Mes siete.
Este mes fue el mas lento de todos, sin duda el mas raro, reí demasiado, él nunca se fue de la mesa, esta vez me espero hasta que el receso acabara y allí estaba el preguntándome: ¿Vamos juntos a clases?
Sin duda este mes me di cuenta de algo: Él es el chico mas normal y común que puedes conocer, que a simple vista te puede parecer super raro, claro porque es algo diferente a tus cosas monótonas y diarias que estas acostumbrando a ver, el sin duda es diferente a todas las personas que puedes conocer por eso te parece tan extraño, estas acostumbrado a lo común, a lo común que se repite, no a lo común cambiante y diferente, sin duda me di cuenta que lo único que necesitaba era conocerlo a él para darme cuenta que a veces solo estamos tan acostumbrados a lo mismo que cuando vemos algo que no es igual a todo te resulta extraño y raro, comprendí que cada cosas viene diferente y te hace comenzar a ver la vida diferente, te hace cuestionar tantas cosas, incluso te pones a pensar si todo lo que llevas de vida en realidad lo has vivido, si, llega esa persona que te hace cuestionar incluso que si todo este tiempo hemos llevando la ropa del lado derecho o si en realidad llevamos los zapatos al revés.
Este mes fue totalmente más diferente que los otros y creo que mas parecido al segundo mes sin duda, él volvió aparecer como a desparecer, a dejarte algo confundido y desconcertado, pero allí estaba el nuevamente con su cabello negro, sus ojos grises, su mochila colgando de un solo lado de su hombro, con las agujetas desamarradas; siendo el mismo de siempre, el mismo que siempre ha sido.
Este mes el solo dijo algo:
-No soy raro.
Y siguió su camino, me di cuenta que todo este tiempo él no había existido, me di cuenta que el solo formo parte de mi cabeza tratando de escribir una historia interesante y atrapante, me di cuenta que se metió a mi cabeza tan profundo como se acaba de meter a la tuya.
