¡Celos!
D.O entró al portal como un vendaval.
-En serio, eres idiota –gritó agitando el bastón en el aire. Detrás de él entró un resignado ChanYeol, quien tuvo que dar un paso atrás para que el bastón no le diera en la cara.
-Cariño, solo era una sugerencia –expuso tratando de sonar amigable.
-¿Una sugerencia? ¿UNA SUGERENCIA? –definitivamente D.O no podía creérselo.
-¿Puedes dejar de armar un escándalo? –preguntó en un susurro acercándose a su novio y agarrándole del brazo con fuerza, con más de la que hubiese deseado.
-Suelta, suelta. QUE ME SUELTES –gritó perdiendo los papeles y sacudiendo el brazo.
-Perdona, cariño...yo...
-No pienso ir a un puto psicólogo. No sé porque coño piensas que necesito volver a uno – interrumpió KyungSoo la disculpa de su pareja.
-¿Podemos hablar esto en casa? –volvió a preguntar, tratando de no perder los nervios.
-NO, quiero hablarlo aquí. No pienso ir a un puto psicólogo porque llevemos un mes sin follar –y el escritor se quedó más ancho que largo diciendo aquello, importándole bien poco si había algún vecino presente o el portero les estaba escuchando.
ChanYeol se puso de todos los colores.
-KyungSoo, en serio, vamos a casa –dijo endureciendo el tono y agarrándole del brazo nuevamente, tirando de él esta vez.
El bajito se revolvió y entonces olfateó algo en el aire: la colonia de JongIn. Su corazón comenzó a latir con fuerza, lo sentía pesado aun así. No había sabido nada de él desde que había acudido a su casa y se había topado con que ChanYeol le abría la puerta. D.O tenía la absurda y egoísta esperanza de que el menor le acosase o le rondase para que volvieran a verse. Pero nada de eso había pasado. El escritor se sentía dolido, aunque así era como debía ser. Pero su naturaleza egocéntrica, y algo más a lo que no quería dar nombre, hacían que deseara que ese niñato volviese a su vida. Por eso olfatear su colonia fue como un golpe en su pecho, su cabeza se inundó de recuerdos, recuerdos que le devastaron, quería volver a tenerle a su lado. Al final, la tontería le había salido cara. No podía acostarse con ChanYeol, se veía completamente incapaz, se sentía culpable, se sentía sucio, pero no conseguía sentirse mal por lo que había hecho con Kai. Además, deseaba volver a hacerlo, y aquello le hacía sentir aún más culpable. Sentía que la mentira que vivía con ChanYeol ya no se sostendría por mucho más tiempo, que mientras nada había pasado en sus vidas, habían mantenido bien su pose de pareja enamorada, pero lo que Kai le había hecho sentir...ah, eso no tenía comparación...
D.O comenzó a tirar con fuerza para que su novio dejase de arrastrarle por el portal como si fuese un muñeco.
-¿Necesitan ayuda? –al escritor casi se le para el corazón cuando escuchó la voz de Kai, no podía ser, debía estar soñando, a lo mejor ChanYeol tenía razón y necesitaba un psicólogo, no, mejor un psiquiatra.
La mano de su novio dejó de rodear su brazo. Hubo un silencio.
-¡Yo te conozco! –exclamó ChanYeol. El corazón de D.O latía desenfrenado tratando de buscar una explicación a aquella inverosímil situación.
-Sí, usted fue el hombre que me abrió la puerta la vez que me confundí de piso –Kai sonaba tranquilo y cortés. ¿Pero qué cojones es todo esto? Seguía D.O histérico en su mente.
-¿Qué haces aquí? –preguntó ChanYeol de manera amistosa.
-Pues, la vez que me confundí, estaba buscando al presidente de la comunidad de vecinos. Mi madre fue novia suya, y acabaron bien, así que vine a pedirle trabajo para después del cole –a D.O se le subieron los colores, Kai estaba actuando más aniñado que de costumbre, ¿qué mierdas era eso del "cole"? El escritor tenía ganas de comenzar a gritar, pero no podía abrir la boca, su voz temblaría, estaba seguro. Vale que había olfateado su colonia, pero había miles de personas que la utilizaban, en ningún momento se le pasó por la cabeza que él estuviese allí.
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Amor Ciego / Blind Love
FanfictionUn hombre ciego, grosero y amargado... Quien por cosas del destino es tirado al suelo por un niñato que se empeñara en pegarse a su lado y que pondrá su mundo de revés, permitiéndole revivir emociones y deseos que se había resignado a no experiment...