CATACLASM ━ HOPEGA

11

una bandeja de plata centraba la atención de hoseok. yoongi enrolló rápidamente un billete de veinte y esnifó la primera raya de cocaína. en un efecto inmediato, descendió sus párpados.
parecía que una euforia infinita le había poseído. tomó la mano de hoseok y giró bajo ella.

jimin animó al teñido a consumir. a la tercera va la vencida. hoseok suspiró, convencido de que su error repercutiria en su futuro. reutilizó el billete que yoongi tomó. lo colocó en su fosa nasal y, con decisión, aspiró los polvos blanquecinos.

la primera sensación fue extraña. parecía que aquellas partículas se pegaron a su garganta, produciendo una sensación de sequía. pero, en cuestión de segundos, las preocupaciones de hoseok desaparecieron.

sólo podia sentir las manos de yoongi acariciando sus extremidades superiores, susurrando en su oído—: vamos a follar, seokseok —prosiguiendo con una leve carcajada.

observó a las personas danzar a sus lados. el sofá de su izquierda estaba ocupado por una pareja lésbica. dos rubias compartían besos húmedos.
pero abandonaron con rapidez cuando yoongi se tumbó. hoseok se posicionó sobre él y comenzó a continuar la situación de la cocina.

yoongi no cesaba los movimientos de sus manos. acariciaban toda la espalda de hoseok, quien besaba su cuello y lamía la carne. sus estados de calma y euforia eran aumentativos.
querían gritar, saltar. a veces hoseok pensaba en levantarse y penetrar a yoongi mientras corría por el patio.

—joder, hoseok, sigue —gimió yoongi.

su espalda se arqueó, chocando contra el torso del teñido.
hoseok apartó su camiseta. la sudoración comenzaba a molestarle.
descendió levemente sus pantalones, liberando su erección. yoongi le ayudó a apartar sus tejanos oscuros, quedando completamente desnudo de cintura para abajo.
escuchaban las personas conversar. muchos cantaban al ritmo de la canción, otras mostraban coreografías liberales.
ellos permanecían besándose. los dedos de hoseok habían dilatado el ano de yoongi en leves minutos. podía jurar que el pelinegro no era virgen, sobre todo cuando se introdujo en su interior y notó como no era tan estrecho.

la primera estocada logró que hoseok gruñese. las uñas de yoongi quedaron marcadas en su ancha espalda. había mordido su labio inferior, ofreciendo una imagen terriblemente erótica al teñido. luego abrió sus comisuras. las separó, formulando un circulo casi simétrico.

—deberías teñirte de rojo —confesó entre estocadas, estirando levemente los mechones que alcanzó—. te ves tan bonito desde este ángulo —aquella última sílaba se alargó, tanto como hoseok profundizó sus genitales en el interior del pelinegro. se sentía tan bien, tan cómodo.

—tenía tantas ganas de tenerte —añadió hoseok.

sus labios recorrieron la mejilla del pelinegro. el sabor salado del sudor lo despertó levemente, sumiéndose otra vez más en su mundo eufórico.
sabía que poco a poco aquella felicidad parecía disiparse. desaparecer entre las esquinas de la casa.
entre gemidos suplicantes y risas compartidas, la pareja logró estabilizar su visión. lisa les cuestionaba sus acciones, mientras que taehyung parecía sujetar su móvil mientras sonreía.

—saluden, chicos —pidió kim.

ambos muchachos sonrieron. se miraron nuevamente y se unieron en un beso húmedo. sus genitales habían cesado en fricción. quería seguir, pero se habían enredado entre sus lenguas.
yoongi intensificaba lentamente la unión. tomaba a hoseok de su rostro, pero el teñido prosiguió moviendo sus caderas, logrando que yoongi frunciese su ceño y jadease.
sus ojos contactaron una vez más. el vacío de las pupilas de yoongi ya era común. hoseok no le prestó demasiada atención. seguía con una erección pero, repentinamente, sus emociones descendieron en picado.
su euforia desapareció con la de yoongi, que le miraba frío.

ambos se separaron. tomaron una posición más cómoda en el sofá y miraron al frente. lisa dio leves palmadas a la espalda de hoseok, mientras taehyung proseguía filmando los sucesos. serían un punto estratégico a la hora de amenazar a su amigo.

—¿qué ha pasado? —se interesó en saber jimin, quien bailaba cercano a la situación de yoongi. se arrodilló a su izquierda. supo al instante los hechos, así que suspiró—. ¿quieres que te traiga otra raya, yoon? —el pelinegro asintió.

—¡¿qué?! ¡¿estás loco?!

los gritos de lisa alarmaron al protagonista de la fiesta. giró sobre sus tobillos. encontró a una muchacha bella, con el ceño fruncido y los brazos alzados. parecía altamente molesta, lo que le hizo dudar sobre la vivencia que había creía saber de yoongi.

—están devastados —señaló la de cabello azulino—. no les des más de esa mierda o...

—es sólo el efecto después del subidón —explicó con indiferencia jimin. apartó un mechón rojo de su vista, dedicando una ojeada a su amigo pelinegro—. yoongi necesita un poco de droga a veces. no le culpes. tiene que olvidar.

y lisa permaneció bloqueada. ¿cómo el dolor se resolvía con mayor sufrimiento? ¿acaso yoongi disfrutaba de su lenta autodestrucción? ¿cuál era el beneficio de su comportamiento suicida?
sus ojos se veían rodeados por moretones, cicatrices y ojeras notorias.
su depresión no podría ser más visible. la ansiedad parecía invadirle, ya que hoseok había apoyado su cabeza sobre el hombro del pelinegro mientras este lloraba. había tocado su pecho un par de veces, demostrando la presión insoportable de este.
todo su mundo se derrumbaba frente a sus ojos. lalisa estaba viendo a su amigo recaer en algo peor que una enfermedad. en una adicción.
en un tipo de amor que no sabía definir.

¿atracción? ¿necesidad? ¿qué eran yoongi y hoseok? ¿por qué se necesitaban tanto? ¿y por qué se complementaban tan bien?