Comedor

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--No soy tu amiga. 

El comedor de mi casa, no es suficiente para Damian, no me lo dice directamente, es su expresión. 

--Eso es obvio-- pasa un dedo por la mesa, y nota la pequeña capa de polvo que hay. 

Me detengo a lavarme las manos, le doy la espalda igual puede escucharme. 

--¿Entonces para que me buscas?

--¿Por que tendría que buscar a una granjera?

Sirvió unos bocadillos, que los deslizó en la mesa y puso una servilleta a lado del plato de su compañero de clases. Había peleado suficiente con su hermano menor para forjar la paciencia de un santo, solo tuvo que relajar los hombros y sentarse en la silla. Lo escuchó muy bien, la forma despectiva y captó lo que quiso transmitir con esa palabra normal. 

Parpadeó rápido. No, no iba a llorar solo por la verdad aunque no le gustaba escucharla. Si, era una granjera. 

--Bueno, hay algunos granjeros famosos--admitió subiendo su propia autoestima ya pisoteada por Damian. 

--¿Como cuales?--preguntó Damian 

--Luke Skywalker por ejemplo. 

Y sonrió con orgullo y malicia. Sabía que Damian era un ignorante en ese tema. En cambio él la miró como si fuera una cucaracha que era necesario pisotear, y dijo. 

--Era de suponerse que perderías el tiempo en cosas inútiles. --miró el contenido del plato y luego a ella--Vengo a proponer un trato.

--No haría tratos con un niño. 

--Me dice niño la que seguramente tiene posters en las paredes de su habitación acerca de ese granjero. 

--Eso es mentira--mintió sin poder evitar sonrojarse. 

Hizo a un lado el plato como si fuera indigno de ver o si quiera probar. Arrastró la silla con pesadez y se puso de pie.

--Mi padre cree que mi proceder ese día fue el inadecuado, te pide que vengas conmigo a la mansión. 

--¿Ahora? No estoy de humor. 

Damian puso los brazos en jarras, y Lucinda supo que él tenía razón. 

--Voy a cambiarme. Por cierto, si voy yo, tiene que venir mi hermano. 

--¿Tu madre no está?--se burló-- Invitas a cualquier chico a tu casa cuando estas sola. 

--Mira, nunca pensaría que fueras un chico, no de la forma a la que estas refiriendo. 

Y eso dejó a Damian plantado en medio de la cocina, mudo de lo furioso que logró ponerle esa frase. 

Eh... Si mamá. Mi novio es Damian WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora