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escasos segundos silenciosos rodearon a los muchachos. se miraban atentamente. no rompían el contacto visual, siendo algo incómodo al transcurrir el tiempo. pestañeaban. yoongi sonreía, fumaba. hoseok permanecía incapaz de mostrar una respuesta específica.

—¿qué haces aquí? —pronunció finalmente el teñido, tratando de actuar con desinterés.

anduvo hacia la puerta principal, donde sus llaves fueron internadas en la cerradura. el pomo cedió ante la presión de hoseok. los ojos de yoongi le siguieron, pero él no se levantó.

—quería verte —se encogió de hombros—. ayer no me pude despedir de ti. 

sus largas pestañas hipnotizaron a hoseok. durante leves instantes, el chico sólo asentía ante las palabras ajenas. no escuchaba, no entendía. sólo observaba un rostro dañado. una expresión relajada, decorada con una amplía y confusa sonrisa. unas pupilas vacías. unas prendas oscuras.

yoongi no era una persona realmente definible. se mantenía alejado, al margen. no socializaba ni se interesaba en los demás. hoseok sintió una piedra azotar su alma cuando se percató de que él seguía sin ser una parte importante de la vida de yoongi. que nunca lo sería.

—¿puedo entrar? —hoseok volvió a asentir, logrando que una ronca carcajada del pelinegro reviviese la entrada—. ¿te lo pasaste bien ayer?

hoseok creyó que era una trampa. una pregunta curiosa para obtener una respuesta necesitada. pero los pestañeos de yoongi parecían calmados.

miraba el pasillo como algo desconocido, a pesar de haberlo visto en otras ocasiones. se le notaba desinteresado por el lugar y los habitantes.

así que con un suspiro pesado, el teñido respondió—: podría haber sido mejor.

ignorando la mirada de yoongi, se dirigió a su cuarto. apartó la ropa desordenada sobre su colchón y se tumbó. su techo blanquecino fue punto de reflexión.

aun escuchando los movimientos cercanos del pelinegro, hoseok fue capaz de tranquilizarse. pensar. evadir la notoria mirada de yoongi sobre él.

parecía disfrutar de la observación, de analizar cada detalle del contrario.

—no lo entiendo.

—¿qué no entiendes, yoongi?

el semblante del teñido volteó. encontró una expresión realmente vacía. unos ojos desolados, perdidos en algún punto de su cuerpo. no reconocía aquella olvidada faceta del mayor. había variado tanto su comportamiento. aún mostraba tendencias suicidas, pero su depresión no aparecía con real constancia.

no mostraba emociones claras. podrías elaborar millones de teorías acusatorias, pero nunca hallarías una respuesta. yoongi no compartía sus pensamientos normalmente, tampoco sus enfermedades ni planes. era alguien reservado hasta el extremo. un aspecto que hoseok odiaba de él, a pesar de sentirse atraído irremediablemente.

—¿por qué sigues siendo tan bueno conmigo, seokseok?

recordaba aquél apodo. estaba repleto de cariño, de cercanía.

—nadie merece ser tratado de mala manera —argumentó hoseok, sin aportarle demasiada preocupación al temario.

una leve sonrisa curvó los labios de yoongi que el teñido lo logró notar—: eres demasiado bueno —frotó su frente mientras negaba. hoseok no comprendió aquel gesto. aunque, en general, no lograba entender muchos actos del pelinegro—, no mereces soportarme.

el pecho de hoseok sintió los delgados dedos de yoongi recorriéndole. posándose lentamente. el brazo del pelinegro descansó sobre el torso, en un complicado intento de abrazo que no logró finalizar.

parecía el momento perfecto para expresar sus sentimientos. hoseok sintió un nudo formulándose en su garganta. no podría hablar ni aunque rogase. era demasiado probable que yoongi riese o ignorase la confesión. ambos conocían la extraña relación que compartían y sería destruida si mostraran mayor atracción.

finalmente, tras soportar tres minutos boca arriba, hoseok rotó. volteó su posición hacia yoongi. sus narices se rozaron, logrando expandir una mayor curva en las comisuras del mayor.

—¿por qué namjoon? —quiso conocer hoseok, mas no obtuvo mayor explicación que unos hombros encogiéndose.

—¿por qué yo, hoseok? —el iris de yoongi se oscureció repentinamente. había expulsado todo lo que deseaba conocer, todo lo que guardaba bajo llave—. ahora mismo podría estar muerto y a nadie le importaría, pero tú... tú eres diferente.

las palpitaciones del corazón de hoseok se aceleraron. parecía hallarse finalizando una maratón de amplia longitud, siendo el ganador. pero, en aquella ocasión, su cómoda posición era contrarrestada con la inquietud del ambiente.

yoongi acababa de pronunciar una confesión profunda. una reflexión que hoseok había posibilitado pero no validado. ¿yoongi permanecía vivo por él? entrelazada a esa cuestión, hoseok sintió la necesidad de preguntar acerca del suicidio. ¿cuándo planeaba morir? ¿acaso importaba la existencia de teñido?

CATACLASM ━ HOPEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora