La noche de la explosión

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"Después de la tempestad, nuestra vida y la libertad"

Mi corazón latía a toda prisa, podía escucharlo sobre mis oídos. Me asegure de que nadie me viera rondar por el pasillo, al menos hasta que la alarma comenzara a sonar, abrí la puerta que conducía las escaleras del piso de abajo, baje a toda prisa pero la puerta de abajo no abría estaba atascada. 

—Mierda, me dije a mi misma.

Corrí de nuevo hacia el piso de arriba para cuando escuche voces y entonces la alarma comenzó a sonar, sabia que tenia que salir de ahí de una vez, escuche pasos venir de la puerta me quede quieta detrás, para cuando la abrieron, le solté un codazo en el cuello, mientras le enterré una navaja que llevaba en la mano, cerré la puerta y aquel tipo rodó por las escaleras tome su arma que llevaba consigo, el seguía inconsciente intente derribar la puerta pero era inútil salir de ahí, observe que había un ducto, quite la rejilla que la cubría y me arrastre hasta llegar a otro ducto que me condujera a otro cuarto donde pudiera escapar, observe tras la rejilla que estaba despejado, entonces baje de ahí y brinque hasta llegar al suelo, corrí a toda prisa por los pasillos salí camino a la puerta principal podía observar las luces de las motocicletas que venían tras de mi, en ese instante la puerta comenzó a cerrarse.

La cortina comenzaba a bajar de manera que no tenia opción que mover mas las piernas, en ese instante observe a lo lejos que ella me miraba y gritaba mi nombre pero lo único que hice fue disparar con el arma hacia el rodaje de la motocicleta y justo cuando me deslice para pasar  por debajo de la cortina se escuchó un estruendo, tenia tanto miedo que corrí a toda velocidad tratando de cruzar la carretera hasta llegar a un bosque a lo lejos pude ver que el humo invadía el cielo lo cual indicaba que yo había provocado mas que una explosión de motocicleta.

Mi corazón estaba agitado, tenia tanto miedo, no pare de correr, la noche era obscura no sabia a donde ir, no sabia que podía hacer, estaba atemorizada, quería gritar y pedir ayuda, solo tumbarme en el suelo, era esa sensación tan fría, como si esa mirada tan cruel me estuviera persiguiendo en medio de la oscuridad y me llevara consigo para ser encarcelada,  ahora después de salir de ese horrible agujero.

Guarde el arma en la cinta de mis pantaloncillos, me cubrí bien con la sudadera y corrí todo lo que pude hasta llegar a la población mas cercana, escuche algunos ruidos cercanos así que decidí subir a un árbol y dormir por un momento, al menos el arma me protegería por ahora, eso pensé para mis adentros hasta que escuche una voz y la luz del sol apareció y apuntó a mis ojos.

Decidí seguir mi camino sabia que pronto investigarían los alrededores mas cercanos, no podía quedarme tan cerca de mi propia trampa, comencé a correr de nuevo no sabia que dirección tomar pero lo hice ya que de igual manera el correr o hacer cualquier otro esfuerzo no me agotaba yo era diferente al resto.      

Al llegar a la estación del autobús, no sabia a donde ir solo quería irme muy lejos, pero de inmediato me di cuenta que había que pagar el transporte y entonces decidí retroceder, hasta que escuche la voz de una anciana.

—¿No vas a subir querida?

—Oh, es que olvide el cambio. —Mencione rasgando los bolsillos de mi sudadera.

—Si vas a la quinta de Broklin, lo pagare, si me ayudas con mis compras. —sonrió

—Ah, claro voy a la quinta, mencione errónea sabiendo que no era verdad, tome las compras de la anciana y subí al autobús detrás de ella.



El Imperio De Las GuerrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora