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Viernes en la tarde, 6:00pm.

Para una semana estresante de trabajo en la oficina de estar sentada por más de ocho horas en una acolchada silla por cinco días consecutivos tenía demasiada energía; y mis amigos lo sabían. Oh, lo sabían muy bien.

Lo bueno de vivir con tus mejores amigos es que cuando quisieran podían hacer cualquier cosa, en cualquier momento; somos jovenes, vivimos con nosotros mismos, era viernes en la noche, luego de una larga semana, ¿Qué mejor que una fiesta luego de tanto trabajo?

- ¡Oye, Matt!- Gritó mi hermana de otra madre y contraparte, Hope. Señaló la abastecida repisa que contenía millones de alcoholes distintos.- ¿Qué queremos para hoy?

- Tequila, whisky, ron y vodka, por favor y gracias.- Respondió el apuesto moreno bastante seguro de sus elecciones. Yo bufé involuntariamente mientras miraba al techo, acto que no pasó desapercibido.- ¿Qué? ¿Algún problema, Sam?.- Preguntó rudamente viendo directamente a mis ojos verdes.

- No, querido amigo.- Dije sintiendo el ácido fluir por mi garganta.- Solo tengo una inquietud...- Él me miró esperando que continuase. - ¿Tú limpiarás en la mañana, cierto? No quiero pisar vomito, si es posible, claro...

- No seas ridícula, Sam. Nada pasará esta vez.- La rubia intercedió entre nosotros, mientras seguía llenando aquel carrito de compras. Yo bufé para luego reirme con incredulidad.

- Vamos Sam, tú también necesitas esto.- Dijo Matt, haciendome subir ambas manos en un gesto de rendición.

- Hagan lo que quieran, pero cualquier cosa que suceda, es su culpa. Sepanlo. Y ustedes limpian.- Condicioné, pero estaban tan animados que no les importó. Ambos ríeron en signo de victoria y yo terminé contagiándome de aquella risa tonta.

Hicimos nuestro camino a través de toda la tienda buscando todo aquellos elementos necesario para una buena y divertida fiesta, que los tres necesitabamos. Yo iba sumida en mis pensamientos mientras veía a la baja y tierna rubia de ojos azules hablar animadamente con el candente moreno de complicados ojos cáfes y tez pálida. Me reía de vez en cuando por sus estupideces, monitoreando todas aquellas bebidas y comidas que entraban a nuestro carro de compras debido al par.

Los tres eramos tan cercanos que pareciamos hermanos adoptivos, siendo yo la mayor, y por ende, sobreprotectora y analítica, Matt el del medio, atractivo e imbécil como nadie, y la pequeña Hope nuestra hermana menor caprichosa y peligrosa con esa diminuta sonrisa encantadora. Nos conocimos en la escuela los tres a una muy pequeña edad. Compartimos toda nuestra educación hasta la universidad, donde todos tomamos caminos distintos, pero por obra del destino (o por una muy buena planeación), terminamos juntos de nuevo, compartiendo una cómoda casa en una parte cerca del centro de la ciudad, donada por mi padre, donde todos teníamos nuestros propios espacios, y podíamos darnos los lujos de compartirlos. Donde podíamos ser nosotros mismos y pasear con ropa interior por todo el lugar si eso queríamos.

Luego de que mi padre me entregase las llaves correspondiente de aquella enorme y poderosa empresa de inmobiliaria, tomé al mejor ingeniero y mejor arquitecto que pude conseguir para que fueran mis principales socios, y además ayudar a mis mejores amigos era un pequeño extra que obtuve de sorpresa. Me gradué de contabilidad a los veintiún años de edad, hice postgrados en gerencia y fui practicante en la empresa. A los veintitres años de edad, mi padre, el gran Max Clark (como él mismo se denomina a veces), me dió control de una pequeña parte de su empresa y herencia, para observar que tan bien podía controlar el sistema, quedando impresionado por mi alta capacidad de negocios y carisma para cerrar contratos importantes por unos cuantos meses. Exactamente hoy cumplo un mes a total cargo de la complicada empresa creada por mi padre, teniendo de mano derecha mis mejores amigos, los cuales gracias a sus meritos propios, consiguieron hacerse espacio en el mar de tiburones empresarial. Sabíamos bien, que toda ésta adrenalina que sentíamos era por que tuvimos demasiado trabajo acumulado como para poder divertirnos como hacíamos en los viejos tiempos. Y añorabamos eso, mucho inclusive para que fuera sano.

24 Hours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora