CATACLASM ━ HOPEGA

26: penúltimo capítulo

días después, la familia min y hoseok se presentaron ante un hombre de estatura alta. vestía una bata blanca como los demás empleados doctorados. era calvo, pero un bigote canoso adornaba su rostro.

—min yoongi murió a causa de una sobredosis —habló. su voz era realmente grave profunda. creaba un efecto extraño al pronunciar los datos, todo parecía surrealista ante los ojos de hoseok—. ingirió tres veces más alcohol que lo que su cuerpo soportaría. a parte, hemos encontrado alrededor de setenta pastillas en su estómago.

leía cada cifra de un folio grapado a otro. hoseok deseaba verlos. también necesitaba volver a dirigir su mirada hacia yoongi. ojalá las respuestas que soñaba obtener fuesen tan fáciles de tener.

—los cortes de sus brazos han sido casi todos superficiales —señaló, aun permaneciendo atento a la hoja—. los nudillos de su mano derecha tienen quemaduras, por lo que creemos que los vómitos fueron auto inducidos.

—¿qué quiere decir? —indicó la madre del pelinegro.

si hablaba con sinceridad, hoseok se alarmó al observarla venir. era alta, delgada. sus ojos eran un claro reflejo de los de su hijo menor. sus labios eran más rellenos que los de yoongi, pero su forma era demasiado similar. además de compartir su forma de andar, su sonrisa y la manera en la que movían las manos al hablar.

—yoongi intentó echar todas las pastillas que tomó, además del alcohol —trató de simplificar lo dicho el hombre. su rostro era serio, no mostraba comprensión. eso desquiciaba a hoseok—. suele sucederle a los suicidas. a la hora de morir, se arrepienten y tratan de arreglarlo. desgraciadamente, algunos no lo consiguen.

cuando abandonó la sala, la mujer derramó lágrimas sin cesar. su semblante se vio coloreado por su maquillaje negruzco. el padrastro la abrazó. no parecía realmente afectado por la noticia, pero se ocuparía de ella. o eso esperaba hoseok, quien se dirigió hacia lisa sin pensarlo.

una diminuta curvatura se ladeó en los labios de la muchacha. sus prendas eran oscuras. todos parecían sentir el luto, la perdición.

cuestionó sobre el estado de hoseok, obteniendo una simple contestación. habitual en el teñido tras lo ocurrido. afirmativa y seca.

sin detalles explícitos.

—perdona —escucharon a sus espaldas. hoseok giró sobre sus talones y enfrentó a la rubia, que sonreía levemente—. ¿eres hoseok?

—sí.

—sólo quería darte las gracias por cuidar de yoongi y decirte que tenemos una caja llena de su ropa en casa, además otras cosas que él adoraba —rascó su nuca nerviosa, incapaz de finalizar la búsqueda de palabras correctas para la ocasión—. me gustaría que te quedaras algunas cosas.

aquella misma tarde, jungkook aparcó su vehículo ante una vivienda que hoseok logró reconocer. variaban algunos adornos decorativos con la luz del día, pero proseguía siendo una esencia viva de yoongi.

aún recordaba el fuego procedente de aquel coche lujoso y sobrevalorado. también logró retomar el aspecto tan alegre de yoongi, junto a su primer agradecimiento verdadero. un comportamiento que no usualmente presentaba, siendo algo honorable de vivir.

la mujer guió a hoseok escaleras arriba. el cuarto de yoongi estaba abierto.
sus paredes estaban rellenas de fotografías con su hermano, tal y como su progenitora señaló. también se podían divisar algunos posters de bandas y películas antiguas.

la cama estaba perfectamente hecha. sábanas oscuras y cabecero de madera. al igual de la mesa que la seguía, que quizás fuese de pino.

hoseok no quiso analizar cada bien de yoongi, pero su tiempo allí sería escaso y la etapa de aceptación demasiado larga.

cuando finalmente escuchó los tacones de la mujer descendiendo los escalones, hoseok cayó arrodillado frente al vacío armario de yoongi. dos cajas yacían frente a él. ambas completas, casi desbordándose. con facilidad logró reconocer algunas prendas, como la que vistió el día de la fiesta de la playa o la de la primera sesión del grupo.

también allí se encontraban algunos juguetes de su infancia, libros de diferentes estilos, libretas algo desgastadas. hoseok abrió una de ellas, de tapa rojiza. la letra de yoongi era preciosa. a veces era curvilínea, otras más recta. siempre seguía una perfecta línea, dejando los márgenes necesarios en los bordes de las hojas.

parecían canciones sobre sus sentimientos. hoseok pasó aquella página cuadriculada, encontrando un título en grande, "the last". cada vez todo se volvía más interesante.

—a veces estoy asustado de mí mismo gracias a mi auto desprecio. y la depresión viene a jugar de nuevo.

las horas pasaron y hoseok se encontró sollozando en su vieja cama. su habitacion no había cambiado nada. casi no la reconocía cuando,  tras un debate que finalizó en lágrimas con sus padres, entró tras una larga etapa de oscuridad en su vida. pero algo le anunciaba que la penumbra sólo comenzaba a rodearle. 

aún pensaba en yoongi como el primer día y aún negaba su muerte como en el pasado, aunque, por desgracia, yoongi ya había fallecido hacia días.