Este mundo esta lleno de secretos y la Nefilim es uno de ellos, uno de los más peligrosos y mortales que existen.
Mitad ángel, mitad humana, Malena no es lo que aparenta ser.
La Nefilim sólo sabe mentir, engañar, manipular. Nadie la cree capaz de am...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EL PODER DE UN NEFILIM
Luna:
Deja yala culpa, dice su voz en mi cabeza.
Para tiesmuy fácil decirlo, respondo viendo a la nada.
Recargo mi cabeza en el vidrio de mi ventana, me encanta la forma en que mi papá acomodó esta habitación, abro un poco la ventana para dejar que el aire frío se cuele por el lugar. Estoy profundamente molesta conmigo misma, si tomara más en serio mi trabajo no habría permitido que esa mujer muriera, debí seguir más mi instinto, debí darme cuenta que había demonios en el bosque.
—¿Puedo pasar? —Giro la cabeza y me encuentro con mi papá en la puerta.
—Claro —Me recargo sobre mi espalda—, ¿pasa algo? ¿Necesitas que te ayude en algo?
Camina con gran lentitud y pone un tazón de helado de limón sobre mis rodillas mientras se acomoda sobre el diminuto espacio que dejo libre de este banco. Mi papá toma mis hombros y comienza a darles un suave masaje, esto me hacía mucha falta.
—Detesto verte de esta forma —Sus manos dejan de masajear mis hombros—, llevas dos días en este estado, no quieres salir de tu habitación, te la vives viendo hacia el patio y sólo te estás auto compadeciendo. Princesa, lamento ser yo quien te diga esto, pero tú estás aquí por una razón, si te quedas en este lugar sólo vas a conseguir que otra persona termine igual que esa mujer y sé que tú no deseas eso.
Sonríe un poco antes de soltarme.
—Disfruta tu helado.
Se va de mi habitación agitando la mano, no sé cómo lo hace, pero siempre consigue sacar lo mejor de mí.
—Gracias, papá.
Me levanto del banco que hizo, tomo mi pantalón negro y cambio mi blusa, acaricio mi hermosa marca antes de ocultarla con la manga. Juro que nadie más morirá en mi guardia.
Esa esla actitud deun Elegido.
Suelto un suspiro lleno de tranquilidad, llamo a Artemis, el arco que más me gusta usar, lo cruzo sobre mi pecho y salgo volando por la ventana, voy a proteger a la ciudad con mi vida.
Malena:
Me pinto las uñas de los pies de un tono azul oscuro, agito la mano para que se sequen más rápido, un feo golpe hace que manche mi cama.
—¿Por qué estabas en el bosque, Malena?
Un escalofrío me recorre toda la espina dorsal, mi tío no suele perder la calma de esta manera y creo que esta es la primera vez que lo veo así de molesto. Quisiera saber quién fue la persona que le contó que estuve en el bosque para poder callarle la boca para siempre, probablemente le envíe a uno de mis demonios para que aprenda a no meterse en mi camino.