La Oscuridad de un Trágico Final

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Habiendo superado la pesadilla, una sensación de alivio se apodera de mí, solo para ser reemplazada por la realidad de estar en medio de un examen. Aunque no puedo recordar de qué curso se trata, veo a lo lejos a ella, sonriéndome mientras lanza papelitos con las respuestas a las preguntas del examen.

Una vez que el examen termina, ella propone que nos vayamos juntos a casa. "Está bien, pero tomemos la ruta larga", respondo con una mezcla de emoción y nerviosismo. Ella se muestra preocupada por la seguridad, pero acepta. Es entonces cuando decido confesar algo que he guardado por mucho tiempo. Le digo que hay algo que he querido decirle, y aunque se sonroja, acepta escuchar.

Mientras andamos en bicicleta y luego decidimos caminar para descansar nuestras piernas, nos encontramos con obstáculos en el camino, como letreros y troncos caídos. A pesar de las señales que podrían haber indicado peligro, nuestra terquedad nos impulsa a seguir adelante, sin sospechar que esta sería nuestra última travesía juntos.

Al ascender una colina a pie, nos encontramos con una pandilla de individuos desagradables y consumidores de drogas. Rodean a ambos, y mi miedo es palpable mientras intento mantener la compostura. Uno de ellos, que parece ser el líder, se burla de mí, y mi miedo me paraliza aún más.

La situación empeora cuando uno de ellos comienza a molestar a mi amiga, tocando su cabello. Ella se defiende con determinación, pero mi miedo me inmoviliza, impidiéndome intervenir. Las palabras de él se vuelven más crueles, y ella me mira, sus ojos suplicantes pidiéndome ayuda. Bajo la cabeza, incapaz de protegerla como ella me protegió.

La situación empeora aún más cuando nos empujan hacia el bosque. Aunque aún me sostienen, mi resistencia se ha desvanecido. Sin embargo, no pueden controlar mi ira cuando veo que le hacen daño a ella. En un intento desesperado por defenderla, me libero de su agarre y corro hacia donde ella está siendo maltratada.

La violencia que presencio es inhumana. Ella está siendo golpeada brutalmente, y mi corazón se rompe al verla en tal agonía. Llorando, me lanzo sobre el agresor, pero mi valentía es inútil ante su superioridad. Los roles se invierten, y ahora soy yo quien recibe la paliza.

Después de un tiempo, me desmayo. Al despertar en casa, me siento confundido y desorientado, preguntándome qué ha pasado. El timbre suena, y al asomarme, no veo a nadie. Cuando suena de nuevo, siento un escalofrío. Al girarme, veo una figura oscura con ojos rojos, mirándome y susurrándome. Mi corazón late con miedo mientras intento comprender lo que está sucediendo.

La figura se acerca y me pregunta por qué lo llamo ahora. Grita esas palabras una y otra vez, su voz llena de amenaza. Sin previo aviso, se lanza hacia mí, gritando y riendo histéricamente. Mi miedo es abrumador, y me encuentro incapaz de gritar o moverme. Las lágrimas caen mientras mi mente lucha por procesar lo que está ocurriendo.

En medio del caos, una extraña sensación de paz me envuelve. Dejo de sentir miedo y dolor mientras la figura se burla de mí. La figura desaparece, y mis ojos se llenan de lágrimas. Despierto de nuevo, esta vez solo para encontrarme con una realidad aún más desoladora. Mi amiga está muerta a mi lado, sus heridas evidentes y su cuerpo sin vida. La abrazo mientras lloro, lleno de dolor y remordimiento.

En ese momento, algo dentro de mí se quiebra. La tristeza y la ira se convierten en un abismo de desesperación. La voz de ella me susurra en la mente, y finalmente entiendo. Ha muerto, y yo también lo he hecho, en cierto sentido. Todo lo que queda es el vacío, el lamento y el anhelo de un tiempo en el que su sonrisa iluminaba mi mundo.

Al Final De Las Pesadillas [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora