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Sentí la mano de Steph apretar la mía. La castaña me estaba viendo con preocupación, pero lo más extraño, es que esa preocupación no era por nuestra relación, que de todas maneras no iba a dejar que se viera afectada por esto. Su preocupación era por mi, y por la imagen deplorable que posiblemente estaba proyectando. Yo respiré profundamente, para dejarle un suave beso en su frente y luego la nariz, hasta sus labios, donde estos me recibieron con ternura y cuidado, intentando consolarme tranquilamente, y haciendome sonreír con calma. Saqué mi cartera y le entregué a Matt los mil dólares que les había quitado en la mañana.

- Sin objecciones.- Ordené algo risueña mirando a Steph, que bufó para rodar los ojos con fastidio fingido, pero no comentó nada.

- Estaremos en el auto.- Anunció Matt que se dirigía calmadamente a la caja, seguido de Hope.

- Está bien.- Acepté mientras miraba de nuevo a Steph y le daba un último beso en la frente.

Si bien quería llevarla conmigo para tener un apoyo y no romperme como sabía que iba a pasar, esta era una conversación que la madre me debía, y tenía que ser privada. Me separé de la castaña y me junté a la mujer que me esperaba en la puerta con una sonrisa algo melancólica. Yo le sonreí algo burlesca en el buen sentido.

- ¿No esperabas eso verdad?- Pregunté con una voz algo cínica mientras pasaba a su lado para salir del local y caminar a una plaza que se hallaba cerca del lugar. Caminamos sin sentido, simplemente sacando el estrés de alguna forma.

- No exactamente. Si bien tenía esperanzas de conseguirte soltera, siempre has sido una hermosa mujer, que trata con respeto a las mujeres y además graciosa. Nunca ibas a estar sin pareja por mucho tiempo, a menos que tu negases.

- Gracias por los halagos.- Respondí secamente y evitando mirarla. Ella suspiró lentamente.

- ¿Qué tal ha estado tu vida, Sam? Va sin ningún tipo de mala intención, solo quiero saber que ha sido de ti en estos dos años.

- Dos años que han sido agitados para ti, me dicen...

- Sam...- Di un largo respiro ante su voz de reproche.

- He estado bien. Papá me dejó a cargo de la empresa finalmente, y tengo varios contratos con Matt y Hope; ya sabes, entre nosotros nos ayudamos. El trabajo aplasta, el dinero abunda y el tiempo muere, como siempre.

- Como siempre...- Caímos en un silencio incómodo, mientras ambas evitabamos vernos directamente, pero nos observabamos disimuladamente a través del rabillo del ojo. Ella se veía consumida, era fácil darse cuenta que estaba en un muy mal momento.

- ¿Y tú?¿Qué tal tu vida? ¿La familia, el esposo?- Ella soltó un respingo al oír la última pregunta. Yo rodé los ojos, ¿Realmente ella pensaba que yo no sabía?

- Mark me engañó.- Yo la miré sorprendida, para luego sentir gozo al mismo tiempo que lástima. Por respeto, no comenté nada y ella continuó.- Y nos divorciamos; estamos saliendo del proceso, y quedé con custodia casi completa de Chris.- Yo respiré profundamente mientras buscaba una banca para sentarme, ya que sentía que iba a desmayarme en cualquier momento de la cantidad de emociones que sentía.

- Honestamente... No sé qué quieres que haga, y yo tampoco; no sé si reír por el karma, o si llorar por que no quiero que tu pases lo mismo que yo pasé. Es simplemente mucho que procesar.

- Toma tú tiempo.- Murmuró ella suavemente y yo asentí mientras me reclinaba atrás cerrando ambos ojos, intentando controlar un ligero dolor de cabeza.

- Gracias.

Nos quedamos en silencio unos cuantos minutos, y yo solo oía la paz y las risas de los niños correteando. El dolor en mi pecho y en mi cabeza estaba aumentando paulatinamente.

24 Hours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora