Este mundo esta lleno de secretos y la Nefilim es uno de ellos, uno de los más peligrosos y mortales que existen.
Mitad ángel, mitad humana, Malena no es lo que aparenta ser.
La Nefilim sólo sabe mentir, engañar, manipular. Nadie la cree capaz de am...
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ME GUSTA...
Luna:
Conseguí llegar a mi casa antes que mis papás, solo fueron dos minutos, pero fue el tiempo suficiente para cambiarme y fingir que llevaba bastante en casa. Mi papá ha estado actuando un poco extraño, está así desde que supo que me gusta Leonel, cada día es más estricto conmigo y me impone más reglas. Cenamos en un silencio poco habitual, pude sentir la mirada penetrante de mi mamá durante toda la cena, fingí no notarlo, pero fue tan insistente que me ponía de nervios, incluso ahora siento su mirada clavarse en mi nuca.
Terminando la cena jugamos el habitual piedra, papel o tijeras para decidir quién lavaría los trastes sucios, me enfrento a mi mamá que me gana en la primera jugada, después vence a mi papá en su cuarto intento. Mi papá sonríe —lo que es poco habitual porque detesta lavar los trastes sucios— con entusiasmo, tengo el presentimiento de que algo anda mal aquí.
Mi papá lava los trastes mientras yo los seco, me cuenta sobre su día en el restaurante, al parecer creo un nuevo platillo, la verdad suena interesante y bastante apetitoso, pero mi cabeza está más interesada en Leo que en la comida, Leonel Knight es maravilloso.
—Mañana lo pondré en el menú, ¿crees que tenga éxito?
Me salpica un poco de agua en la cara, me limpio las gotas con las mangas del suéter y sigo dándole vueltas al plato.
—No dudo que sea un éxito —Sonrío un poco—, me gustaría probarlo.
Creo que soy una pésima mentirosa, mi papá me arrebata el plato como si supiera que no le presté atención, lo peor es que debe saber en quien estaba pensando, no necesito darle más razones para odiar a Leo.
—Si en verdad quieres probarlo ven mañana al restaurante a probarlo, comamos juntos —Suelta el aire de forma pesada—. Lo estuve pensando un rato, ya no quiero que comas sola, el restaurante está a unas calles de aquí, podrías ir a comer con nosotros en lugar de hacerlo sola, incluso puedes invitar a tus amigos.
Entrecierro los ojos, aquí hay algo raro. Mi papá no suele aceptar que lleve a cualquiera al restaurante, es tan paranoico que cree que alguien le robará sus recetas. Algo está tramando, estoy segura de ello, esto me huele a una trampa suya.
—Entonces puedo llevar a Leonel a comer mañana, estoy segura que apreciará mucho la comida —Lo reto.
Necesito hacerlo enojar para que sus verdaderos planes salgan a la luz, lo conozco, no voy a caer en su trampa.
—Claro, invítalo —Sonríe a la fuerza—, pero creo que eso sería muy incómodo ya que me tomé la libertad de invitar a tu novio, ¿cómo crees que lo tome?
Así que era por eso que no dejaban de mirarme con insistencia, me alegro muchísimo de no tener nada en las manos, de haber tenido aún el plato ya estaría hecho añicos.