Parte 45

54 5 0
                                    


  —Ella fue la primera en darle su nombre a una lancha—. Dice el hombre—. Vino con otra chica, también muy linda. De echo, ambas bautizaron un bote, pero el de la otra muchacha se rompió irremediablemente hace mucho tiempo, así que quitamos su foto. Recuerdo que ese otoño y aquel invierno fueron especialmente fríos, por lo que no hubo mucha clientela, así que nos alegramos mucho con la visita de ellas dos. Dijeron que estaban de viaje, para divertirse en el festival de la fundación de la ciudad. Eran muy agradables. Aseguraron que volverían el próximo año, pero yo tuve que irme de la ciudad un tiempo por asuntos familiares y nunca volví a verlas; ni siquiera ellas vieron sus botes.

No es como si le hubieses pedido al señor que te contara todo eso,pero bueno, delirios de anciano y además tampoco te molesta.
—¿También se rompió el bote de Yoona?— Preguntas.
—Nop, es ese de ahí—. El encargado señala una lancha que se nota antigua y posee un color morado, es la última de la fila de botes encallados—. Al principio el lago era más grande. Había una pequeña sección en el fondo, con un túnel que conducía a un...
—¡TN!— Una voz familiar suena a tus espaldas. Te giras y te encuentras con Dahye.
—¡Ho...!— No alcanzas a terminar la oración, pues tu mente acaba de centrarse en analizar el aspecto de tu amiga. Lleva el cabello suelto y ondulado, con un lindo moño negro. Un suéter blanco y ceñido que resalta su firme busto. Una falda roja de tubo,1/4 arriba de la rodilla y unos tacones del mismo color. Se ve suavemente sexy. Esta es la primera vez que la ves así, pues cuando la conociste llevaba un atuendo simplón y de ahí en más no la has mirado más que con el uniforme de la escuela. ¿Quién diría eso? Que Dahye tiene tan espléndida figura, una figura de reloj de arena bien proporcionada.
—¿Hola?— Dice ella feliz, seguramente nota tu estado y la razón del mismo—¿Cómo estás?
—¡Ah, bien!
—¿Ya tomamos los salvavidas o qué?
—Serían...— Intercede el hombre encargado del sitio.

Después de que él les cobrara y les proporcionara salvavidas de su talla, Dahye y tú y bajan las escaleras a la orilla del lago.
—¿Qué lancha escogemos?— Preguntas.
—¡La última, la de Yoona!— Comenta con emoción la chica, caminan hasta el bote y son recibidos por el empleado que encalla las lanchas—. Debe ser lindo trabajar aquí, ¿verdad?— Dice la fanática de lo paranormal, amigablemente.
—Ah, sí. No se ahoguen, por favor—. Le responde fríamente y sin pizca de atención el muchacho de los botes.
Tratas de ocultar tu risa, mientras tu amiga pone una cara de indignación. Entran a la lancha, Dahye toma un remo y tú otro. Una vez están un poco lejos de la orilla, sueltas una carcajada.
—Te acabó—. Comentas.
—¡Qué grosero fue!—Te responde tu compañera con diversión.
—Supongo entonces que trabajar aquí no es lindo.
—Y entonces...— Súbitamente la muchacha se calla.
—¿Entonces qué?
—Quería preguntarte sobre Yuri, pero el punto de todo esto es distraerte de los problemas y creo que ella cuenta como uno.
—Ah, pues no hay problema.
Los patos van de aquí para allá, moviendo su cola y viéndose adorables; no puedes evitar contemplarlos cada que se acercan.
—Te gustan los animales, ¿verdad?— La joven decide cambiar de tema.
—¡Sí! Siempre me han encantado.
—Ese collar que llevas lo afirma.
—Me lo regaló Dasom.
—Me gusta, te da cierto ángel.
—Gracias. Dime, ¿hace cuánto que tienes a tu gato?
—Un par de años. Al principio era un amor conmigo, pero me quedé a dormir en casa de Nara cierto día y cuando volví, Nieve me había cambiado por mi mamá.
—¿Ah, sí?
—¡Sí! Ya no se despegaba de ella y a mí me ignoraba.
Ríes en voz baja.
—Lamento oír eso.
—Bah, gato vago. Es curioso, que te gusten tanto los animales y no puedas tener una mascota.
—Es debido al lugar a donde vivo, pero lo prefiero así. Me gusta admirarlos desde la distancia, siento que es mejor de ese modo, dejarlos en donde pertenecen para ver su belleza.
—Eso es lindo—. Dahye te mira de forma extraña, como quien ve su dulce favorito en una tienda.
Te sientes algo incómod@ y desvías la mirada de ella para remar más fuerte.

—¡Uff!— La chica suelta el remo, después de un tiempo de usarlo—. Descansemos un poco.
Haces lo mismo que ella y dejan que la corriente los guíe a su voluntad.
—Me alegra que no haya tanta gente, algo bueno del invierno—. Comentas al ver el otro par de lanchas con pasajeros en el lugar.
—¡Sí! Más tranquilidad y espacio para disfrutar del agua—. Dahye introduce un dedo en el líquido—. Aunque esté helada.
Sonríes. Metes toda tu mano al lago y de los residuos que quedan en ella, avientas unas cuantas gotas a tu amiga, quien abre la boca en señal de sorpresa.
—Sí, lo está.
—¡Oye!— Tu compañera utiliza su remo, el cual acerca a ti y golpea contra la superficie del agua, haciendo que las gotas caigan sobre tu ser.Con tus manos, haces un recipiente debajo del líquido, listo para lanzar el agua sobre la chica—¡Ah! ¡Quiero ver que te atrevas!
Estás apunto de atreverte, cuando el bote choca contra el otro lado de tierra que rodea el lago, provocando que la lancha se mueva con cierta fuerza.
Miras a tu izquierda y te percatas de que no muy lejos hay una entrada a un túnel, tapada por una manta colgante con la leyenda "No pasar" y debajo de esta, una malla negra, baja y protectora que evita que los botes pasen; dejando así a la vista la continuación del agua.
Tu acompañante y tú miran ese acceso por unos segundos.
—Hemos llegado al final del lago—. Anuncias—. Rememos de nuevo al otro lado.
—No, espera—. Interviene Dahye—. ¿No quieres saber qué hay más allá?
—El encargado dijo que...— No lo sabes, aquel hombre no terminó de contarte qué hay cruzando el túnel.
La chica espera a que continúes, al percatarse de que no lo harás, ella prosigue.
—Mira, el túnel tiene un camino de tierra en una orilla. Si remamos a la entrada, puedo caminar por ahí.
—Lo clausuraron por algo, vámonos.
—Bah, como si necesitara de tu consentimiento para hacer algo.
La muchacha toma con fuerza su remo y dirige la lancha para el túnel, dando un cuarto de vuelta.
—¡Dahye, no jodas!
La joven te ignora y continúa hasta llegar a su objetivo.
—¡Tú no seas miedos@!

Tu amiga sale del bote, se posiciona en el camino de tierra.
—¡Danye!— Reclamas.
El alto de la malla le permite pasar sobre esta; poniéndose de puntas y estirando un poco las piernas, sin importarle qué tanto se levante su falda. Finalmente posa ambos pies del otro lado de la tela y tu compañera se pierde de vista.

GHOST (Imagina con Yuri/ Yuri y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora