GHOST (Imagina con Yuri/ Yuri y tú)

Parte 31

  Sales de las sombras, con la cara pálida. No lo pensaste, pero es posible que ese desgraciado se dé vuelta de pronto y te vea, mas no puedes retroceder; estás en shock.
—Mi papá...— Dices en tono bajo.
—¿Qué?— Exclama Dasom sorprendida.
—¡TN!— Yuri flota hasta ustedes, atravesando los escalones—. ¿¡Estás bien!?
—Ese era mi papá.
—¿Otra vez? Pero si le habías dicho que no volviera a molestarte—. Comenta tu amiga de la infancia.
—¿Por qué mi abuela lo recibió?
¿Qué quiere ese cobarde? ¿Dinero? ¿Incomodar? ¿Burlarse de tu familia?
Corres escaleras arriba.
—¡Oye!— Tu amiga viva te persigue, hasta que se pone frente a ti—. ¡Cálmate!
—¡No! ¡Debo saber qué pasa!
—¡Hazte a un lado, niña!— Exige la fantasma.
—¡Estás muy alterad@! Sólo respira un poco, ¿sí?— Pide tu compañera.
—¿Y eso de qué me sirve?— Respondes.
Pasas de ella, pero se vuelve a interponer.
—¡Bien! Comprendo...lo mejor es que me vaya, pero tienes que contadme todo después.
Sólo asientes.

Avanzas con paso apresurado hacia tu apartamento, dejando por fin detrás a Dasom. El espectro vuela a tu lado. Pero te paras antes de abrir la puerta.
—¿Qué pasa?— Cuestiona el espíritu.
—Dasom puede tener razón. Quizás llegar con mi escándalo no sirva de nada...
—Yo no veo la diferencia, le vas a preguntar de todos modos.
—Sí, pero, tal vez si actúo como que no sé nada me perjudique menos.
—Dale, no puede ser así de malo. Entra ya.
Reúnes un aire de valor.
—¡Ya llegué, abuelita!— Anuncias, tratando de sonar lo más natural posible.
—¡Ah, TN! Qué bueno—. Contesta tu abuela en la misma situación.
Se callan de repente. Vas a dejar tu mochila en tu cuarto.
—¿Qué hay de comer?
—Filete de pollo.
—¡Qué rico! ¿Sabes? Yoseob quería venir a comer, pero Dasom y yo le dijimos que no estaba invitado, ¡debiste ver su cara de tristeza!
Sales de tu habitación.
—Hij@...
—¿Qué...?— Aquí viene.
—Siéntate, debo hablar contigo—. Señala tu tutora el sillón más cercano a ella.
—¿Qué pasó?
—Tu padre...él...— Tragas saliva—. Él vino a visitarnos.
—¿Que mi papá qué?— Tratas de sonar sorprendid@.
—Verás...Él venía buscándote, pero por fortuna seguías en la escuela.
—¿Eh? ¿¡Otra vez!? ¡Creí que había quedado claro la última vez que no lo quiero en mi vida! ¿¡Qué maldito derecho tiene para...!?
—¡TN!— Te calla tu abuela, pues has perdido los estribos—. No es un buen hombre, pero es tu progenitor y lamentablemente eso no cambiará.
—¿Qué quiere?
La mujer suspira con pesar.
—Quiere llevarte con él.
Sientes un cubo de agua fría caer sobre ti.
—¿Llevarme? ¿¡Llevarme!?— Sueltas una risa burlona—. Se volvió loco, ¿¡verdad!? ¡Está orate por creer que lo acompañaré a cualquier parte! Lo corriste por eso, ¿cierto?
—No, decidí hablar con él porque...
—¿Perdón? ¿Le diste la oportunidad? Pero si él nunca...
—¡Escucha! Quiere recuperar el tiempo perdido contigo. Ser el padre que nunca fue.
No puedes evitar reír ante lo que escuchas.
—¿Tiene retraso mental o algo? Sin duda posee una memoria del asco, ya una vez lo rechacé ¿qué le hace pensar que lo aceptaré esta vez?
—Tiene cáncer terminal—. Suelta tu tutora.