El despertar

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Solo había oscuridad. No podía levantar los párpados. La sensación era como despertarse temprano después de un entrenamiento de quiditch. Intentó alargar el brazo pero otro cuerpo, acostado a su lado, se lo impedía. Por fin abrió los ojos. Y allí estaba. El murciélago de las mazmorras dormido a su lado. Tenía el cuerpo de tal forma que parecía que los estaba protegiendo, el ceño eternamente fruncido se había relajado. Una especie de olor a mezcla de hierbas le subió por la nariz y lo reconfortó. Y de forma impulsiva abrazó a Snape. De esta forma tan repentina el pocionista despertó sobresaltado. Pero al ver al pequeño abrazarle de esa forma. Sintió un instinto, llamémosle paternal, que hasta entonces desconocía.

- Venga jovencito. Ya ha dormido lo suficiente. - dijo separándolo ligeramente de su cuerpo.

Albus sintió la ausencia de calor de inmediato y se revolvió hasta acurrucarse en el pecho del mago.
Snape, el malvado profesor, estaba a punto de derretirse por culpa de ese niño.

- Albus, es importante. Tengo que hablar contigo sobre lo que ha pasado mientras dormías.

Albus se levantó con seriedad.
- Eso significa que sabes quién soy en realidad

El heredero de Merlín Donde viven las historias. Descúbrelo ahora