatador. En ese momento solo a mi mente llegaba el fantasma de una sonrisa en la máscara del Papa. Algo se removió de manera violenta en mi ante esa imagen. Despidió la llamada como en el principio; Un ronco susurro de una palabra que que me excita por completo.
—Ghuleh.
Y ahora aquí estoy, de camino a mi cuarto. Pensando en que voy a ponerme, pero aun maquinando si esta iba a ser buena idea. De todas formas se que me arrepentiré si lo hago, más aun así lo voy a hacer ya que si no lo hago me suicidaré.
Entré al edificio, abrí mi puerta. Dejé mi mochila, busqué un cigarrillo y el encendedor. Saliendo de la habitación me encuentro a Phoebe quien se detuvo a hablar con alguien hace un rato, al verme se despidió y vino casi corriendo hacía mí.
—Espérame. —Dijo al ver el cigarrillo. —No vas a fumar sola.
Y así fue. ¿Lo que hizo? Sacar un cigarro y dejar la mochila. Esta se cambió los zapatos y pues consideré y me cambié los tenis por algo más cómodo. Fuimos a la parte de atrás del edificio y nos sentamos en un lugar en donde el humo no molestara.
— Cómo te fue?
—Como me va siempre. —Dije riendo.
—Se que pensabas en lo otro. Aun opino que es un terreno donde es mejor no meter las narices.
—Lo se. Pero es...
—Ilógico. No sabes si ellos son reales o cuáles son las verdaderas intenciones.
—Eso lo puedo averiguar hoy. Confía un poco en mi.
—El problema es que no piensas lo que haces. Si pusieras un poco de caso a las advertencias. Recuerda que esto no fue lo que te enseñaron.
—Por lo que me enseñaron es que tomo esta decisión. Sabes, no se que cosas encontraré de ahora en adelante. Pero eso es lo excitante de todo.
—No te diré más nada.
Yo tampoco dije nada más. Terminamos y luego volvimos a la habitación. Fui directamente al baño a prepararme. El agua estaba exageradamente fría más eso era a lo que menos le prestaba atención. Salí y me encontré con un vestido rojo de Phoebe, ni largo ni corto, ajustado pero te deja caminar. Veía en su cara preocupación y disgusto, por más que quería esconderlo, sus facciones la delatan.
Tomé mi tiempo para arreglarme, ponerme base en la cara, retocar mi esmalte de uñas, el arte final, el cual es mi cabello. Creo que estaba lista. Zapatos bajitos acomodaban mis pies. No sabía a donde iba y es lo más práctico a parte de tenis que tengo. Mi corazón ya iba a millón.
—Es como tener un bebé. No lo haz visto, pero ya lo quisieras tener.
—Eli, por Dios, recapacita. No sabes si saldrás viva.
—Ya lo hice. Mientras dormía, cuando me levante, en el examen, caminando, cambiándome, justo ahora. Segura no quieres ir conmigo?