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Todavía estaba atónito por lo anterior sucedido, habían muchas variables en esto, además que no puedo dejar esto así, tenía mucha curiosidad de lo sucedido, pues había escuchado la voz de la perso a que admiro ¿quién no estaría así luego de eso?.
Suspire, para luego sentarme en la orilla de mi cama, quería ver quien era mi "vecino" pero igual me sentía estúpido por caer en la curiosidad. Estire mis piernas, tocando el suelo con la punta de mis dedos para luego descender de la cama con cuidado; con miedo, vergüenza y curiosidad di pequeños y lentos pasos por mi habitación hasta llegar a la puerta, con cuidado miré por ambos lados del pasillo y lentamente me acerqué a la puerta abierta de mi "vecino".
Sentía vergüenza de mí por estar haciendo eso, sin contar las ansias que tenía. Dí pequeños golpecitos a la puerta abierta, luego esperé 3 segundo exactos, inhale fuerte y entré al cuarto si soltar el aíre.
Mi mirada no podía dejar de ver aquellos tres rostros sorprendidos, el rostro del chico de lentes rojos; un enfermero cabello rubio, ojos rojos y un chico de cabello blanco como la nieve, de tez pálida y dos orbes rojas, que se encontraba tendido en la cama. Ninguno de los chicos me quitaba la vista de encima, por lo que tragué saliva por la tensión.
— Bueno, eso era todo, si necesitas algo me avisas, Ahora si me disculpan. — Rompió el hielo el chico rubio, luego al terminar de hablar se retiró de aquella habitación, dejando la incomodidad en la habitación.
— Ha... — Intenté musitar. — Quería pasar a saludar. — Tenía el corazón en la garganta, núnca me había sentido tan incomodo en mi vida.
El albino esbozó una sonrisa en sus labios y luego asintió con la cabeza todavía con su sonrisa. Su sonrisa nunca desapareció de su rostro, no desapareció ni luego de mis deseos para que me hablase, ¿por qué no me habla?
— ¿Cómo estás? ¿Mejor? — Pregunté haciendo otro intento de que me hablase, pero él solo sostuvo la sonrisa y movió su mano, eso a mí parecer parecía un mas o menos.
— Él quiere decir mas o menos. — habló el chico del marco rojo. ¿Por qué no lo dice entonces? Si lo quiere decir, qué lo diga ¿no? Pero simplemente estaba ahí, plantado con una sonrisa en su rostro.
— Bueno, espero que mejores pronto, para así salir de aquí. — Quería preguntarle por qué no hablaba, Pero yo solo era un forastero, un forastero interesado en lo que no me concierne.
El albino, dio un pequeño suspiro y su sonrisa se volvió un tanto triste, toda su expresión se volvió triste pero no dejaba de sonreír, y asintió. Sentía como la curiosidad me consumía por cada movimiento de cabeza que él hacía, ¿Por qué esa expresión?
— Hu... — Y la curiosidad mató al gato. — ¿Por qué es expresión? — Suavice la pregunta un poco, estaba siendo suave, al fin y al cabo el forastero busca morir.
El albino borró su sonrisa, lo único que no borró fue esa expresión triste.
— Él — El chico del marco rojo empezó a hablar, pero el albino negó con la cabeza. Sacó de su mesita de noche a su lado un cuaderno y un lápiz de tinta azul; "Bingo" Pensé al instante.
Luego de escribir algo en aquel papel, arrancó la hoja del cuaderno, y luego, con ese papel formó un avión de papel. Él me miró, su sonrisa amarga volvió a aparecer, estiró su brazos con el avión en sus manos, ¿Quiere que lo tome? Vaya, ¿Qué ocultas chico azul?.
Y el gato murió por su curiosidad, fue un suicidio.
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