Octavo cap.

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         Amor

El tiempo pasó, y Heechul nos dio su aprobación para ser novios. Pero me dijo que no me propasara ni le hiciera nada malo a su hijo… Ryeowook sonrió y no sé si fue mi imaginación, pero vi un leve rubor en sus mejillas.

Finalmente, Heechul fue capaz de contarle a Hangeng las cosas, ya que había estado muy suspicaz respecto a que a veces Ryeowook estaba, otras veces no, era al que más ropas le ponían y extrañamente me lo llevaba a casa algunas veces. ¿Cómo no pensar que hay gato encerrado con ese tipo de cosas? Así que, la bruja se sinceró con su esposo. En un principio Hangeng no creyó nada, y se echó a reír, pero una risa nerviosísima. Hasta que el mismo Wookie se lo demostró. Se quedó sin palabras.

Con el correr de los días, Hangeng asimiló la realidad y hasta se podía ver cariño en su mirada cuando observaba a Ryeowook. A veces hablaban, y a mí me llenaba de felicidad verlos juntos, pues era como rencontrarse con un hijo perdido, o al menos, así lo veía yo.

Llevar a Ryeowook a mi casa se había convertido en un asunto normal. Por esas cosas de la vida, un día se nos olvidó la realidad de nuestra situación, y nos dejamos llevar por el momento… entré a la tienda y le dije ‘¡Ryeowoook!’, y él de un salto se bajó del escaparate… y justamente una vecina iba pasando por fuera y se quedó viéndonos con un rostro de impacto máximo… 

Lo peor fue cuando íbamos llegando a casa y la señora estaba conversando con mamá afuera en la calle, mientras barrían la acera… nos sonrió con un gesto de incomodidad y entramos a casa. ¿Y si le decía algo a mamá? Me preocupé…

Salí al patio para escuchar de qué hablaban, mientras Wookie miraba por la ventana desde mi cuarto. Mi madre entró, no sé a qué, mientras esta señora seguía afuera, intentando mirar dentro de casa… ¡qué ordinaria! En eso llegó otra señora que andaba cuchicheando por la calle.

-Oye, Sora, sabes que vi algo muy extraño hoy, te contaré rápido ahora que la señora Cho entró
-Qué pasó, ¡¡dime dimeee!! – qué vieja más copuchenta
-Vi a su hijo entrando a una tienda, en donde parece que trabaja
-Ya…
-Y de ahí, le gritó a un maniquí, ¡¡y el maniquí cobró vida y saltó de la vitrina!!! – se me hizo un nudo en la garganta cuando lo dijo…
-Aaaah, ¿quién te creería eso?
-¡Te lo juro, si está con él allí dentro!
-¡Ridícula!

Ahí siguieron hablando hasta que mi mamá salió y se hicieron las que hablaban de otra cosa. Qué hipócritas… de todas maneras, me dio risa que la otra tipa no le creyera. Bueno, no me convenía que comenzaran a esparcirse rumores extraños, pero no por vergüenza. Estar con Ryeowook no era algo que me avergonzara, sino que, más bien para ahorrarme exponerlo al público. ¡Yo quería a Wookie para mí solito!

Entré a la casa y vi a Wookie sentado en mi cama. Cuando entré, se asustó un poco y dio un saltito estando sentado. Fue demasiado lindo. Me senté junto a él, y cargó su cabeza sobre mi hombro.

-¿Qué dijeron las señoras?
-Aish… esa vieja que nos vio hoy, le contó a la otra
-Oh… - me dijo preocupado
-No te preocupes, la otra no le creyó – me reí – así que no importa
-Hmhm – rió despacito – Kyu
-¿Sí?
-¿Puedo quedarme contigo esta noche?
-¿Huh? Ehmmm …- tragué saliva – sí, por supuesto, Wookie

No sé por qué, pero estar a solas con Wookie o dormir me daba miedo. Tenía desconfianza en mí mismo, en qué haría con él, sobre lo que era capaz. No quería hacerle daño, pero a la vez , lo deseaba tanto, que era altamente probable que me descontrolara en cualquier momento. Ya llevábamos un par de meses juntos, y no habíamos hecho nada más allá de besarnos, o abrazarnos en la cama. Algunas veces los besos tomaban un ritmo vertiginoso y terminábamos respirando agitadamente, y yo, con un problema entre las piernas, pero nunca, nunca hicimos algo más. No nos faltaba mucho, podía sentirlo…

 Tras una Vitrina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora